El impacto de la pandemia en la educación primaria

Hemos oído innumerables noticias acerca de cómo la pandemia causada por COVID 19 nos ha impactado en casi todos los frentes de nuestra humanidad; nuestras estructurales sociales no son una excepción sino uno de los aspectos que han demostrado ser de los más vulnerables. Desde nuestros sistemas de salud hasta nuestra educación e instituciones religiosas; los cimientos de nuestra vida civil han sido removidos y nos vemos ahora obligados a una re-generación innovativa sin precedente.

El sector educativo ha sido uno de los más afectados por la pandemia por COVID-19.

Desde las última semanas de enero, cuando países como China, Corea del Sur y Japón declaraban la epidemia en sus territorios, la idea de mantener abiertas universidades, escuelas secundarias y primarias o jardines no era una opción. El continuar con “business as usual” suponía una grave amenaza; el movimiento de población que ocurre en las instituciones educativas es de una magnitud demasiado grande como para arriesgar la salud de comunidades enteras.

Varios artículos y webinars se han compartido con respecto a las implicaciones de la pandemia en el sector de enseñanza superior; para universidades y terciarios. Pero se ha hablado mucho menos del impacto en la educación primaria.

De acuerdo a la UNESCO, desde el 20 de marzo aproximadamente unos 124 países han implementado medidas de cuarentena, y más de 1 billón de niños están siendo afectados. Al no saber por cuánto tiempo viviremos en esta nueva configuración de la “normalidad”, los problemas que surgen en la educación de niños y jóvenes no son únicamente los relacionados a cuestiones académicas.

Maestros y educadores se han encontrado en la necesidad de preparar sus clases para el nuevo formato online, muchos de ellos sin haber tenido ningún entrenamiento formal para utilizar la variedad de tecnologías disponibles. Enseñar en forma virtual presenta sus propios desafíos; enseñar a niños de primer grado que aún no saben leer ni escribir, en este contexto presenta desafíos aún más exigentes. El nivel de intervención esperado por parte de los padres o tutores ha de ser, naturalmente, mayor.

Es en el punto anterior donde surge una nueva preocupación. La mayoría de los padres en este momento están manejando un gran número de responsabilidades al mismo tiempo que están intentando mantener su salud física y mental. Trabajar desde la casa, limpiar y desinfectar las superficies repetidas veces al día, salir a hacer las compras de la semana en el menor tiempo posible, mantener a los niños entretenidos, intentar explicarles lo que ocurre en el mundo en este momento y también darles cierta seguridad y confort, mantenerlos en contacto con sus amiguitos, con sus abuelos o tíos o padres/madres que están viviendo en otro lugar. Y, adicionalmente, ocuparse de su educación. Ciertamente, es una tarea excesivamente demandante.

Los ejemplos anteriores refieren a hogares donde el acceso a Internet está disponible y donde los padres pueden hacer compras y traer comida a la mesa. Pero, ¿qué ocurre en los hogares donde los niños no tienen acceso a una computadora, a Internet o a un teléfono celular con conexión? ¿Qué ocurre cuando los padres se han quedado sin trabajo por la pandemia y no pueden traer comida regularmente a sus hijos? ¿Qué ocurre con aquellos padres que están enviando a sus hijos a la escuela para que tengan mejores oportunidades en el futuro porque ellos no han podido ser alfabetizados?

Las instituciones educativas primarias no son únicamente centros donde se imparten conocimientos. Son centrales en sostener comunidades, proporcionando apoyo en la preparación de desayunos, almuerzos y meriendas – siendo en numerosos casos el único medio a través del cual los niños se alimenten regularmente. Las escuelas brindan seguridad y generan un sentido de comunidad; ahora miles de niños no sólo se han quedado socialmente aislados sino carentes de las únicas oportunidades de alimentación y construcción de lazos significativos con las que contaban.

Es probable que luego de que logremos estabilizar de alguna forma cuáles son las nuevas reglas para esta sociedad que está readaptándose y resurgiendo, los niños requieran de apoyo psicológico tanto como los adultos. Quizás esa sea la siguiente pandemia – la recomposición de nuestra salud mental.

En su artículo publicado en LinkedIn, Meghan McQuiggan y otros sugieren una lista de prioridades inmediatas para que los líderes de escuelas primarias implementen. Entre ellas, mencionan:

  • Asegurar la comunicación bilateral: los líderes han de enfocarse en proporcionar soporte a las familias y en mantener a los alumnos involucrados en la sociabilización; no tanto en los posibles logros académicos. Esto se facilitará si la comunicación fluye en ambas direcciones, no tan solo hablando a los padres sino también, escuchándolos.
  • Mejorar la instrucción online: los docentes están utilizando una nueva modalidad de enseñanza que requiere de un gran esfuerzo y entrenamiento, los líderes han de mantener el contacto con los docentes para escuchar sus pedidos y también facilitar espacios de discusión conjunta para compartir prácticas y desafíos.
  • Proveer a los alumnos de opciones no-online: debido al número de alumnos que no tienen acceso a Internet, idear un plan de acción para que materiales físicos como libros, juegos, cuadernillos de actividades, etc. puedan ser recibidos por los alumnos para que continúen con sus estudios.

Estas prioridades ayudarán a las instituciones en corto plazo, pero es necesario que las mismas también planeen para un período de tiempo más prolongado. Algunas consideraciones para planeamiento a largo plazo han de incluir planes de ajuste del calendario escolar, posible soporte de horas extraescolares, idear una estrategia para manejar la falta de información acerca de los estudiantes y cómo estos van a ser asignados a grados y cursos en el futuro, incluir cursos en habilidades como competencias emocionales y reasignar a los docentes a nuevas funciones para evitar despidos, por ejemplo mediante horas adicionales de asesoramiento y feedback.

El texto anterior representa mis ideas y opiniones inspiradas en: What primary and secondary education leaders should prioritize in the era of COVID-19, Meghan McQuiggan en https://www.linkedin.com/pulse/what-primary-secondary-school-leaders-should-era-meghan-mcquiggan/

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