
La guerra no tiene rostro de mujer, Svetlana Alexiévich

La Guerra es anterior a la civilización, por milenios grupos humanos se han enfrentado por territorio. La búsqueda de los beneficios que da la tierra ha movilizado al ser humano a sitios donde las condiciones de vida son mejores, acceso al agua, a animales para caza, pesca y refugio contra embates de la naturaleza.
Los motivos para hacer la guerra han ido cambiando con el tiempo, o, mejor dicho, se han incorporado otras necesidades como: la religión, formas de pensamiento, estilos de vida, modelos de gobierno, poder económico, etc. Pero sigue siendo la forma en la que las sociedades comunican lo que hasta ahora son. Conglomerados con muchas necesidades, que siempre están preparadas para defender lo que tienen o conseguir lo que les falta ¿Si no, por qué hay ejércitos en un mundo donde las cosas se hacen de manera civilizada? ¿Qué lo justifica?
En una guerra todo se ve afectado ¿Cuánto importa si se es hombre o mujer? Si se trata de defender la vida propia, la de los hijos y la de la familia ¿Solo un hombre lucharía? La realidad histórica es que todos luchan para sobrevivir, todo aquel que tenga la inteligencia y la fuerza para hacer algo, lo hará, lo quiera o no, de lo contrario se convertirá en un cuerpo más sin vida, víctima del conflicto.
Svetlana Alexiévich, es autora del libro “La guerra no tiene rostro de mujer” en él ella narra lo que significó la guerra para casi un millón de mujeres combatientes del ejército ruso, mientras duró la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué significó manejar tanques de guerra? ¿Cumplir el rol de francotiradoras?
“La guerra, es una guerra donde no hay héroes ni hay hazañas, esta guerra contada por mujeres, es una en la que no solo sufren las personas, sino sufre la tierra, sufren los pájaros, los árboles, todos los que habitan este planeta junto a nosotros y sufren en silencio, lo cual es aún más terrible”. Svetlana Alexiévich, La guerra no tiene rostro de mujer. –
La clásica imagen de que las mujeres solo curaban a los enfermos y heridos, que hacían la comida y los uniformes de los soldados que iban a la batalla, queda minimizada por una realidad, más cruel, más desgarradora. Esta periodista, galardonada con el Nobel de literatura en 2015, entre las lágrimas de sus fuentes, rescata una cara de la guerra jamás contada.
El género en la guerra.
El hombre y la mujer son muy distintos física y mentalmente, no sienten igual. Los héroes de mil batallas que se leen en los libros de historia, que se ven en las películas, que aprendemos a admirar, son hombres ¿Por qué? La guerra como se ha comentado es un asunto de hombres; pero ¿Es eso cierto?
La guerra no tiene rostro de mujer, es una obra que deja muy clara la respuesta. Los testimonios de la guerra recopilados en este libro muestran, desde la perspectiva de la mujer, el horror humano, la historia de la guerra y el rol femenino. La sensibilidad propia de la mujer exhibe los hechos con una mirada más profunda, aunque sencilla; pero terriblemente impactante y conmovedora.
La autora le ha dado voz a quienes no la tenían. Fueron más de 200 relatos y años de paciencia para recoger la información, con entrevistas una y otra y otra vez a cada mujer. Cuenta Alexiévich, que las veteranas de guerra, no hablaban de lo que ellas vivían, hablaban de las misiones, de las hazañas de los hombres; pero era difícil entrar en su propio mundo, en sus misiones, en sus muertes, en sus pérdidas, en sus hazañas.
Creo que es indudable el elemento feminista en la obra; es difícil pensar como no incorporarlo, con tanta injusticia, silencio y anonimato de la mujer en los logros sociales.
Imaginar a una mujer reunida con un grupo de veteranas de guerra, hablando de las glorias de los hombres y sin mencionar ninguno de los suyos, es digno de un gran corazón, ver que solo después de que las lágrimas comenzaran a caer por sus rostros era que dejaban salir poco a poco sus historias de guerra.
Alexiévich le da un nombre a lo que hace y lo nombra Novela colectiva o Novela de confesión, ella dice: “no escribo la historia de la guerra, sino la de los sentimientos”.
Está escrito por una mujer, son historias de mujeres; pero no está dirigido solo a ellas.
“Ellas habían aprendido a glorificar la muerte, no le tenían miedo, en las escuelas les asignaban ensayos sobre cómo les gustaría morir. Estaban convencidas de que lo que hacían era lo correcto, ir a luchar a la guerra era lo correcto, debían aprender a matar”.
Pero al llegar y enfrentar la realidad del frente de batalla estaba muy lejos de lo que cualquier ser humano, hombre o mujer, podría soportar.
“Todo lo que sabemos de la guerra lo sabemos por la voz masculina, todos somos prisioneros de las percepciones y sensaciones masculinas, de las palabras masculinas, de las acciones masculinas, las mujeres mientras tanto, guardamos silencio…”, Svetlana Alexiévich, La guerra no tiene rostro de mujer. –
Este es un libro que se introduce en el lado más sensible de cada ser humano. Cuenta historias de guerra, sin censura, son historias cargadas de mucho dolor y valentía, de camaradería y de pérdida. Son historias de mujeres que fueron a pelear a la batalla porque les dijeron que era lo que debían hacer y cumplieron con su misión.
En este escrito expreso mis ideas y opiniones inspiradas en la obra escrita de Svetlana Alexiévich, La guerra no tiene rostro de mujer.