
No comenzó contigo, Mark Wolynn
La ciencia se conecta con las más antiguas creencias ancestrales y en otro lenguaje argumenta, justifica, corrobora lo que antes era un pensamiento aceptado y seguido, sin ciencia, solo formaba parte de una vida rica en misticismo. Muchos se unen a este tipo de concepciones.
El libro de Mark Wolynn, “No comenzó contigo” pudiera dar soporte a quienes piensan de esta manera. Para otros es un descubrimiento afortunado y para otros, solo es una moda mística en la que se refugian muchos.
Se trata de una obra que, con base científica, según indica el autor, explica cómo las personas heredan traumas que terminan definiéndolas y le ofrece, al mismo tiempo, el camino para cerrar esos ciclos.
Conexiones tóxicas a través del tiempo.
Un joven que había nacido en Camboya poseía una conducta que lo autodestruía descubrió que el trauma que padecía tenía que ver con el asesinato de su abuelo y eso no le dejaba vivir.
Una madre que vivía aterrorizada con la idea permanente de que su hijo pudiera morir en cualquier momento supo que sus abuelos quedaron severamente traumatizados con la muerte de dos de sus hijos cuando emigraron a los Estados Unidos. Eso era algo que cargaba consigo, no era consciente y no sabía cómo ese dolor y ese sentimiento de desesperación de sus abuelos, pudiera conectarse con ella.
“Las relaciones tóxicas pueden hacer un daño terrible; pero detectarlas a tiempo pueden evitar muchos problemas en la salud emocional y física de las personas. Un individuo puede establecer una relación tóxica con un objeto, una persona o una situación”.
Detectar el efecto tóxico puede conducir a buscar una solución, ya sea que se haga a través de una profunda introspección o que se deba recurrir a un especialista para que con su experiencia haga que la persona afectada entre en consciencia del problema que acusa.
El tener la consciencia de lo que le perjudica, el siguiente paso es buscar una solución. Esta puede llegar con los mismos métodos usados para detectar el problema. Pero, a veces, las personas no cuentan con la preparación para llevar adelante el proceso.
Por un momento imagine, lo que puede significar que lo que la perturbación, ese elemento tóxico, no ha nacido de la persona que lo padece, sino que proviene de algún ancestro cercano que quizás, ya ni siquiera está en el plano terrenal.
¿Cómo puede ser posible que un trauma sufrido por un antepasado cercano o lejano pueda afectar a alguien en el presente?
“No comenzó contigo”
Es un libro que tiene su soporte en investigaciones hechas a lo largo de muchos años por expertos en el área del estrés postraumático como el Psiquiatra Bessel Van Der Kolk y la neurocientífica Rachel Yehuda.
Ellos, junto a otros investigadores, han realizado estudios sobre el dolor crónico, la ansiedad, la depresión, las fobias y los pensamientos obsesivos. Sus resultados son muy convincentes y es que el cerebro y sus conexiones químicas o lo que se ha aprendido a lo largo de la vida, pueden no ser la raíz de los problemas comentados.
Mark Wolynn, es líder de un movimiento mundial que trabaja en los traumas familiares heredados. Las Constelaciones Familiares, es algo de lo que, gracias a él, se oye hablar más cada día. Psicólogos y psiquiatras se han venido incorporando a esta forma de resolver los traumas de los pacientes desde una perspectiva familiar. Están de acuerdo con que es tal la información que conecta al grupo familiar, que tiene el poder de transmitirse como la herencia.
Mark se graduó Summa Cum Laude en Psicología en la Universidad de Pittsburgh y su especialidad es el trabajo con pacientes que sufren de depresión, miedos, ansiedad, pánico, pensamientos obsesivos y dolor crónico.
El origen del problema.
Todo señala que los traumas pueden venir de los padres, los abuelos y bisabuelos. Dicho de otro modo, una experiencia traumática de un abuelo puede transmitirse a un nieto, incluso si el primero ha muerto y poco importa que tan oculto esté el trauma en la familia.
Mark Wolynn, quien es un pionero en este campo, dice que estos traumas heredados, por lo general, no son fáciles de detectar por quien los padece, porque están ocultos en lo más profundo de su mente. Pero hay códigos que un experto observa y estos pueden estar en la carga genética del individuo o en el lenguaje que usa.
Leer sobre epigenética, sobre cómo puede una experiencia traumática transmitirse por medio de cambios a nivel químico en el ADN, es una manera de viajar en el tiempo que resulta increíble.
“Abordar un problema comenzando con la frase, que ese problema no comenzó con Ud., tiene un poder tremendo, porque es algo muy reconfortante que le digan que Ud. no tiene la culpa del problema”.
Cerrando el círculo.
Si el problema no lo creó la persona ¿Por qué tendría ella que resolverlo? Es una respuesta que solo puede dar quien padece el trauma. Cualquiera que no lo tenga diría que lo obvio es que resolver el problema le quitaría de encima el trauma o el padecimiento.
El interés en resolver lo que le afecta es fundamental y afortunadamente tiene una mano amiga en este libro de Mark Wolynn.
De la pluma del autor, en el libro surge una guía para autoayudarse. Mark indica cómo se puede identificar un trauma que se haya heredado. Ofrece las claves que tienen que ver con palabras ansiosas que siempre usa, con el sufrimiento de síntomas físicos inexplicables, con los comportamientos que no tiene ni idea de por qué actúa de esa manera, miedos, todo está codificado.
La obra también entrega la forma de hacer un mapa de eventos que generaron algún trauma en su familia y que tienen ese ciclo traumático abierto. Además, se pueden conseguir oraciones, ejercicios de visualización y otras prácticas para cerrar ese ciclo vicioso.
Esta lectura plantea una interesante forma de abordar problemas que aquejan a muchas personas y para quienes la salida planteada por el autor es una opción. Wolynn parte de la premisa de que una imagen de temor puede convertirse en una que provea de mucha fuerza y sanación, solo es cosa de aprender cómo lograrlo.
En este escrito expreso mis ideas y opiniones inspiradas en la obra “No comenzó contigo” del autor Mark Wolynn.