
Salud o economía, ¿cuál necesita más protección?
Muchos se preguntan: ¿Es más importante que se mantenga la producción de bienes y servicios o que se proteja la vida de las personas? Una respuesta lógica y rápida sería que la prioridad es proteger la vida; pero si las personas no pueden ir a trabajar y producir ¿Qué comerán? ¿Cómo llegará el agua o la electricidad a sus casas sin que haya gente que trabaje para lograrlo? ¿Si no mueren por la enfermedad, morirán de hambre?
Por otro lado, si la gente va a trabajar, se enferma y muchos mueren ¿Qué pasará con las empresas? ¿A quiénes venderán lo que producen? ¿Podrán seguir siendo lo grandes que eran antes de la crisis?
“El primer gran dilema del siglo XXI” ha puesto contra la pared a los gobiernos de todo el mundo, sin importar si su modelo es capitalista, socialista o comunista. Porque en esencia todos deben preservar la vida de sus gobernados.
La OMS (Organización Mundial de la Salud), ha sido enfática, al indicar que al no haber vacuna contra el virus, la única herramienta de la que se puede echar mano, es la cuarentena. Con esto ha dejado a los gobiernos con una recomendación: si quieres salvar más vidas, los ciudadanos no deber salir a las calles, deben quedarse en casa; pero ¿Por cuánto tiempo?
El margen de maniobra de los gobiernos se ve reducido, ante una opinión pública más informada y que gracias a la globalización puede saber en tiempo real, qué decisión tomó un país y cuál tomó otro, y comparar.
Fórmulas para enfrentar la pandemia.
En el Reino Unido, optaron por desatender la estrategia de la OMS y en una declaración a los medios internacionales, su Primer Ministro, Boris Johnson, apostó por la opción de mantener la economía saludable y dejar que el virus siguiera su curso natural. Lamentablemente morirían muchas personas a causa de él; pero los sobrevivientes mantendrían el estilo de vida que llevaban antes de la crisis, gracias a que la producción no habría parado.
Poco duró la estrategia y después de ver incrementada la curva de contagiados y muertes, decidieron tomar la recomendación de la OMS. Unos días después de cambiar de estrategia, el Primer Ministro era hospitalizado con el virus y más tarde por fortuna lo superó.
Suecia, Estados Unidos y Brasil en Latinoamérica, fueron otros de los países que optaron por una estrategia similar a la del Reino Unido, aunque cada uno con sus particularidades, ahora también han cedido ante las indicaciones de la OMS, dada las cifras de contagios y muertes.
La resolución de situaciones como estas, son multifactoriales; es decir, que tienen muchas variables que hay que considerar. La salud de millones de personas es una; pero el cómo mantenerlas alimentadas, saludables y seguras durante 30, 60, 90 días o más, es otra. La segunda ha sido el argumento de gobiernos que han escogido en algún momento el no hacer la cuarentena.
Economía en cuidados intensivos.
Una crisis económica como la que se produciría, según los modelos econométricos, pudiera dejar a la población mundial alejada del bienestar que tienen hoy. La crisis sería nada menos que la peor en casi 100 años.
Kristalina Georgieva, directora financiera del FMI (Fondo Monetario Internacional), que ha anunciado que distribuiría US$50.000 millones a clientes que lo necesiten luego de la crisis, proyecta un crecimiento negativo de 170 países. La recuperación, que según, no comenzaría antes de abril de 2021, demandará cientos de miles de millones de dólares, que sobre todo los países que están en vías de desarrollo, tendrán que solicitar a organismos como este o el Banco Mundial, que ha prometido alrededor de 160.000 millones de dólares.
Para el cierre del mes de marzo de 2020, según fuentes de la ONU, unos 3.300 millones de personas están sin trabajar. Eso representa el 81% de la fuerza laboral del mundo.
El dragón asiático se queda sin aire.
En 2003 el SARS golpeó con unos 40.000 millones de dólares en pérdidas a la economía global; pero este impacto parece que será apenas un pequeño resfriado al lado de lo que el COVID 19 ocasionará.
Hoy China crece a una tasa de 6% anual, en 2003 lo hacía a una de 10%, así se desprende de un informe reciente del Instituto Peterson de Economía Internacional.
Es bien conocida la demanda de recursos energéticos de ese país para movilizar su producción de bienes y servicios, eso significa que sus proveedores de servicios y materia prima tendrán menos ventas.
La pandemia estalló en el peor momento para la industria petrolera, sumida en una guerra de precios y estos, han llegado a estar cerca de los 30$. Por su parte, las líneas aéreas están en terapia intensiva y sin duda no podrán superar la enfermedad sin una buena dosis de recursos.
Entretanto las bolsas de todo el mundo parecen una montaña rusa.
Italia, que fue el primer país de Europa en confinar a toda su población, estaría perdiendo en los primeros 6 meses, 45.000 millones de euros, el 10% de su PIB. Cada semana pierden unos 14.000 millones de euros, tienen a 7, 4 millones de trabajadores paralizados, con las consecuencias económicas, de salud física y mental que eso supone. El turismo que representa el 13,1% de su PIB está en cero.
En el caso de España, la caída del PIB podría ser del 20%, según datos de Deutsche Bank. Eso en dinero son unos 250 mil millones de Euros.
El Instituto Mckensey estima que EEUU verá una contracción del consumo de entre 25 y 30%, en el trimestre de abril, mayo y junio 2020. El consumo mundial podría caer entre un 40 y 50%.
Los hábitos de consumo y las prioridades serán otras al salir de la pandemia y las empresas deberán prepararse para enfrentar este nuevo reto.
Quizás ahora es momento de repensar nuestras viejas costumbres. Aquello que dábamos por sentado, ya no existe en esta nueva configuración, donde es necesario pensar en forma global y unificada para eventualmente volver a respirar sin usar barbijo ni tapabocas. Esta vez no podemos hacerlo de forma individual, no hay fórmulas que funcionen en aislamiento – paradójicamente, aunque esto sea lo que se nos está pidiendo. En este momento las ideas que compartamos como humanidad son aquellas que nos ayudarán a superar las dificultades que esta pandemia nos arroja día a día.
El tan mencionado cambio de consciencia, aquel que desde el año 2012 se menciona en grupos un tanto más enfocados en los aspectos espirituales, es hoy real. La consciencia del uno por la consciencia del todo. Del todo en el cual estamos incluidos todos. Humanos, animales, vegetales. Todo lo que hace que nuestro mundo sea nuestro. Nuestras tradiciones y costumbres, nuestra cultura, nuestra herencia. Preservar nuestras vidas ahora es responsabilidad de todos.
La cifra que los expertos han considerado como razonable para pérdidas en este siglo por concepto de epidemias, que cada vez serán más comunes, asciende a la astronómica suma de 6 billones de dólares.
Entonces la pregunta ahora es, ¿qué haremos frente a esta realidad? ¿Qué haremos cada uno para cuidarnos y qué haremos para cuidarnos entre todos? ¿Cómo ayudaremos a reconstuir nuestro mundo desde otra perspectiva de cambio radical?
El texto anterior representa mis ideas y opiniones inspiradas en: Bloomberg, el economista.es, finanzas.com y BBC News.