ENTREVISTA

ITALO GALLARDO

Ítalo Gallardo es una de los miembros fundadores de La Laura Palmer

Ítalo Gallardo es una de los miembros fundadores de La Laura Palmer un colectivo multidisciplinario conformado por Pilar Ronderos, Italo Gallardo y Roberto Collío. La compañía se origina en el 2008 con el objetivo y la inquietud de buscar nuevas formas de contar historias. Pero es desde el 2011 que incursionan en el teatro documental, el cual los ha llevado a una curiosa y muy interesante evolución dentro del teatro chileno.

Ítalo junto a otros miembros de la compañía se encuentran actualmente varados en México debido al contexto de confinamiento mundial que estamos atravesando. Por medio del WhatsApp nos logramos comunicar con él para hacerle las siguientes preguntas.

Ítalo, en tus palabras ¿Qué es el teatro Documental?

El teatro documental trabaja con la idea de realidad o con esta convención que entendemos como realidad, más que con capas de representación o ficción, disminuyéndolas al mínimo. Para eso se utiliza diferentes estrategias y formas de llevar a escena los archivos y registros de documentos con los que se trabaja. Y de ahí van a varias las diferentes técnicas o formas de investigación. Es así como tienes lo que hace Remini Protokoll que trabajan más con actores o lo que hace Lagartijas tiradas al sol que trabajan más con el archivo histórico y documentos.

¿En qué se diferencia el teatro documental que tú haces?

Bueno, nosotros hacemos específicamente teatro documental y biográfico. Porque uno podría hacer teatro documental solo con archivos y documentos y no necesariamente meterse con la biografía. En ese sentido nuestro trabajo está súper emparentado con el de Vivi Tellas, una argentina que inventó el concepto de biodrama que tiene que ver con tener la biografía como material principal. Además, trabajamos con mayormente con no actores y las personas que están en escena son quienes protagonizan los relatos que van contando. Para nosotros lo más importante tiene que ver con ese cuerpo que está en escena, el cuerpo del testigo, el cual se convierte en una especie de médium o dispositivo que media entre el espectador y el pasado. El cuerpo del testigo como un elemento o dispositivo privilegiado para acercarse a esta realidad o verdad que uno quiere encontrar en el teatro documental.

¿Cómo nació La Laura Palmer?

La compañía se armó en el 2008. Antes hacíamos un teatro mucho más hermético, muy distinto a lo que hacemos ahora. Nuestras tres primeras obras tenían un referente más cercano al teatro de la memoria en Chile, de David Linch, mucho más oscuro. Pero en el 2011 empezamos a investigar en estos otros formatos de realización con lo documental y biográfico, en el 2012 hicimos la primera obra, y de allí para adelante hemos hecho nueve documentales de ese tipo, en diferentes momentos y con diversas temáticas en cada uno de los trabajos.

¿Qué han venido haciendo y que proyectos tienen a futuro?

La primera obra que hicimos se llamó Juan Cristobal, casi al llegar a Zapadores, donde estaban mis dos abuelas en escena, luego está Hija de Tigre, una obra que dirige la Pilar (Pilar Ronderos) sobre tres hijas que hablan sobre sus padres, todas con algún tipo de quiebre con esa figura paterna. Los que vinieron antes, donde esta vez están mis dos abuelos en escena, donde utilizamos algunos quiebres con respecto al dispositivo escénico, hubo un museo y luego una conversación con mis abuelos. Y las ultimas que hemos hecho Amanecerá con escombros sobre el suelo que es una obra sobre el terremoto del 2010 en Concepción, y finalmente A este lado del rio solo el silencio para la cual vinimos a Guadalajara. Era un audio recorrido documental que trabajamos específicamente en el barrio de Analco, barrio antiguo de Guadalajara donde ocurrió una serie de explosiones de gaseoductos en el año 92. Fueron ocho kilómetros de gaseoductos que explotaron y según las cifras murieron doscientas personas, pero en realidad murieron más de mil. Historia llena de negligencias, injusticias, sin aun hallar culpables. La obra es un recorriendo por el barrio por donde fueron las explosiones y vas encontrándote con las personas que cuentan sus relatos en el audio a la vez que se encuentran presentes en distintos puntos del recorrido.

 

Y a futuro… en este momento estoy realizando unos talleres en línea y la verdad andamos esperando a ver que va a pasar. Con todo esto no sabemos cuándo van a abrirse los teatros nuevamente. Teníamos una temporada en Chile cancelada y el remontaje de una obra, nada de esto se va a poder realizar, pero aun así estamos viendo que hacer. Es complejo adaptarse tan rápido a la tecnología. Hace poco salió un texto de Naomi Klein que habla sobre la idea de sospechar de una adaptación tan rápida hacia esta nueva realidad donde la tecnología juega un papel principal. Ella habla de cómo el neocapitalismo liberal se aprovecha de los momentos de crisis para poder instaurar medidas económicas que en otro momento no se podrían establecer. Se aprovechan las crisis sociales, atmosféricas, ambientales, como en este momento donde nos encontramos ante una tragedia mundial, en un escenario súper especifico. Y ahora rápidamente estamos aceptando sin preguntarnos mucho, como si ésta fuera la nueva forma de relacionarnos, de habitar el mundo, de hacer y de vivir la cultura. Obvio que hay que adaptarse, pero creo que se debe hacer de manera crítica, “con una pata adentro y otra afuera” me parece súper necesario. En esa misma línea estamos evaluando, ciertamente estoy haciendo un taller de teatro en línea, pero buscando de qué manera subvertir eso. Vamos a intentar armar otro dispositivo e intentar involucrar a las personas que están en sus casas en el juego teatral, dando a conocer la existencia de una performatividad sobre la persona que está recibiendo los materiales. En esa misma línea estamos tratando de inventar otras cosas…

¿Cómo se quedaron varados en México?

La compañía vino a Guadalajara a principios de febrero para trabajar en nuestra última obra y al concluir el 15 de marzo nos enrumbamos el 16 para la playa con un grupo de amigos que conocimos en el festival, toda gente de teatro, producción y cine. La idea era pasar cinco días, pero a la mitad de nuestra estadía nos avisan que los vuelos se habían cancelado, empieza a explotar esta huevada del coronavirus en todas partes, nuestro trabajo se cancela, se mueve todo, Chile entra en fase 4 y decidimos quedarnos. Justo hoy cumplimos dos meses aquí.

¿Cómo ha sido vivir la cuarentena? ¿En qué contexto les ha tocado vivir esto?

Vivimos en una casa rústica del papá de uno de los amigos que conocimos en Guadalajara. El la construyo en este pueblito llamado Higuera Blanca, a cinco horas de Guadalajara, muy cerca a Puerto Ballarta, un lugar muy sencillo. La casa es abierta, solo tiene una habitación grande, también abierta, con intentos de cierre y de ventanas, pero sin éxito. La casa tiene techo, aquí se le llaman palapas, construcción que se hace con hojas de palmera y madera. Aquí vivimos los siete. Hemos tratado de generar dinámicas de organización y seguridad, salimos a comprar cada diez días provisiones. Nos ordenamos, cada uno se encarga de un espacio, igual con la limpieza. Tratamos de entretenernos con lo que podemos. Hemos armado un Catan (juego de mesa) con cartones de las chelas y de la comida. Jugamos, conversamos un chingo, nos peleamos también de pronto, ya que el encierro obviamente es complejo.

Ha sido una experiencia súper particular vivir en comunidad. Una conexión con otras formas, con otros ritmos. Vamos a la playa cuando podemos porque no siempre se puede salir. Pero tenemos una vista preciosa, hay un chingo de bichos, estoy todo picado, hay murciélagos que viven aquí mismo e iguanas que habitan el entretecho, el otro día cayo una culebra en la cama de uno de nosotros. Vivimos en este contexto tropical conscientes de que es un privilegio a pesar de todo. Creo que nos hemos salvado de no enloquecer, muchas personas ya están cumpliendo dos meses de encierro y se presentan situaciones extrañas. El anhelo de poder abrazar gente, de volver a dialogar cara a cara.

Aquello que haya aprendido o no, creo que las voy a saber después, pero por ahora estamos muy metidos en medio de la ola, sin saber qué hacer con nuestras vidas, sin embargo, la incertidumbre ya dejó de asustarme, he pasado a abrazar la incertidumbre, entendiendo que todo está cambiando. En ese sentido es una gran oportunidad de hacer lo que quieras, no quiero sonar como hippie optimista, pero si quieres cambiar radicalmente lo que venias haciendo lo puedes hacer. Evidentemente el teatro como lo conocíamos va a tardar en volver, quizás un año o dos. Y uno no puede estar parado dos años… o quizás si (risas), podríamos invernar dos años y plantar papas hasta que vuelva todo, así de abierto.

 

¿Qué pasará con tu oficio a futuro? ¿Y qué crees que pueda salvarnos?

Pienso que dentro de estas nuevas posibilidades tecnológicas tenemos que buscar que es lo distinto del teatro, que es lo que hace que uno quiera seguir haciendo teatro o porque lo hacía. Y para mi tiene que ver con algo fundamental, que es la idea de comunidad. Esta sensación de comunidad perdida, en el caso de Chile por la dictadura, en el caso del mundo por mil y un razones, pero creo que hay que tratar de recuperar la posibilidad de confiar en otras personas y mirarlas con tranquilidad, poder conversar profundamente con ellas, y en ese sentido el cine puede generar esas cosas, pero hay una co-presencia, la posibilidad de poder estar en vivo, presente, en el teatro. Evidentemente nuestro contexto ataca justamente la idea de la co-presencia, no podemos estar juntos, no podemos compartir, pero hay que buscar otras formas de estar presente y poder afectarnos, desde la distancia, a través de la tecnología u otras formas. 

Creo q debemos recuperar el concepto de comunidad, a pesar de nuestras diferencias y lo complicado de coexistir, debemos lograr ser un grupo de humanos que se cuidan. Pensar en colectivo.