Streaming vs cine convencional

“Todos tienen una cocina, pero de todas maneras salen a comer afuera”. Esta frase pertenece a Sterling Bagby, el fallecido fundador de la cadena norteamericana de cines B&B Theaters. ¿Por qué es relevante en este artículo? Bueno, simplemente porque resume de una excelente manera las razones por las cuales, a pesar del boom de los servicios de streaming durante la última década, las personas no han dejado de concurrir a las salas de cine. Todo lo contrario. Es que se trata de una actividad recreativa que congrega a familias, parejas y amigos en un ritual social que hace tanto para ofrecer una nueva película a los espectadores como para compartir una experiencia única. Sin embargo, la lucha que hasta ahora venía siendo bastante pareja (tanto el streaming como las salas de cine tienen sus pros y sus contras), quizás en un futuro post-pandemia tienda a balancearse más favorablemente hacia la comodidad y, sobre todo, seguridad de ver el cine en casa.

Steven Spielberg, uno de los directores de cine más reconocidos y experimentados de Hollywood, declaró durante la ceremonia de los premios Oscar de 2019 que “la mejor manera de disfrutar una película es hacerlo en una sala de cine”. Un buen número de actores y colegas suyos también hicieron público se desdén con respecto a que una producción de Netflix gane un premio de la Academia. Sin embargo, Martin Scorsese (otro director peso pesado de Hollywood) desafió las viejas mañas de la industria al conseguir que la excelente producción original de Netflix, El Irlandés, sea nominada como mejor película en los premios Oscar de este año. Así es como la batalla entre el streaming y el cine convencional se puso al frente de la controversia en los medios de comunicación.

Se estima que el streaming de videos ocupa más del 30% del tráfico de datos en Internet. La conveniencia de poder utilizar distintos dispositivos para poder disfrutar de nuestras películas y series favoritas ha abierto un mercado que compañías como Netflix y Amazon (entre muchas otras) están nutriendo con títulos clásicos, modernos y producciones originales. La posibilidad de elegir entre un vasto contenido cinematográfico en televisores, computadoras, teléfonos celulares y laptops es una modalidad que se destaca por su gran conveniencia y practicidad.

Existe un gran punto a favor del formato streaming a la hora de diferenciarlo de la experiencia de ver una película en un cine: el control. La posibilidad de pausar y retroceder un título es algo que posee un enorme valor para no perder el hilo de la película que estamos viendo. Esta función es imposible de ofrecérselas a los espectadores de un cine, quienes inevitablemente deben recurrir a las molestas preguntas a sus acompañantes cuando, por ir al baño o comprar algún refrigerio, deben ausentarse de la sala. En este sentido, el streaming tiene una gran ventaja por sobre las salas de cine convencionales.

Por sobre todas las cuestiones que hemos descripto anteriormente, la actual pandemia de coronavirus puede llegar a alterar aún más la batalla entre el streaming y las salidas a las salas de cine. Los nuevos protocolos de distanciamiento social y el uso masivo de barbijos transformarán la experiencia de concurrir al cine, generando la sensación de hallarnos recorriendo los pasillos de un hospital en lugar de un espacio de esparcimiento. Pero, al tratarse de una situación excepcional sin precedentes, sólo el tiempo dirá si las personas eligen la seguridad de sus hogares a una concurrencia masiva de personas en una sala de cine.

En 2005, YouTube permitió la subida de videos a su plataforma, pero no fue hasta el año 2011 que comenzó a alquilar o comprar títulos cinematográficos. En ese sentido, podemos decir que Netflix, junto con Amazon, fueron pioneros en ofrecer, a partir del año 2007, una plataforma completamente dedicada al streaming de series y películas. Desde entonces, comenzó una competencia entre ambas compañías que terminó por beneficiar a los usuarios, ya que cada uno de ellos pretendían ganar subscriptores en base a la calidad de sus títulos disponibles.

Durante el año 2019 Disney lanzó su propio servicio de streaming, el cual superó las expectativas más optimistas al alcanzar luego de varios meses la cantidad de 50 millones de subscriptores a nivel mundial. Durante este año, HBO Max pondrá disponible su nueva plataforma de streaming, algo que sin dudas sumará un contendiente de gran peso en el mercado del cine online. De algo podemos estar seguros: la calidad de las producciones originales de cada servicio de streaming estará al mismo nivel de las grandes producciones cinematográficas de Hollywood.

No hay que descartar la cuestión económica a la hora de evaluar un medio y el otro. Mientras las proyecciones de cine convencionales cobran la entrada para ver una sola película, las plataformas de streaming requieren de un único pago mensual para poder acceder a decenas de títulos diferentes. Por supuesto que, cuando se elige ver una película en una sala de cine convencional, debemos tener en cuenta el gasto del traslado y de refrigerios, algo que, sumados al precio de entrada terminan por ser privativos para algunos bolsillos. Quizás el público femenino sea el más afín a elegir el formato de cine casero para no tener que recurrir al clásico “contrabando” de refrigerios y golosinas dentro de sus carteras al pasar las boleterías…

Sin embargo, existe la cuestión de la irremplazable experiencia de ver una película en las enormes pantallas de cine actuales, quienes además cuentan con excelentes equipos de sonido envolventes. El nivel de inmersividad y calidad que ofrecen las extensas pantallas de iMax, por ejemplo, brindan un espectáculo visual que resulta imposible de reproducir en los hogares.

Tanto actores como directores de cine se han dejado tentar por los lucrativos contratos que les ofrecen plataformas como Netflix, quien tiene pensado invertir la astronómica suma de U$D17 billones de dólares en contenido (mayormente producciones propias) durante el año 2020. Pero, ¿se justifica tanto gasto de parte de una compañía que apenas cuenta con experiencia en el mundo de las producciones cinematográficas? Bueno, el hecho de que una de sus más recientes películas originales (El Irlandés, protagonizada por Robert De Niro y Al Pacino) haya sido nominada al Oscar es un hecho demasiado relevante para pasar por alto.

Vivimos en una era en donde la tecnología se coloca a nuestra disposición, lo que gratifica nuestra capacidad de control. Esto logra satisfacer nuestro dominio de varios aspectos de nuestra vida diaria y el entretenimiento no es una excepción. Aquellos que llegan a sus hogares y se sientan cómodamente en sus sillones mientras le piden a Alexa (el dispositivo multimedios “inteligente” de Amazon) que reproduzca determinada película o serie de Amazon Video pueden sentir que ese nivel de control es superior a hacer fila en un cine para luego tener que esperar a que comience la función. Los algoritmos que utiliza Netflix le permiten acceder a detallados informes sobre el comportamiento de búsqueda del usuario, logrando así ofrecerle contenidos que se ajusten perfectamente a sus preferencias. Este nivel de interacción es algo que el cine convencional no tiene la posibilidad de otorgarles a sus espectadores.

¿Quién gana entonces la batalla entre el streaming y el cine convencional? Se puede decir que los dos actualmente se encuentran en igual posición, ya que ambos ofrecen una experiencia diferente que cuenta con sus ventajas y desventajas. Lo positivo es que, en definitiva, son simples medios que cumplen la misma función y el público valora tanto a uno como el otro. Estudios indican que la mayoría de aquellos que cuentan con una subscripción a un servicio de streaming aún eligen ir a una sala de cine como una opción de recreación social.

Sin dudas, la llegada de plataformas de streaming como Netflix alteró la manera de generar ganancias que siempre tuvieron los grandes estudios cinematográficos de Hollywood. El ingreso monetario de estos últimos (el cual es utilizado para costear nuevas superproducciones) depende exclusivamente de la venta de entradas en los cines. En definitiva, y al igual que sucedió con la industria de la música con la introducción de los servicios de descarga como iTunes, la industria del cine convencional seguramente encontrará la manera de adaptarse a los nuevos tiempos.


En este escrito expreso mis ideas y opiniones inspiradas en
Variety: Netflix Isn’t Killing Movie Theaters, Study Shows. (https://variety.com/2018/film/news/streaming-netflix-movie-theaters-1203090899/
CNBC: How coronavirus could permanently change the movie industry. (https://www.cnbc.com/2020/03/20/how-coronavirus-could-permanently-change-the-movie-industry.html
Variety: Netflix Projected to Spend More Than $17 Billion on Content in 2020. (https://variety.com/2020/digital/news/netflix-2020-content-spending-17-billion-1203469237/
Newatlas: Netflix vs. cinema: How a disruptive streaming service declared war on Hollywood. (https://newatlas.com/home-entertainment/netflix-disruptive-streaming-hollywood-cinema-exhibition-war/
The Washington Post: Is Netflix killing the movie theater? Not so fast. (https://www.washingtonpost.com/business/is-netflix-killing-the-movie-theater-not-so-fast/2018/12/24/7a16dbf8-037a-11e9-8186-4ec26a485713_story.html

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