Artistas de la historia: William Shakespeare

Dramaturgo y poeta inglés. Solamente con sus versos hubiera ya pasado a la historia de la literatura; pero su genio teatral, y especialmente el impresionante retrato de la condición humana en sus grandes tragedias, han hecho que Shakespeare sea considerado el mejor dramaturgo de todos los tiempos y esté presente en muchas de las listas que reúnen a los hombres más influyentes de la historia universal.

 

Nacido en Stratford on Avon, el 23 de abril de 1564 fue el tercero de los ocho hijos de John Shakespeare, un acaudalado comerciante y político local, y Mary Arden, cuya familia había sufrido persecuciones religiosas derivadas de su confesión católica, poco o nada se sabe de la niñez y adolescencia de William Shakespeare. Parece probable que estudiara en la “Grammar School” de su localidad natal, pero se desconoce cuántos años y en qué circunstancias. Según el dramaturgo Ben Jonson, coetáneo suyo, William Shakespeare aprendió «poco latín y menos griego», y en todo caso parece también probable que abandonara la escuela a temprana edad debido a las dificultades por las que atravesaba su padre, ya fueran éstas económicas o derivadas de su carrera política.

Sea como fuere, siempre se ha considerado a Shakespeare como una persona culta, pero no en exceso, y ello ha posibilitado el nacimiento de teorías según las cuales habría sido tan sólo la figura pública que encubriría a alguien deseoso de permanecer en el anonimato literario. También se ha dicho que no solo era William el autor, sino un conjunto de personas que se encargaban de escribir todas las obras y Shakespeare solo firmaba en representación del grupo entero.  A ello ha contribuido también el hecho de que no se disponga en absoluto de escritos o cartas personales del autor, quien parece que sólo escribió, aparte de su producción poética, obras para la escena. Sin embrago se entiende el recelo y las dudas ya que, al analizar y conocer su obra, la cantidad de genialidad escrita es tan impresionante que uno puede llegar a dudar de si eso lo hizo un solo hombre. Sin embargo, para quienes han estudiado dramaturgia de manera seria, saben y reconocen lo difícil que es sacar un resultado pulcro cuando hay más de una cabeza metida en un proyecto. Por lo general las contribuciones colectivas nunca han tenido el éxito ni la trascendencia de la que han gozado obras de u solo autor. Es por eso que en estos días esas dudas andan más disipadas y los críticos y expertos optan simplemente por aceptar la genialidad que aparece de tanto en tanto en el ser humano.

Quizá el secreto de la importancia de Shakespeare sea la conexión con el público. Evidentemente esta conexión debe basarse en algo, quizá en los temas tratados; y es que Shakespeare habla y personifica mejor que nadie las debilidades humanas. Resume de forma sencilla la enorme variedad de emociones dentro del ser humano, dando lugar a personajes realmente complejos. Esto ha fascinado siempre, quizá debido a que el hombre en sí es complejo y siempre hay un personaje de Shakespeare con el que sentirse identificado.

La carrera de Shakespeare como dramaturgo empezó tras su traslado a Londres, donde rápidamente adquirió fama y popularidad en su trabajo para la compañía Chaberlain’s Men, más tarde conocida como King’s Men, propietaria de dos teatros, The Globe y Blackfriars. También representó, con éxito, en la corte del rey. Sus inicios fueron, sin embargo, humildes, y según las fuentes trabajó en los más variados oficios, si bien parece razonable suponer que estuvo desde el principio relacionado con el teatro, puesto que antes de consagrarse como autor ya se le conocía como actor.

Su estancia en la capital británica se fecha, aproximadamente, entre 1590 y 1613, año este último en que dejó de escribir y se retiró a su localidad natal, donde adquirió una casa conocida como New Place, mientras invertía en bienes inmuebles de Londres la fortuna que había conseguido amasar.

La publicación, en 1593, de su poema Venus y Adonis, muy bien acogido en los ambientes literarios londinenses, fue uno de sus primeros éxitos. De su producción poética posterior cabe destacar La violación de Lucrecia (1594) y los Sonetos (1609), de temática amorosa y que por sí solos lo situarían entre los grandes de la poesía anglosajona.

Pero fue su actividad como dramaturgo lo que le dio fama a Shakespeare. Su obra, en total catorce comedias, diez tragedias y diez dramas históricos, es un exquisito compendio de los sentimientos, el dolor y las ambiciones del alma humana. Antes de 1600 aparecieron la mayoría de sus «comedias alegres» y algunos de sus dramas basados en la historia de Inglaterra. Destaca sobre todo la fantasía y el sentido poético de las comedias de este período, como en El sueño de una noche de verano; el prodigioso dominio del autor en la versificación le permitía distinguir a los personajes por el modo de hablar, dándole al lenguaje de sus personajes una naturalidad casi coloquial.

A partir de 1600, Shakespeare publica las grandes tragedias y las llamadas «comedias oscuras». Los grandes temas son tratados en las obras de este de la manera más ambiciosos, y sin embargo lo trágico surge siempre del detalle realista o del penetrante tratamiento psicológico del personaje, que induce al espectador a identificarse con él. Hamlet por ejemplo refleja la incapacidad de actuar ante el dilema moral entre venganza y perdón; Otelo, la crueldad gratuita de los celos; Macbeth, la cruel tentación del poder y Ricardo III la maldad y rencor anidados en el alma humana.

En sus últimas obras, a partir de 1608, cambia de registro y entra en el género de la tragicomedia, a menudo con un final feliz en el que se entrevé la posibilidad de la reconciliación, como sucede en Mucho ruido y pocas nueces; esta nueva orientación culmina en su última pieza, La tempestad, con cuyo estreno en 1611 puso fin a su trayectoria. Quizá cansado y enfermo, dos años después se retiró a su casa de Stratford, donde fallecería 23 de abril de 1616. Sí, el mismo día de su cumpleaños. Otro dato curioso es que Miguel de Cervantes otro grande de la literatura, falleció un día antes.

Otro de los grandes aportes que la lengua inglesa le debe al dramaturgo son las más 28 mil palabras distintas que usó en la totalidad de sus obras. Esto da cuenta de su enorme vocabulario, mismo que ostentó no sólo como parte del vocabulario ya existente, sino también al revitalizarla e inventar nuevos vocablos. Los neologismos que Shakespeare le dejó al idioma del Reino Unido son numerosos. Lo cierto es que las obras del dramaturgo son el registro más añejo que se tiene de más de mil términos en inglés. Casi dos mil, de hecho. Shakespeare publicó en vida tan sólo dieciséis de las obras que se le atribuyen; por ello, algunas de ellas posiblemente se hubieran perdido de no publicarse (pocos años después de la muerte del poeta) el Folio, volumen recopilatorio que serviría de base para todas las ediciones posteriores.

 

El texto anterior expresa mis ideas y opiniones

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