
La vacuna del Covid-19 y la necesidad de su distribución global
Mientras la pandemia de coronavirus Covid-19 ya ha sobrepasado los 10 millones de contagiados y el medio millón de muertos en todo el mundo, ahora más que nunca se necesita una vacuna segura y efectiva para poder contener a este implacable virus. Pero la carrera de los laboratorios por conseguir su desarrollo lo más rápido posible es sólo la mitad del problema, ¿podrán los gobiernos de todo el mundo lograr una distribución transparente y equitativa de la tan ansiada vacuna?
Pasaron ya 5 meses desde que la novedosa cepa de coronavirus Covid-19 hizo su aparición en Italia cuando, a comienzos de febrero de este año, una pareja de turistas provenientes de la ciudad de Wuhan, capital de la provincia china de Hubei, fue diagnosticada en Roma como positiva. El día 19 de marzo, esta pareja fue dada de alta del hospital en el que habían pasado más de un mes y medio luchando contra este potente virus. Sin embargo, cientos de miles de personas contagiadas no han podido contar con la misma suerte, por lo que el desarrollo de una vacuna efectiva es más urgente que nunca.
Recientemente, el laboratorio Bharat Biotech (con sede central en Hyderabad, India) consiguió el permiso del gobierno para pasar a la Fase 1 y 2 de su nueva vacuna Covaxin. La India no sólo es uno de los países más densamente poblados del mundo, sino que también es uno de los más pobres, por lo que una solución inmediata a la actual pandemia es apremiante para su economía y la salud de sus habitantes. Resulta muy positivo que se hayan aprobado oficialmente los testeos de efectividad y seguridad de esta vacuna en seres humanos, ya que es lógico pensar que su distribución local será más fácil de llevar a cabo.
Teniendo en cuenta el devastador efecto económico de las cuarentenas que rigen en los países sub-desarrollados, es lógico pensar que éstos se encontrarán en desventaja para la compra de las limitadas dosis de vacunas que estarán disponibles en el futuro. Como consecuencia, se generará una lucha muy desigual entre las superpotencias y los países emergentes, sobre todo de aquellos que ya se hallaban en precarias condiciones financieras antes del comienzo de la pandemia.
Uno de los peligros más grandes que puede dificultar un equitativo acceso global a una vacuna para el Covid-19 es un monopolio de ella por parte de los países más ricos del planeta. Será difícil poder frenar un acaparamiento de las insuficientes dosis que estarán disponibles durante los primeros meses en que se lance la vacuna al mercado. Probablemente un estricto seguimiento y regulación de la distribución mundial de la vacuna sea la única solución, aunque no resultaría extraño que los gobiernos más poderosos del mundo cuenten con más chances de ser los primeros de la lista en recibirla.
Ya hemos podido ser testigos de este tipo de maniobras en los comienzos de la pandemia, cuando los países más ricos monopolizaban elementos de prevención sanitaria como barbijos, guantes de látex, alcohol y aquellos elementos utilizados para pacientes en terapia intensiva. Inclusive ya en el mes de abril existían rumores de que Donald Trump (a pesar de su retórica que tiende a minimizar la amenaza del virus) intentó comprar la firma alemana CureVac, la cual se encuentra desarrollando una vacuna para el Covid-19.
Los gobiernos más ricos del planeta tienen que entender que la única manera de detener una pandemia es si la cura llega a todos los rincones del planeta. La futura vacuna no debe ser tratada como un commodity que puede ser comprada por el mejor postor; pero esto no es así solamente por una cuestión moral, sino porque solamente su disponibilidad global evitará nuevos contagios en el futuro.
Otro de los grandes desafíos que ponen en riesgo la eficiente distribución de una vacuna para el Covid-19 son las actuales restricciones de los vuelos comerciales. Si bien muchos aeropuertos están flexibilizando el cierre de sus pistas, la cantidad de destinos que reciben aviones provenientes del extranjero continúa siendo muy limitado. Aun peor es conseguir que las eventuales vacunas lleguen a aquellas zonas en donde se están desarrollando conflictos bélicos. Los habitantes de Afganistán, Libia y Yemen se encuentran actualmente en medio del fuego cruzado entre sus ejércitos y organizaciones paramilitares, algo que sin dudas imposibilitará una campaña de vacunación efectiva.
El problema no termina automáticamente desde el momento en que se consiga crear y distribuir una vacuna efectiva. La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó en 2019 al “rechazo a la vacunación” dentro de su lista de 10 amenazas a la salud global. Esto coloca a la duda o renuencia por ser vacunados junto a catástrofes tales como el cambio climático o una epidemia de Ébola. Uno de los países cuya población presenta altos índices de desconfianza a la administración de una vacuna de Covid-19 son los EEUU, irónicamente el país con más casos a nivel mundial. ¿Cuál es la razón de que el 50% de su población dude o directamente se niegue a acceder a un antídoto contra este contagioso y letal virus?
Existe una fuerte campaña por parte de activistas norteamericanos que intenta desmitificar los beneficios de esta y otras vacunas, tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales. Entre ellos se encuentra un buen número de médicos que aseguran que las investigaciones científicas actuales están por crear “una de las vacunas más peligrosas jamás desarrolladas”. En mayo, un video pseudo-documental llamado “Plandemia” fue subido a YouTube y en él no sólo se afirmaba que el peligro del Covid-19 estaba sobredimensionado por los medios, sino que una vacuna podría matar a millones de personas. Luego de ser visto más de 7 millones de veces, el portal decidió borrarlo debido a su mensaje sin fundamentos.
Pero existen avances prometedores sobre el desarrollo y futura distribución de una vacuna para el coronavirus. China acaba de construir un laboratorio en la ciudad de Wuhan, el cual eventualmente será capaz de producir 100 millones de vacunas anuales. Si bien la gran mayoría de los laboratorios del mundo trabajan incansablemente para conseguir una vacuna segura y efectiva, la gran duda es si ésta será tratada meramente como un producto comercial. Bill y Melinda Gates, desde su Fundación, han aclarado que pondrán a disposición de los organismos correspondientes grandes sumas de dinero para que la mayor cantidad de personas posible puedan acceder a la vacuna.
Su distribución global requerirá de un titánico esfuerzo por parte de los gobiernos de todo el mundo y, en este sentido, será necesario un nivel de cooperación –tanto económico como de información- sin precedentes en la historia moderna. Como resultado positivo de esta pandemia, podemos esperar que esta masiva coordinación tienda lazos entre diferentes países que logren mantenerse en el tiempo. Esperemos que este pensamiento no resulte ser solamente una mera utopía.
El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en:
Time Magazine: To End this Pandemic We’ll Need a Free Vaccine Worldwide. (https://time.com/5820963/end-pandemic-free-vaccine-worldwide/)
Unicef: Impact of COVID-19 on vaccine supplies. (https://www.unicef.org/supply/stories/impact-covid-19-vaccine-supplies)
Al Jazeera: India’s first COVID-19 vaccine candidate cleared for human trials. (https://www.aljazeera.com/news/2020/06/india-covid-19-vaccine-candidate-cleared-human-trials-200630030355733.html)
Science Magazine: Just 50% of Americans plan to get a COVID-19 vaccine. Here’s how to win over the rest. (https://www.sciencemag.org/news/2020/06/just-50-americans-plan-get-covid-19-vaccine-here-s-how-win-over-rest)
Anadolu Agency: China’s COVID-19 complex to produce over 100M vaccine. (https://www.aa.com.tr/en/asia-pacific/chinas-covid-19-complex-to-produce-over-100m-vaccine/1898377)