COVID-19, excusa para la injusticia en Gaza:Separados por el encierro

Para un occidental lejano al Islam, entender el divorcio de quienes pertenecen a esta religión, es un asunto que no es fácil de asimilar. Para alguien poco informado, puede llegar a ser confuso y hasta poco civilizado; pero es importante entender que cada lugar tiene sus propias reglas para hacer que funcione su sociedad, según sus creencias y tradiciones. La búsqueda de mejorías en derechos humanos pasa por ganar espacios con el debido respeto y apegados al derecho internacional.

Separados por el encierro

Pocas cosas pueden justificar la separación de una madre de sus hijos. El Covid 19 ha traído consigo un problema más para quienes tantas penurias tienen que vivir, como las madres musulmanas en la Franja de Gaza, que no pueden reunirse con sus hijos. Por un lado, porque padres divorciados tienen como excusa el confinamiento y no dejan que las madres vean a sus hijos y por otro, porque las madres no cuentan con dinero para poder pagar un abogado que les haga valer el derecho que tienen a ver a sus hijos o tenerlos en custodia.

Las madres gazatíes, cuentan ahora con la ayuda del Centro Palestino para los Derechos Humanos (PCHR), que tiene un programa para ayudarlas.

Como es sabido, Gaza es un territorio de los más densamente poblados en el planeta, en donde la mayoría de sus habitantes vive bajo la categoría de refugiado, más del 60% de la población. Los musulmanes se rigen por la ley de familia islámica, que tiene que ver con todo lo relacionado al matrimonio, al divorcio, la custodia y la pensión alimenticia. 

Una mujer musulmana solo puede casarse con un hombre musulmán, sin embargo, el hombre puede hacerlo con cualquier mujer, siempre que esta no sea idólatra. Hay una modalidad de matrimonio en el que este tiene un tiempo establecido (mutah), podría decirse que es como un contrato durante el cual una mujer se une a un hombre a cambio de una retribución.

En cuanto al divorcio, se exige una dote del marido a su exesposa, cuando este desea divorciarse y la mujer no, la dote se firma el contrato de matrimonio, a menos que la mujer quiera el divorcio por voluntad propia, bajo ciertas condiciones establecidas por la ley.

Una mujer que desee divorciarse puede hacerlo, si, por ejemplo, denuncia haber sido vista con desprecio por su marido, además puede exigir una dote. La corte islámica puede llevarlo a la cárcel si este decide no pagar la dote establecida. Pero todo eso es posible si se hacen las diligencias requeridas ante el órgano de la ley; pero si no se puede pagar a un abogado cómo se cumplirá lo que está escrito ¿Cómo una mujer sin dinero para comer, va a pagar para contratar un abogado? Ellas quedan a merced de la injusticia.

Hay que dejar claro que hay reglas con matices diferentes en cada comunidad y que no cualquier abogado puede salir en defensa de una madre y exesposa que demande recibir una dote por divorcio en Gaza, ver a sus hijos después del divorcio, quedarse con la custodia de los hijos o recibir la justa pensión alimenticia para ellos.

La tasa de pobreza en la Franja de gaza supera el 80%. Los niveles de desigualdad son muy marcados. Una de cada 5 mujeres gazatíes es abusada sexualmente, según un estudio realizado por Alianza Action Aid, sus hijos deben escoger entre la escuela y la supervivencia.

En Gaza no es diferente, las mujeres están en minusvalía ante los hombres en materia de trabajo y de ingresos, por lo que no disponen de dinero para pagar un abogado en caso de que lo necesiten.

Por esta razón y para atender a la población de mujeres vulnerables de Gaza, el Centro Palestino para los Derechos Humanos (PCHR), trabaja en coordinación con otros organismos como: UNICEF, PNUD y ONU mujeres en un programa que busca darle ayuda legal a estas madres desasistidas y a otras mujeres en estado de vulnerabilidad. El programa tiene por nombre, “Promoviendo el Estado de Derecho en Palestina”.

Los gobiernos de España, Suecia y Países Bajos financian y forman a jóvenes abogados en Derecho de Familia Islámico. De esta manera podrán darle la asistencia debida a mujeres que no tienen el dinero para pagar un abogado y hacer valer sus derechos ante los tribunales que hacen valer la ley en Gaza.

Hasta la fecha de este escrito (28 de julio de 2020), han sido favorecidas unas 371 mujeres, sin esa ayuda habría hoy, madres sin derecho a ver a sus hijos, a tenerlos con ellas, bajo su custodia y a recibir las compensaciones que fueren justas. La pandemia ha incrementado el número de asistencias legales por parte del programa.

Las historias se repiten una y otra vez, una madre que luego del divorcio tiene una precaria situación económica. No puede criar a sus hijos, no puede mantenerlos, acude a la familia y esta se queda con los niños, no consiguen qué hacer para volver a tenerlos y no tienen dinero para pagar los servicios de un abogado para poder recuperarlos.

Mujeres abandonadas por sus maridos con varios hijos y nunca apoyan con el dinero necesario para proveerles de comida ¿Cómo pueden ellas reclamar la justificada pensión alimenticia? La pobreza se multiplica en un círculo vicioso que se lleva hasta la más mínima esperanza.

Por desconocimiento no acuden al Fondo de Pensión Alimenticia; pero gracias al apoyo del programa de PCHR, muchas han conseguido la ayuda necesaria y han logrado conseguir lo que por justicia les correspondía.

En Gaza, el programa Promoviendo el Estado de Derecho en Palestina, sigue ayudando a mujeres y es de esperar que cada vez se sumen más esfuerzos que estoy seguro contarán con su apoyo y participación, que después de la pandemia seguro es que arreciará.

 

En este escrito expreso mis ideas y opiniones inspiradas en el artículo “Gaza reuniting mothers and children separated by covid 19”, publicado el 13 de julio de 2020 por http://www.unwomen.org. Fuentes consultadas: ONU y UNICEF

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