Space Force Act: ¿El comienzo de la guerra de las galaxias?

La creación de una fuerza de seguridad espacial era una cuestión tan inevitable como predecible, casi tanto como lo fue el primer país encargado de llevarla a cabo: los Estados Unidos de América. Lo que en un principio muchos tomaban en tono de broma, ahora comienzan a percibir sus enormes implicancias. Si bien su eslogan “Impulsando a América hacia el futuro” rebosa candidez y optimismo, las fuerzas armadas terrestres de los EEUU muchas veces han demostrado no ser tan benignas ni humanitarias. Mientras el planeta tierra atraviesa todo tipo de situaciones que justifican la colonización de otros planetas, la potencia más grande del mundo busca imponer su dominancia en el espacio exterior.

“El espacio es el nuevo dominio bélico mundial”. Con estas palabras pronunciadas el 20 de diciembre de 2019, el actual presidente de los EEUU, Donald Trump, dio inicio a la formación de la primera fuerza de seguridad espacial de la era moderna. Se trata de la creación de una nueva rama de las fuerzas armadas norteamericanas, algo que no sucedía desde que la Fuerza Aérea de ese país se formó oficialmente en el año 1947. Al finalizar éste artículo, podremos darnos cuenta que el concepto de Trump y los máximos militares al frente de la Fuerza Espacial es que la paz en el espacio exterior se trata de una utopía. Y eso parece ser así, aun cuando los seres humanos ni siquiera se han establecido en otro planeta fuera de la Tierra.

Desde el momento en que Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos de América en 2016 hasta la actualidad, su administración dispuso casi U$D2.5 trillones de dólares en gastos de defensa militar. A este astronómico presupuesto se le sumarán los U$D15.4 billones de dólares que van a otorgársele a la Fuerza Espacial para el año 2021. ¿Cuál es la razón de destinar semejantes sumas de dinero para la militarización de un sector de la galaxia que se halla prácticamente desprovisto de actividad humana?

Tal como lo anunció el presidente estadounidense en la ceremonia inaugural de la Fuerza Espacial, su país anticipa que la guerra del futuro se desarrollará en un escenario extraterrestre. Es por ello que ese dinero se destinará a la investigación, desarrollo, testeo y evaluación de tecnologías que le proporcionen a los EEUU un sistema armamentístico fuera de la órbita terrestre. Entre ellos se encuentra la nueva generación de satélites infrarrojos de alerta temprana (Next-Gen OPIR), los cuales se utilizarán para detectar lanzamientos de misiles nucleares que se dirijan hacia Norteamérica. En este sentido, los encargados de la defensa militar de los EEUU siguen enfocándose en posicionarse mejor militarmente, mirando siempre hacia adelante.

“Estoy convencido de que, si en el futuro vamos a involucrarnos en un conflicto…vamos a tener que luchar y ganar para obtener una superioridad espacial”, esta afirmación la realizó el actual Jefe de Operaciones de la Fuerza Espacial de los EEUU, John W. Raymond. Evidentemente, la agenda bélica espacial de Norteamérica no difiere casi en nada de la que mantiene sobre el planeta tierra.

La Fuerza Espacial de los EEUU contará con tres comandos primarios, los cuales comenzarían a activarse durante el verano norteamericano (junio-agosto): Comando de Operaciones Espaciales (SpOC), Comando de Sistemas Espaciales (SSC) y Comando de Entrenamiento y Preparación Espacial (STARCOM). Se trata de una importante reestructuración del Comando Espacial de la Fuerza Aérea, establecido en el año 1982. La Secretaria de estas fuerzas, Barbara Barrett, declaró que la misión de estos comandos espaciales es la de “…responder con agilidad para proteger las capacidades espaciales de nuestra nación y el estilo de vida norteamericano”.

Existen preocupantes consecuencias cuando un país como los EEUU emite constantes comunicados oficiales que evidencian una postura de superioridad bélica mundial. En el pasado, declaraciones como estas han desatado competencias armamentísticas que dieron origen, por ejemplo, a la carrera nuclear de este país con la ex-Unión Soviética. Tal como lo sugiere la experta en seguridad espacial de la Escuela de Guerra Naval norteamericana, Joan Johnson-Freese: “…todo lo que se consigue con ello es impulsar a otros a hacer lo mismo, algo que a la larga puede ser contraproducente para los EEUU”.

Pero no debemos descontar el hecho de que la guerra siempre fue, es y seguirá siendo un gran negocio. El objetivo final de un arsenal bélico es el de ser utilizado para, en muchos casos, que las grandes empresas que los fabrican continúen generando ganancias al producir más armamento. En este sentido, resulta lógico que oficialmente se genere un ominoso escenario en donde se justifique la creación de una nueva rama militar como la Fuerza Espacial. Entre las numerosas tareas que deben cumplir sus investigadores, está la de crear la tecnología necesaria para la construcción de nuevos tipos de armamento, algo que lógicamente pondría en funcionamiento una industria entera dedicada a su fabricación.

Al igual que sucedió durante las viejas colonizaciones de las regiones terrestres aun no controladas por los países más poderosos del mundo, la conquista del espacio exterior promete ser el nuevo escenario de grandes batallas. La gran diferencia es que las futuras guerras espaciales no se llevarán a cabo para conquistar territorios dominados por civilizaciones foráneas: esta vez, los conflictos comienzan en el terreno de partida y se generan entre nosotros mismos.

Por el momento, gran parte de los proyectos que atañen a la incipiente Fuerza Espacial están enfocados en proveerle una mejor defensa a los sistemas satelitales que utilizan los EEUU. En febrero del año 2019, el Pentágono afirmó que, tanto Rusia como China, se encuentran realizando grandes esfuerzos para interrumpir o destruir satélites norteamericanos en casos de conflictos bélicos.

El Instituto para la Regulación y Estrategia Espacial Aplicada (IASPS) es una pequeña organización académica integrada dentro de la Fuerza Aérea de los EEUU que trabaja para delinear las bases de una futura presencia de civiles y militares norteamericanos en el espacio exterior. Entre las materias que estudian sus cadetes se encuentran:

  • Astropolítica – La manera en que la política terrestre afecta a los recursos espaciales de su país.
  • Recursos y Desperdicios Espaciales – Cómo mejorar el tráfico espacial, generar conciencia sobre los residuos cósmicos y estudiar las posibilidades de la minería en otros planetas.
  • Disuasión Espacial – Concebir las distintas maneras de responder ante ataques a las instalaciones, dispositivos y personal norteamericano fuera de la órbita terrestre.
  • Militarización de la Luna – Estudiar la necesidad de una presencia permanente de las fuerzas militares de los EEUU en el único satélite natural de la Tierra.

Mientras SpaceX continúa colaborando con la Fuerza Espacial al lanzar sus satélites de observación y rastreo por GPS, la única batalla que está librando la recientemente formada nueva rama de las Fuerzas Armadas norteamericana ha sido con Netflix. Debido a que el servicio de streaming ya había registrado el nombre de su serie cómica “Space Force” meses antes de que Trump inaugure oficialmente a su nuevo ejército espacial, se trata de una “lucha” perdida. Si bien esta serie logra parodiar de excelente manera la utilidad y ambiciones de la nueva Fuerza Espacial norteamericana, sólo nos resta esperar que su eventual presencia en el espacio exterior no termine por adoptar un perfil más oscuro y destructivo.


El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en
Trump Signs Law Establishing U.S. Space Force- (https://www.defense.gov/Explore/News/Article/Article/2046035/)
U.S. Air Force cadets study idea of Space Force bases on the Moon. (https://www.sciencemag.org/news July 7 2020)
United States Space Force. (https://www.military.com/space-force)
Challenged by Netflix Show, US Space Force Rushes to Trademark Name. (https://www.military.com/daily-news June 9 2020)

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