Green Book, otra película condescendiente y tibiamente ganadora

Green Book fue la ganadora del Oscar a mejor película el 2018 pero no es mentir decir que la mayoría quedó con un mal sabor de boca, o mejor dicho con poco sabor, como cuando pruebas algo bajo de sal, carente de ese golpe de sabor que te hace querer probar inmediatamente otro bocado. Del director Peter Farrelly quien hace un radical giro en cuanto al género que está acostumbrado a realizar. Y es que lo conocemos por películas como Dos tontos muy tontos (y su secuela, Dos tontos todavía más tontos), Algo pasa con Mary, Irene, yo y mi otro yo, Matrimonio compulsivo o Los tres chiflados.

Además de haberse llevado el premio a mejor película, también ha ganado el de mejor actor de reparto por el excelente desempeño de Mahershala Ali y el de mejor guion original.  No se puede negar que es una película notable, además no se puede dejar pasar desapercibido el gran trabajo de Sean Porter en el color y la fotografía, así como la composición musical de Cris Bowers quien hace una gran contribución al ritmo del film. Pero de allí a calificarla de “la mejor película del 2018” es algo altamente discutible.

La película está ambientada en los años sesenta. Nos presenta a Tony Lip (Viggo Mortensen), un rudo italoamericano que vive con su familia en el Bronx y se gana la vida como matón de seguridad del emblemático club neoyorquino Copacabana, el cual se va a la quiebra, cierra y debe prescindir de los servicios de Tony Lip. Pero cuando menos se lo espera, le surge una oportunidad de trabajo. El ahora famoso pianista afroamericano Don Shirley (Mahershala Ali) quiere contratarlo como chófer y guardaespaldas en una gira de conciertos que se desarrollará a lo largo de varios meses por el sur de Estados Unidos. Para no tener ningún problema durante la gira tendrá que guiarse del nefasto “The negro motorist Green-book”.

Hasta entonces, los negros que se aventuraban a viajar utilizaban el “libro verde”, una guía de viajes editada durante varias décadas y escrita por el cartero negro Victor Hugo Green, que detallaba los lugares (hoteles, restaurantes, etc.) en los que los negros eran bienvenidos. Esa es la guía que Tony utiliza para buscar los alojamientos de Shirley y que da título a la película. Hoy el libro verde ya no existe, pero no se puede decir lo mismo de los prejuicios y el racismo.

Green Book se presenta como uno más de esos clásicos road trips cuya característica más resaltante es quizás el magistral trabajo y química actoral de Mahershala Ali y Viggo Mortensen. Ambos personajes emprenden en la ficción un viaje a lo largo del cual irán aprendiendo el uno del otro. Mientras el músico saldrá de su ostracismo para apreciar el valor de la amistad y la familia (y algunos placeres mundanos), el segundo tendrá como tarea expresarse con una mayor elegancia y a moverse por el mundo con mayor honradez.

Pero más allá de la comedia dramática, llama la atención el apartheid real en plena década de los años 60, que se negaba a reconocer los derechos de la población negra en buena parte del país. Hay un conflicto étnico, pero también uno de clase, puesto que Shirley, además de ser un erudito gozaba de una posición social muy elevada, a la que renunció premeditadamente para intentar cambiar la mentalidad de la época y terminar con los prejuicios a los que tenía que enfrentarse. Y no era lo único: su opción sexual también delata la homofobia imperante.

A pesar del gran trabajo actoral de los personajes principales, se siente que los dos hacen “click” con demasiada facilidad. Gracias a este viaje por carretera, Tony ha llegado a apreciar parte del mundo que no pertenece al Bronx, pero es difícil ver un beneficio similar para Shirley. Es un hombre rico que está solo y aparentemente buscando algo. ¿Le gustan los lugares a los que va o las personas que conoce? Los espectadores que esperan algo profundo rápidamente silenciarán las expectativas.

 

Y es que la película no está haciendo uso de su mayor potencial y parece que ese es su gran error. Por ejemplo, las escenas de Shirley actuando en mansiones del norte y sur de Estados Unidos tienen muchísima información que simplemente decidieron omitir. Están sucediendo muchas cosas en estas imágenes. El público es principalmente blanco y rico, pero muy reducido. Las salas de las actuaciones son acogedoras. La gente está vestida de manera elegantísima, tomando un cóctel. Es una reunión de élite después de la cena para unos pocos seleccionados, escuchando un sonido pulsante y único. (El obituario del New York Times hacia Shirley dijo que tenía “su propio género”.) Pero, ¿a los oyentes no les importa que Shirley sea negro o están presentes a pesar de ello? La cámara mantiene su distancia de ellos y se niega a opinar. El director Peter Farrelly prefiere mostrar y volver a mostrar al conductor blanco de un hombre negro en un vehículo de la década de 1960. Hay muchísimas cosas más interesantes que ver repetidamente a Tony Lip en calzoncillos comiendo Kentucky Fried Chiken y sin embargo la película no lo muestra, o, mejor dicho, lo hace pero de manera muy tibia y siempre desde la perspectiva del hombre blanco, cuando a esas alturas de la película intuimos que el personaje principal debería ser Shirley, en quien hay una gama mucho más rica de cosas por mostrar. El hecho de que sea una persona tan enajenada y distante de su propia cultura e idiosincrasia hacen de él alguien fascinante por conocer, sin embargo, la película no sale de lo políticamente correcto y se conforma con ser una más de las muchas películas cliché de dos personas de mundos opuestos que se conocen, discrepan, luego descubren que no eran lo que pensaban y finalmente logran una amistad.  Películas como esas tenemos a muchísimas, pero por desgracia en este caso parece no incomodar a su director hacer la fila y acomodarse para ser una más del montón.

Sin embargo, hay que reconocer los esfuerzos por narrar una amistad verdadera que si sucedió en la vida real. El hecho de que existiera un libro verde es probablemente una novedad para la mayoría de los espectadores que vean esta película. Lo que casi todos saben es que muchas películas representan a personas en el sur de la década de 1960 que no pueden comer en los mismos restaurantes o usar los mismos baños. Y lo que el “Libro Verde” quizás está insinuando es que podría haber personas en nuestro tiempo que desearían que las cosas todavía fueran así. A la luz de los acontecimientos en Estados Unidos por la muerte de George Floyd y las posteriores protestas, creo que es pertinente empaparnos de todo el material contemporáneo que trate acerca del racismo en nuestros tiempos, es por eso que a pesar de ser una ganadora del Oscar un tanto blandengue, The Green Book es una buena opción de película para analizar y debatir.

 

El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en: 
https://malditosnerds.com/green-book/analisis-green-book-una-amistad-fronteras-n13580
https://www.elmundo.es/cultura/cine/2019/02/19/5c66f80dfdddfff13a8b45d2.html
https://www.elsoldetijuana.com.mx/analisis/hablemos-de-cineanalisis-a-green-book-una-amistad-sin-fronteras-3047332.html

 

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