La actualidad y el destino del teatro en cuarentena

No existe ninguna otra expresión artística que impacte más al ser humano que la que se experimenta al ver una obra de teatro. Es la conexión más profunda y directa entre audiencia-artista que ha acompañado hombres y mujeres de todas las épocas. Sin embargo, no caben dudas de que existirá un antes y un después desde que, a principios de marzo de este año, el virus Covid-19 comenzó a cerrar las puertas de todos los espacios recreativos y culturales del mundo. Debido a su naturaleza física, las artes escénicas serán aquellas a las que los nuevos protocolos de distanciamiento social afectarán de manera más notoria. ¿Cómo será la experiencia de producir y contemplar una obra de teatro una vez que se flexibilicen los protocolos de recreación social? ¿Volveremos a disfrutar de este inigualable arte como antes o todas las obras se asemejarán a un episodio de ER?

 

Cuando las salas de teatro de Broadway cerraron sus puertas durante la ola de contagios de coronavirus que asoló a Nueva York en el mes de marzo de este año, su fecha de reapertura se estimó para el mes de junio. Sin embargo, el 12 de mayo la Liga de Broadway (organización que nuclea a las salas de teatro de la histórica avenida neoyorquina) debió posponerla nuevamente hasta el 6 de septiembre. Es que Nueva York fue una de las ciudades más golpeadas por la feroz pandemia de Covid-19 que automáticamente provocó una masiva cuarentena en los principales centros urbanos de todo el planeta.

 

Por tratarse de una actividad que demanda un contacto físico directo entre las personas, las artes escénicas serán las últimas en poder retomar sus actividades. Lamentablemente, y a pesar de su enorme valor cultural y espiritual, esta es una actividad que no se encuentra entre las prioridades más urgentes para atender por parte de ningún gobierno del mundo. Pensando tanto en la salud de los artistas como en la de los espectadores, la mejor opción por el momento es mantener cerradas las puertas de los teatros. Por suerte, los integrantes de este maravilloso arte se destacan por su creatividad (muchas veces debiendo ensayar “imaginando” una escenografía) y, gracias a la tecnología, aún pueden rebuscárselas para continuar creando y produciendo obras –aunque más no sea- en un formato digital.

 

Por supuesto que de esta manera se pierde mucho de lo que realmente destaca al arte escénico del resto de las artes visuales: la experiencia en vivo. Actualmente, los actores, guionistas y directores se conectan vía Skype para desarrollar nuevas obras y compartirlas con su audiencia. Pero, ¿acaso las personas no pensarán que, en definitiva, estarían viendo una película de bajo presupuesto en lugar de una “obra de teatro”? Sin dudas, todos entienden que estas son medidas provisorias y que (con mucha suerte) las cosas volverán a su normalidad una vez que el control de la pandemia les permita a las salas de teatro reabrir sus puertas. Los amantes de este milenario arte seguramente brindarán su apoyo a quienes viven de representar obras teatrales: se trata de un público cuya ferviente pasión no admite substitutos.

 

¿Convertirán los protocolos post-pandemia al arte escénico en una extravagante puesta en escena que semeje más a la guardia de un hospital que a una obra teatral? Artistas con barbijos y guantes de látex que deban mantener al mínimo el contacto físico no es precisamente la imagen que uno tiene de una representación artística en vivo. De tener que mantener los actuales protocolos de manera indefinida, lamentablemente cada obra de teatro se convertirá en un dramático y nostálgico recordatorio de aquellos tiempos en los que la sociedad gozaba de una irrestricta libertad.

A pesar de las inmediatas ayudas monetarias que los gobiernos de países como Inglaterra y los EEUU asignaron a las compañías teatrales, muchos se preguntan si a largo plazo esto será suficiente para mantener con vida a los principales referentes de este medio. Si bien los artistas teatrales pueden catalogarse como optimistas por naturaleza, todos ellos saben que el dinero de estos subsidios en algún momento podría rebajarse a cero. Más aún, en países del tercer mundo esta colaboración estatal es realmente anémica, dejando a los artistas en una nube de desamparo e incertidumbre. De acuerdo a la evolución de la tasa de contagios en cada país y ciudad del planeta, las restricciones a actividades como las obras de teatro se verán más o menos flexibilizadas, algo que inquieta profundamente al sector. El capital humano de este arte también se ve en peligro: ¿cuántos prometedores actores deberán elegir otra carrera al ver que su futuro en esta actividad no cuenta con la suficiente seguridad y continuidad laboral?

 

Si bien los actores son la cara visible del arte teatral, detrás de ellos se encuentra un gran conjunto de personas que, repentinamente, se han visto sin posibilidades de trabajar. Guionistas, directores, coreógrafos, vestuaristas, teloneros, –por nombrar solamente a algunos- son parte de un grupo colectivo de colaboradores quienes la mayoría de las veces no cuentan con la seguridad de un sueldo fijo y los beneficios de un trabajo formal. Hay que tener en cuenta que, salvo en las grandes obras de circuitos teatrales como Broadway, esta es una actividad que no se caracteriza por ser muy lucrativa. Muchos de los integrantes del universo teatral deben trabajar en diferentes obras y salas de teatros para poder llegar a fin de mes y sus magros ingresos fueron severamente cercenados por los protocolos de la cuarentena del coronavirus.

 

El teatro es una de las expresiones artísticas más grandiosas jamás creadas por el ser humano y las autoridades de todo el mundo deben reconocer su importancia como corresponde. Por supuesto que es comprensible que, actualmente, los gobiernos de cada país tienen otras prioridades más urgentes, siendo la economía y la salud los que más demandan su atención. En definitiva, una salida al teatro (sobre todo si por ello surgen nuevos brotes de contagio) quedará al fondo de una lista cuyos principales lugares son ocupados por cuestiones económicas: pérdida de empleo, cierres de fábricas, reactivación de la producción, etc. Pero también se debe reconocer que, en momentos en que la cuarentena disminuye los estados de ánimo, nada puede necesitar más nuestra sociedad que la experiencia humanizadora que genera una obra de teatro en vivo y directo. La catarsis emocional con la cual nos reflejamos en una representación teatral eleva su condición de tratarse de una mera actividad recreativa.

 

El destino del teatro no es una cuestión que afecte exclusivamente a la esfera de personas que se mueven dentro de sus salas. Este arte es considerado como el punto de partida para actores y directores que posteriormente incursionan en el cine. Muchas de las estrellas más grandes de Hollywood y el cine mundial comienzan sus carreras actuando y dirigiendo obras de teatro, por lo que la suerte de este medio puede repercutir directamente en el desarrollo de los próximos exponentes del séptimo arte.

 

Tratándose de una actividad cuyos ingresos económicos son sustentados por la venta de entradas, el arte escénico fue severamente golpeado por el cierre de las salas de teatro. Este hecho movilizó a quienes integran el conjunto de las artes escénicas a solicitarle a su audiencia que los reembolsos de sus entradas se transformen en donaciones. Muchos actores y directores de teatro se dedicaron a realizar streamings de pequeñas “obras” caseras, como una innovadora manera de mantener vivo su arte. Sin embargo, muchas personas consideraban que el mayor atractivo de presenciar una obra con actores en vivo era justamente la posibilidad de concurrir a una sala de teatro. Ahora, esta salida recreativa se convertiría en una mera sesión de video que deberá competir con YouTube o Netflix. Casi nada…

 

Podemos tener la esperanza que todo este tiempo en que los artistas teatrales deben quedarse en sus casas podrá ser aprovechado por ellos como un lapso extendido que motive la reflexión, el entrenamiento y la perfección de su arte. Lejos de las caóticas y –a veces- extenuantes giras que los mantienen en constante movimiento, los actores, guionistas, directores y demás participantes de esta maravillosa actividad podrán tomarse un tiempo de introspectividad y de autorreflexión. Posiblemente, cuando por fin se abran las puertas de las salas de teatro de todo el mundo, los artistas se suban a los escenarios con una nueva carga de energía y de pasión que revitalice el arte escénico, invitando nuevamente al público a emocionarse con la más humana de las artes concebidas por el hombre.

 

 

 

En este escrito expreso mis ideas y opiniones inspiradas en
Broadway News: Broadway theaters to remain closed through September. (https://broadwaynews.com/2020/05/12/broadway-theaters-to-remain-closed-through-september/)
The Guardian: Buy plays, donate tickets, protect workers: an action plan for theatre during Covid-19. (https://www.theguardian.com/stage/2020/mar/20/an-action-plan-for-theatre-during-covid-19)
The Atlantic: When Will We Want to Be in a Room Full of Strangers Again? (https://www.theatlantic.com/international/archive/2020/05/theater-survive-coronavirus-art-west-end-broadway/611338/)
Los Angeles Times: 25 top theater minds dream the future: What will the post-pandemic stage look like? (https://www.latimes.com/entertainment-arts/story/2020-05-19/coronavirus-reopening-theater-future)

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