Usar o no usar servicios de localización para el rastreo de casos de COVID-19

Apple y Google anunciaron sus planes de trabajar en forma conjunta en el desarrollo de tecnologías en sus teléfonos que puedan utilizar los servicios de localización para rastrear personas infectadas por COVID-19 y con quienes han entrado en contacto. Esta noticia produjo un furor de comentarios y opiniones, por parte de aquellos quienes se oponen drásticamente a semejante medida y también de quienes no la consideran peligrosa o invasiva en las actuales circunstancias que vivimos.

The New York Times propuso en uno de sus webinars discutir acerca del uso de la tecnología en circunstancias extremas tales como la que vivimos actualmente con la pandemia de COVID-19, en relación a la recolección de datos de la población. Este evento fue presentado por Shira Ovide y Charlie Warzel, ambos escritores para el periódico.

Una de las primeras cuestiones que surgió en el webinar es una inquietud generalizada acerca de la consolidación de poder que compañías como Apple y Google estarían consiguiendo con este desarrollo; una inquietud que es realmente paradójica considerando que nos estamos “preocupando por ser rastreados cuando en realidad ya estamos siendo rastreados” en las palabras de Warzel. Quizás sería interesante plantear la diferencia entre utilizar Bluetooth versus GPS para las localizaciones,  ya que la tecnología de Bluetooth podría en teoría resultar menos invasiva (uno sería rastreado en relación a beacons – en relación a otras personas – y no rastreado por torres de celulares, en relación a dónde uno se encuentra físicamente)

Ciertamente el esfuerzo conjunto de ambas empresas y la magnitud del proyecto son aspectos interesantes, en lugar de presentarse como oponentes en competencia pareciera existir un espíritu de colaboración entre ambas. Esta cooperación facilitaría la implementación de tal tecnología en Estados Unidos, en contraposición con que el rastreo de casos de COVID-19 ocurra utilizando aplicaciones desarrolladas por los seguros de salud. Si consideramos el número masivo de personas que hay solicitado subsidios por desempleo en ese país (22 millones registrados durante la segunda semana de Abril), estas personas también pierden sus beneficios de cobertura de salud, por lo que utilizar este tipo de tecnología mediante grupos de aseguradoras resultaría menos expansivo. Fuera de los Estados Unidos, en países de Europa las diferencias en las leyes de privacidad generarían sistemas tecnológicos más cuidadoso, basados en la participación activa de los usuarios en el ingreso de su información al momento de su instalación.

Surgieron también preguntas relacionadas con la posibilidad de desactivar esta tecnología una vez pasada la pandemia o si realmente ésta será efectiva en rastrear todos los casos de personas infectadas por COVID-19 y sus contactos. El comentario de Charles Warzel al respecto es acertado, “la perfección no debería ser el enemigo del bien común, cuando se trata de humanos las cosas no pueden ser 100% perfectas”. Pero también es válido pensar en cómo luego del escándalo en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016 la percepción de la industria tecnológica fue de pérdida de confianza y llevó a las personas a inevitablemente pensar que éstas son demasiado poderosas para su propio bien y para el bien del resto de la humanidad. Quizás en estas iniciativas de colaboración entre empresas, y entre empresas y gobiernos la dinámica de poderes puede balancearse.

Es muy difícil proteger nuestra privacidad en este momento, ya que estamos haciendo demasiados sacrificios para continuar viviendo y trabajando día a día. Aún así, es importante sostener la presión sobre estas compañias acerca de cómo recolectan nuestra información – la mentalidad de “tenemos que hacer esto ahora como sea y luego lidiaremos con el deshacer todas las acciones de emergencias que pusimos en juego dentro de unos 3 o 4 años” que llevó a estas empresas en espiral descendente desde 2016 ya no debe volver a ser parte de sus estrategias.

En este momento de crisis global, las grandes empresas tecnológicas como Google y Apple tienen la oportunidad de realizar lo que siempre se han propuesto como meta: construir alcance a escalas sin precedentes. Pero esta vez, hacerlo para el bien común y no únicamente para obtener información de sus usuarios.

El texto anterior representa mis ideas y opiniones inspiradas en: Coronavirus, Tech and Data, The New York Times en https://services.choruscall.com/links/nytco200415_1600.html

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