A un paso de la eternidad, hibernando.

La hibernación humana ya no es propiedad exclusiva de la ciencia ficción. Una reveladora investigación científica acaba de dar un paso gigante para que los humanos podamos “dormir” durante largo tiempo.

En películas o libros de ciencia ficción a veces se envía a los astronautas al espacio para llegar a otros planetas. El método que suelen usarse en la historia es la hibernación, una condición básica para que los humanos no perezcan durante un viaje espacial tan largo.

Y a pesar de ser ficción, este método tiene cierta lógica. Muchos animales hibernan. Es una forma natural para preservarse y sobrevivir. Los humanos, sin embargo, no pueden entrar en ese estado. Al menos eso se creía hasta ahora.

El motivo principal detrás de la investigación de la hibernación humana es conservar el cuerpo para hacer largos viajes especiales. De otra manera ningún humano podría llegar a Marte. ¿Esto también suena a ciencia ficción? Bienvenidos al siglo XXI.

Estudios publicados recientemente afirman que la hibernación humana es posible, y se basan en un creciente campo de investigación que, según los expertos, está “revolucionando” nuestra comprensión de cómo el cerebro regula el calor corporal.

Los mamíferos hibernan reduciendo su temperatura corporal para disminuir drásticamente su metabolismo y así conservar energía en los meses de invierno, cuando hay escasez de alimentos.

Investigaciones anteriores ya habían descubierto que el sistema nervioso central participa en la termorregulación al aumentar también la temperatura en forma de fiebres que combaten las infecciones. Pero los mecanismos precisos involucrados todavía no están claros.

¿Qué dice la investigación?

En un estudio publicado en Nature, investigadores de la Universidad de Tsukuba en Japón identificaron neuronas en los cerebros de los roedores que pueden ser activadas artificialmente para que los animales entren a un estado similar a la hibernación.

Los ratones se volvieron menos activos, su temperatura corporal bajó 10 grados, su pulso disminuyó considerablemente, su tasa metabólica se redujo y la respiración se hizo superficial.

Permanecieron en un estado similar al que se observa en el letargo o la hibernación durante más de 48 horas, tras las cuales se comportaron normalmente sin señales de daño físico. Los autores copiaron con éxito la prueba en ratas, que tampoco hibernan normalmente.

La palabra de los científicos

Los investigadores Takeshi Sakurai, de la Universidad de Tsukuba, y Genshiro Sunagawa, del Centro RIKEN para la Investigación de la Dinámica de los Biosistemas, aseguran que el descubrimiento fue realmente algo inesperado. “Aún más sorprendente”, dice Takahashi, “es que fuimos capaces de inducir un estado hipometabólico similar en ratas, una especie que ni hiberna ni tiene torpor diario”[1].

Aunque todavía la investigación está en fase preliminar, la posibilidad de que los humanos también puedan hibernar es real y ciertamente tentadora.

“La gente podría no querer hibernar por las mismas razones que los animales”, explica Sunagawa. “Pero hay razones médicas para poner a la gente en animación suspendida, como durante una emergencia o en condiciones críticas como en la neumonía grave, cuando la demanda de oxígeno no puede satisfacer el suministro”.

El ahorro de oxígeno no es sólo para la medicina. “En el futuro”, añadió Sakurai, “podemos poner a los humanos en estado de hibernación para misiones a Marte y también más allá”.

La NASA también está involucrada

Como es de preverse, la NASA está tratando esta cuestión seriamente. A partir de 2014, la agencia financió la investigación[2] sobre la hibernación a largo plazo como una forma de facilitar los viajes espaciales. Ir a Marte, por ejemplo, está limitado por la obvia necesidad de los astronautas de comer y moverse. Pero si sus procesos metabólicos pudieran reducirse a casi cero, podrían teóricamente viajar mucho más lejos.

Se estima que un miembro de la tripulación permanecería consciente mientras los demás hibernan durante dos semanas. Podrían mantenerse en pequeñas cápsulas, minimizando la cantidad de espacio en la nave que se necesita para los escudos bloqueadores de radiación, que son extremadamente pesados.

Sin embargo, hay escépticos que dudan de que los astronautas puedan hibernar alguna vez. Según el neurobiólogo de la Universidad de Stanford, Craig Heller, lo que ocurre con los animales no necesariamente ocurre con los humanos.

Heller ha estudiado[3] a los osos negros y a los osos pardos del norte. En un estudio se logró bajar su temperatura corporal sólo unos pocos grados, y entonces los osos durmieron durante meses sin orinar o defecar. Debido a que los osos reciclan el nitrógeno de sus desechos, pueden pasar meses sin moverse y esto no parece afectar a sus huesos o músculos.

Los astronautas, por otro lado, apenas pueden caminar después de unas pocas semanas o meses en gravedad cero, y tienen que seguir rigurosos programas de ejercicios para mantener los huesos y los músculos estables mientras están en órbita. Por lo tanto, si bien es posible inducir a los humanos a un sueño profundo enfriando el cuerpo, un vuelo espacial de meses de duración en tales condiciones es probable que sea demasiado perjudicial.

Queda entonces por verse si alguna vez los humanos llegaremos a Marte gracias la hibernación. Lo cierto es que la ciencia ficción se ha adelantado numerosas veces a la realidad. Alcanza con pensar en los robots o en la misma llegada a la Luna.


El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en: 

[1] http://www.tsukuba.ac.jp/en/research-list/p202006120900

[2] https://www.nasa.gov/sites/default/files/files/NIAC_Torpor_Habitat_for_Human_Stasis.pdf

[3] https://www.theguardian.com/science/2015/apr/27/hibernation-astronaut-space-travel-mars

En la zona tropical existen dos estaciones anuales, la húmeda caracterizada por altas precipitaciones, y la seca caracterizada por fuertes sequías, sin embargo, las temperaturas son relativamente constantes todo el año y el cambio de las estaciones se refleja en el volumen de las precipitaciones o lluvias.

Se calcula que para 2050 en los trópicos vivirá la mayor parte de los habitantes del planeta y, en concreto, casi dos tercios de la población infantil.

En las zonas polares, en cambio, la inclinación de los rayos solares hace que en los Polos haya seis meses de noche y otros seis meses de día.

En las zonas templadas de nuestro planeta tierra, el año se divide en cuatro estaciones: invierno, primavera, verano y otoño. El cambio de las estaciones se debe al grado de inclinación que tiene la Tierra al orbitar alrededor del Sol.

Si bien la topografía y otros factores contribuyen a la variación climática, por lo general, las regiones tropicales son cálidas y las estaciones están poco marcadas por el cambio de las temperaturas. Una característica de las zonas más próximas al ecuador es la prevalencia de las lluvias. Las zonas tropicales se enfrentan a diversos desafíos que requieren una atención especial, como el cambio climático, la deforestación, la explotación maderera, la urbanización y los cambios demográficos.

Los problemas ambientales causados por el cambio climático, traen desequilibrios en el clima a nivel mundial que afectarán directamente los climas de estas zonas tropicales, templadas y polares, pues ya se están observando. De hecho, los científicos han observado durante años que los trópicos de la Tierra se están ampliando en relación con los cambios complejos en el clima y los patrones climáticos, pero la realidad está superando los modelos propuestos.

“El cambio climático debería seguir expandiendo los trópicos en las próximas décadas” dice Paul Staten, investigador afiliado del IU Environmental Resilience Institute.

Los trópicos se han ido ampliando a una tasa promedio de alrededor de 0,2 grados de latitud, o alrededor de 25 kilómetros aproximadamente por década en los hemisferios norte y sur, sin embargo, la tasa varía ampliamente de un año a otro y de un lugar a otro.

La ampliación de los trópicos es un tema relevante porque podría estar asociada con cambios severos en el clima, que ya se están observando, porque cada año los eventos naturales, como lluvias, sequías, nevadas, altas y bajas temperaturas son más fuertes en cualquier rincón del mundo.

Los desiertos cálidos y secos del mundo tienden a ubicarse en bandas a lo largo de los bordes norte y sur de los trópicos, por lo que la ampliación de los mismos podría conducir a la expansión de los desiertos subtropicales. En el mar, los bordes de los trópicos son zonas de alta salinidad y baja productividad marina.

Los trópicos mantienen la mayor diversidad mundial de especies marinas y terrestres, y el efecto general del cambio climático mundial sobre la biodiversidad se producirá, no solo como resultado de los mayores cambios absolutos en los polos, sino también por los cambios pequeños pero rápidos en los trópicos.

¿Qué es lo más grave? Alrededor de la mitad de la población mundial vive en o cerca de las zonas climáticas semiáridas subtropicales, por lo que los cambios en el clima subtropical podrían afectar a miles de millones de personas.

Los investigadores se centran en cinco factores que pueden influir en la ampliación de los trópicos.

  • Aumentos en las emisiones de gases de efecto invernadero, que conducen a un clima global más cálido.
  • El agotamiento del ozono en la estratosfera sobre el Polo Sur, que probablemente desplaza el borde de los trópicos, especialmente en el hemisferio sur.
  • Los aerosoles de erupciones volcánicas, que inevitablemente produce gases contaminantes que alteran la atmósfera y el ciclo climático.
  • La contaminación, incluyendo hollín y ozono en la troposfera.
  • La variación natural, incluidos los cambios en las temperaturas de la superficie del mar vinculados a los fenómenos de El Niño y La Niña.

Dada la complejidad de los factores que intervienen, es difícil por ahora desentrañar las diferencias en las influencias naturales y causadas por el hombre en la ampliación de los trópicos. Pero si las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación continúan aumentando, las causas humanas serán más obvias e irreversibles, pues el daño es hacia nosotros mismos.

 

El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en: 
https://www.agenciasinc.es/Noticias/Las-areas-tropicales-sufriran-antes-los-efectos-del-cambio-climatico
Imagen obtenida de: http://meteo.navarra.es/definiciones/koppen.cfm

 

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