Perfect (Rachel Joyce)

El temor a no ser aceptado como se desea, crea un verdadero monstruo en cada mente, un monstruo que va alimentándose día tras día de supuestos y cargando la vida con un peso que aplasta cualquier posibilidad de enfrentarla tal y como es, con simpleza, con verdad.

Leer el libro “Perfecto” de Rachel Joyce, lleva de inmediato al lector a imbuirse en una serie de situaciones y sucesos en los que los conflictos humanos afloran y dejan ver lo complicado que puede ser algo simple, como vivir una vida con sus altas y bajas, compartir con la familia, amigos, sin someter esos pequeños placeres a suposiciones que le van quitando el gusto a las cosas y que van cargando de pena y mentiras a las personas. Eso se aprende desde que se es un niño.

¿Por qué todo tiene que ser tan complicado?

Es una pregunta sencilla; pero difícil de responder, tal vez la respuesta solo sea, que la naturaleza del ser humano es tan compleja como lo es el pensamiento.

En la novela, Joyce presenta una conmovedora historia en la que Byron, un niño de 11 años, se abre camino en la Gran Bretaña de los años 70. Al tiempo que Jim, un personaje cincuentón, que ocupa importancia en la segunda parte de la obra, sufre de una condición mental que le hace ver la vida de forma muy diferente a la mayoría.

Byron, tiene a un gran amigo llamado James, ambos están en el mismo colegio, que está lejos del pueblo. Es privado y van allí porque al del pueblo asiste todo el mundo. James es muy inteligente y siempre le brinda a su amigo datos muy interesantes.

 

“El elemento clasista empieza a mostrar la importancia que tiene en la novela”.

 Un día Diana, quien es la madre de Byron, apremiada por el tiempo toma un atajo para llevar a la escuela a sus hijos, porque también tenía una niña. Mientras la madre conducía su Jaguar, con la presión que llevaba, Byron que había sabido por su inteligente amigo que se agregarían dos segundos al tiempo para poder equilibrar la hora con el movimiento de la tierra, ve su reloj y se da cuenta retrocede 2 segundos, distrae a su madre con la situación, que para él era algo sumamente importante y preocupante.

Un descuido, justo en ese tiempo hizo que el niño se diera cuenta que ya nada volvería a ser como antes. Y es que, en la confusión, Diana había atropellado a una niña que iba en bicicleta y siguió sin inmutarse porque no se dio cuenta, solo había un testigo y era Byron.

Conectarse con la lectura y entrar de lleno en la historia, puede hacer que cualquiera piense ¿Qué estará pasando por la cabeza de ese niño en un momento así?

No dice nada, solo su mejor amigo le servirá de confidente y junto a él, quien además estaba enamorado de Diana, deciden crear el plan perfecto, para salvar a la madre de Byron, protegiéndola de la verdad.

El manejo psicológico de estos dos personajes, es brillante. Parece que Joyce, hubiese estado en la cabeza de un niño para llegar a una solución como la que dieron los dos al problema.

La vida perfecta.

Diana, era una doña perfecta, que manejaba todo de manera impecable, todo en su lugar, todo calculado. Por su parte su esposo Seymour quien era muy controlador y de trato neutro, junto a sus dos niños formaban una familia de clase media.

Byron era un niño muy inocente; pero aun así podía apreciar que algo no estaba bien, veía la fragilidad del matrimonio, esos dos segundos para ajustar el tiempo, desde la psicología del personaje, habían acabado con lo perfecta que era su vida.

 

“¿Qué cosas pueden pasar por la mente de un niño? ¿Cuánto valor le dan los padres a la visión del mundo en el que viven sus hijos pequeños? ¿Cómo puede verse afectada la salud mental de un niño bajo ese tipo de presiones?”

 La mentira.

La madre de Byron, era impecable, vestía de manera divina, con faldas estilizadas, zapatos de tacón puntiagudo que combinaba elegantemente con bolsos, así le gustaba verla decía Seymour, su celoso esposo. Las otras madres vestían ropa más ordinaria.

El niño sentía que su madre era infeliz y su preocupación creció cuando se hizo amiga de Beverly, una mujer más común y que resultó ser la madre de la niña que ella había arrollado. ¿Hay que imaginar la angustia de aquel niño, de apenas 11 años?

Diana, hace regalos a Beverly y Jeanie, su hija, organiza encuentros para compartir. La madre de Jeanie no puede dejar de sentir envidia por lo favorecida que ha sido la vida de Diana. Byron cree que todo está cerca de derrumbarse, al tiempo que su madre parece dejar fluir sentimientos de su pasado.

Organiza un concierto para recaudar fondos y así poder ayudar a Jeanie con la lesión importante en su pierna que le produjo el arrollamiento. Las suposiciones, el miedo, la mentira agobian al pequeño.

Hay cosas de las que las personas no se pueden desprender.

En la segunda parte del libro, ahora en el presente, la autora exhibe, en otro ambiente, ya no cálido como el primero, sino más bien frío, la atracción de Jim por Eileen.

 Jim, vive en una autocaravana, ha estado en tratamiento en un psiquiátrico por una condición mental que tiene; pero se pierde algunas visitas que son necesarias. Él trabaja muy duro para mantener el empleo que tiene en un café. Día a día limpia cada mesa con vehemencia, evitando siempre que puede, al desagradable que tiene como gerente.

Su trastorno obsesivo compulsivo (TOC) hace que, en sus ratos libres, busque un alivio de tanta rutina en un mundo que no le entiende. Aunque simpático, es un personaje al que le tienen miedo y lo consideran tonto. Su mayor temor es hacerle daño a alguien, él tiene su amor; pero es algo que parece estar fuera de su alcance.

 

“El TOC, es la idea, temor, acto que se presenta repetidamente y es sentido por el individuo como forzado, impuesto contra su voluntad”.

Dors, f (1978).

 

En esta historia se presenta, de manera menos dramática y con elementos humorísticos un aspecto de la vida que está frente a las caras de todos y que pocos se atreven a ver. Según estudios bien fundamentados, el 3% de la población padece de algún trastorno obsesivo compulsivo.

Perfecto, es un mundo donde el caos reina, solo que no se muestra. Lo que parece ser no lo es, sino más bien es lo que se desea que parezca.

En este escrito expreso mis ideas y opiniones inspiradas en la obra “Perfecto” (Rachel Joyce) quien fue durante años una reconocida actriz de teatro y de la televisión británica.

 

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