
Las pantallas y la pérdida de concentración
Pantallas de smartphones, pantallas de ordenador, pantallas de tablet. La verdad es que a día de hoy vivimos rodeados de pantallas por todas partes. No solo las usamos en casa, sino que las usamos en el trabajo, las usamos para hacer la compra y las usamos para comprar un billete de tren.
Sin embargo, cada vez son más las voces que avisan del elevado uso que hacemos de las pantallas y de los dispositivos móviles. El fundador de Snapchat o el exdirector de Facebook avisaron en su día del riesgo de engancharnos demasiado a ellas. Sin ir más lejos, tenemos el famoso caso de Steve Jobs quien no permitía usar los iPad a sus propios hijos. Irónico, ¿verdad?
Las nuevas generaciones
Las generaciones millennials, aquellos que nacieron antes del año 2000, pudieron crecer en un entorno en el que las pantallas y los dispositivos móviles fueron algo muy limitado. No hacía falta establecer un control demasiado estricto fuera de casa, ya que los móviles eran algo realmente limitado que servían precisamente para lo que fueron inventados, para llamar y pocas cosas más.
Cuando estos niños crecieron y se convirtieron en adolescentes, el riesgo se decía que estaba en el uso de las pantallas jugando a consolas como la PlayStation, la Xbox o los ordenadores en los hogares. Sin embargo, los móviles seguían siendo muy limitados y una vez estos adolescentes salían a la calle, el descanso de tanta pantalla era evidente. No había más opicón.
Esto es algo que ha cambiado en el año 2020.
Actualmente, los niños y los adolescentes han crecido con el uso nativo de pantallas, tanto en el hogar como en la calle, y esto llama a cuestiones importantes. ¿Qué consecuencias tiene el uso de las pantallas desde que nacemos o desde que nos acostumbramos tanto a ellas que no podemos dejar de utilizarlas?
Las consecuencias de la adicción
Utilizamos los móviles para hacer la compra online, para jugar, para informarnos, para hablar con la familia, para consultar nuestro banco, para controlar nuestros ritmos de sueño, para escuchar música, para controlar nuestros pasos al salir a correr. ¡Para todo!
Algunos expertos creen que las pantallas están reduciendo la capacidad de atención, concentración y paciencia tanto de los niños como de los adultos. Se cree que la concentración de los humanos está mermando por las ráfagas constantes de información que están alterando nuestro impulso primitivo de responder tanto a oportunidades como amenazas. Y es que vivimos con tanta sobrecarga de información, que a veces es fácil olvidarnos de lo más elemental.
El punto clave es que la estimulación a estas ráfagas de información, a la hora de adquirir contenido sin pausa, es un efecto adictivo que crea una respuesta de dopamina en nuestro organismo. Este hecho puede resultar en un círculo vicioso que nos lleva a que cuando no tenemos el móvil a mano, nos aburramos de tal manera que necesitemos esa estimulación una y otra vez.
En esencia, somos incapaces de aburrirnos «tradicionalmente», cuando aburrirse era algo sumamente importante para la exploración de nuevas ideas y la exploración de nuestro yo interior.
Por otro lado, si baja nuestra capacidad de atención, también baja la manera en la que estudiamos, la manera en la que trabajábamos y la manera en la que nos relacionamos con nuestros seres queridos.
Si no somos conscientes de esta merma de atención y si añadimos el hecho de que el gran individualismo con el que nos encontramos en las redes (la eterna búsqueda de likes), no ayuda precisamente a crear un sentimiento de comunidad o de empatía con los nuestros, estamos hablando de un cambio importante en el paradigma de nuestras relaciones humanas.
Contradicciones
Si te fijas en las apps que más utilizamos en nuestros dispositivos móviles, como Facebook, YouTube o Instagram, incluso en el mismo sistema operativo, tanto en Android como en iOS, han aparecido nuevas funciones para controlar las horas que pasamos con las pantallas. Anteriormente, estas funciones solo estaban disponibles con la descarga de apps externas, pero ahora ya existen como funciones incorporadas.
Llevábamos años escuchando que no había un gran peligro inherente en la utilización de las redes sociales, siempre que lo hiciéramos con cabeza. Recordamos que algunas apps están precisamente diseñadas para despertar ese sentimiento de adicción en sus usuarios. Pero ahora la contradicción resulta en que aquellas mismas redes nos invitan a controlar las horas que pasamos en ellas.
Sea como sea, establecer un sistema de limitación al uso de estas aplicaciones denota algo sencillo: son altamente adictivas y los creadores lo saben.
La negación y la distracción por la distracción
Muchos de nosotros pasamos muchas horas en las redes sociales o simplemente conectados a las pantallas. Algunas personas son más conscientes de las horas que pasan inmersos en los dispositivos, pero otros se dejan llevar más.
Como adictos, una de las respuestas automáticas que ofrecemos si nos preguntan si tenemos algún problema con las pantallas, es negarlo. Si tienes por ejemplo más de 30 años y piensas en cómo trabajabas o estudiabas hace años y cómo lo haces a día de hoy, te darás cuenta de que tu atención es muy probable que haya disminuido, y que, en vez de tener que estar a lo que deberías estar, desbloqueas tu dispositivo móvil cada dos por tres para «evadirte».
Para entender hasta qué punto dependes de las pantallas, te animo a que controles las horas que pasas en ellas con la función nativa de tu dispositivo móvil o con cualquier otra app. Podrás ver las horas que pasas mirando la pantalla, con qué aplicaciones gastas más tu tiempo y también las veces que has desbloqueado el móvil.
No hay pocas personas que se sorprendan de los resultados que ven en esta prueba y son muchas las que en ocasiones no pueden creerse todas las horas que están dejando en los dispositivos. ¿Merece verdaderamente la pena?
Al final, contamos con un tiempo limitado de vida y la pregunta que nos debemos hacer es la siguiente: ¿Queremos usar ese tiempo de vida en la distracción por la distracción, o queremos utilizarlo para hacer algo que verdaderamente consideremos que merezca la pena? La elección es nuestra y solo nuestra.
En este escrito expreso mis ideas y opiniones inspiradas en
https://www.lasexta.com/programas/sexta-columna/noticias/impulsividad-perdida-de-concentracion-y-atencion-disminucion-del-vocabulario-los-efectos-de-la-tecnologia-en-los-ninos-video_201812215c1d52290cf2b5d2087f66c4.html
https://www.europapress.es/portaltic/internet/noticia-tecnologia-provoca-falta-concentracion-pensamiento-fracturado-adiccion-20100616110750.html
https://www.nytimes.com/es/2018/08/17/espanol/atencion-concentracion-pantallas-internet.html