Un fantasma recorre Escocia: The Rebel Bear

Presentamos a The Rebel Bear, un artista considerado el Banksy escocés, que ha sacudido las paredes de Europa con sus grafittis sobre política y coronavirus.

Si te interesa al menos un poco el arte, o simplemente eres una persona informada, es muy probable que hayas escuchado hablar sobre Banksy, el artista anónimo que llena con hermosos (y a veces aleccionadores) grafittis las paredes de todo el mundo.

Sin embargo, es casi seguro que nunca escuchaste hablar sobre The Rebel Bear (El Oso Rebelde), la respuesta escocesa a Banksy. A decir verdad, es un poco injusto referirse a The Rebel Bear como un mero imitador de Banksy, porque lo cierto es que su obra vale por sí misma.

Recientemente, este artista también anónimo ha trascendido las fronteras de Escocia por sus pinturas alusivas al coronavirus y sus homenajes a las víctimas y los héroes de la pandemia. Uno de sus nuevos murales, por ejemplo, presenta a siete animales junto a las palabras “Mantengan encerrados a los humanos”.

En otras de sus obras pueden leerse frases como “viva el encierro” o “los murciélagos mandan”. Muchas de sus pinturas están disponibles en el Instagram del artista, donde él mismo posa junto a sus obras vestido como un gigantesco oso rosa.

The Rebel Bear ya ha decorado varias paredes de Escocia, una de ellas (quizás la más conocida) muestra a Donald Trump y Boris Johnson cuando eran bebés.

 

¿Quién es The Rebel Bear?

 

Al igual que ocurre con Banksy, es muy poco lo que sabe sobre The Rebel Bear. Este misterioso grafitero trabaja en horas de la madrugada para elaborar sus creaciones y luego las documenta en Instagram, donde acumula miles de likes.

En una entrevista reciente con The Scottish Sun, el artista habló por primera vez sobre su alter ego: “El Oso Rebelde es el personaje más bizarro que pude imaginar para reflejar la naturaleza bizarra de nuestra sociedad”[1].

También admite que sus actividades son un tanto polémicas, pero que por suerte el oso “es más sigiloso de lo que parece”. Además, en dicha entrevista deja en claro que su inspiración es Banksy (por si quedaba alguna duda), aunque aclaró que The Rebel Bear sigue su propio camino. 

“La intención es inspirar pensamientos críticos y generar algunas sonrisas”, dijo el artista al medio escocés.

El arte de The Rebel Bear ha aparecido en paredes, carteles publicitarios, señales de tránsito, paradas de autobús, estatuas, e incluso en Londres y Francia.

 

El arte popular como crítica social

 

Muchas de las obras de The Rebel Bear son reflexiones o parodias sobre la política, más precisamente sobre las personalidades y pensamientos de los políticos más importantes del mundo.

Uno de sus murales, por ejemplo, se burla de Trump y Kim Jong-un, a quienes retrata como gorditos en pañales. En otra obra, Johnson se mete un lápiz en la nariz; en otra, el presidente de los Estados Unidos construye un muro con bloques de Lego, y también se ve al tirano norcoreano jugando con un misil de fantasía.

Además de los políticos, algunos personajes famosos son objeto del oso rebelde. Entre ellos, Mark Zuckerberg, dueño de Facebook, que fue retratado vestido de mago hipnotizando a un cliente con un teléfono móvil.

 

La carrera de un artista incómodo

The Rebel Bear se dio a conocer a través de un manifiesto donde reafirma su ideología nihilista. Luego, empezó a trabajar en sus primeros proyectos, que eran en su mayoría en instalaciones públicas y criticaban al capitalismo, la religión y el deseo de ser famoso.

Algunas obras reflejan púlpitos de iglesias colocados frente a cajeros automáticos, o un gigantesco tablero que dice “No serás famoso”. Luego, el oso rebelde cambió su enfoque hacia temas más políticos: se enfrentó a la retórica de Trump contra la raza, su postura sobre las armas y las políticas sobre el cambio climático.

El siguiente período del artista se enfocó casi exclusivamente en la fama y la cultura de Internet. En ese período produjo murales y caricaturas con colores brillantes con mensajes directos. Algunos de ellos fueron eliminados por el gobierno, pero otros resistieron más tiempo, y entonces The Rebel Bear comenzó a producir copias de su trabajo a un precio modesto.

Tras este breve éxito, el oso volvió a sus raíces nihilistas y políticas para crear instalaciones a mayor escala. Tal vez su instalación más popular fue un inodoro repleto con 50 mil millones de libras esterlinas para simbolizar la financiación del Brexit.

Sin dudas, el arte de The Rebel Bear es muy similar en estilo y mensaje a Banksy; los paralelismos son sorprendentes, y aunque la mayoría de los artistas odiarían relacionar su nombre con otro artista, el oso se describe a sí mismo como “El Banksy escocés”.

Ambos artistas también utilizan una paleta de colores semejante, y consideran que el arte callejero no debería estar a la venta. Hoy, The Rebel Bear ha dejado de vender copias de sus obras para volver a centrarse en su visión nihilista y underground del arte y la sociedad.

La última etapa del oso es la que nos convoca. Su obra empezó a centrarse en el coronavirus, con pinturas que reflexionan sobre el complejo momento que atraviesa la Humanidad. Pero sus intenciones no se agotan en lo artístico: lo recaudado por las ventas de las copias de sus obras es destinado a centros médicos que hoy más que nunca necesitan la ayuda.

Lo importante, entonces, no es conocer la identidad de The Rebel Bear, sino apreciar su arte alejado de los museos. El mensaje de los graffiteros es claro: la cultura es de todos, un grito que nos interpela y que de ningún modo debe ser asimilado por las esferas culturales dominantes.

 

En este escrito expreso mis ideas y opiniones inspiradas en

[1] https://www.thescottishsun.co.uk/news/5459812/coronavirus-scotland-banksy-covid-19-lockdown-glasgow/

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