
La educación finlandesa, ¿deberíamos imitarla?
Necesitábamos una voz en contra la educación finlandesa, y no por defender ningún interés partidista ni por forzar opiniones secundarias, sino porque siempre es constructivo leer un análisis en contra de un concepto que se acepta como un éxito sin parangón.
Seguramente te habrás encontrado con más de una alabanza dirigida al sistema educativo finlandés, pero la pregunta que nos vamos a hacer en el siguiente artículo es: ¿deberíamos imitarla? ¿Qué esconde su modelo de éxito?
Sobresalientes en PISA
Es curioso que los verbos del idioma finés no se conjuguen en futuro. Más que una anécdota, sirve como una traducción de la actitud de los finlandeses ante la vida: voluntad de presente, hacer y crecer. El sentimiento de autonomía y autosuficiencia en el país es fuerte y los estudiantes aprenden en un modelo que apenas tiene deberes o exámenes, pero cuentan con unos resultados académicos excelentes.
Tanto los políticos como los educadores mencionan una constante renovación en el sistema educativo, ya que el mundo no para, y tienen que transformarse con él. El foco está puesto en la automatización. Aquellos empleos que son susceptibles a ser realizados por máquinas deben ser anticipados y analizados, proporcionando a la ciudadanía recursos para los trabajos del futuro. Esto viene a cuento de la renta básica universal, con experimentos que el país ya ha realizado de forma práctica, aunque es un tema para otro artículo.
Sea como sea, los finlandeses comparten el liderazgo en el informe PISA (el programa internacional de evaluación de estudiantes), junto con Singapur, Japón y Taipei. Los países asiáticos son conocidos por la gran exigencia a sus estudiantes, junto con una gran cantidad de deberes, estudio y trabajo. Pero Finlandia se distancia de este modelo, abogando por el tiempo libre y siendo en un 95 %, un sistema público de educación.
Algunos países, España incluida, están intentando imitar el sistema multidisciplinar de Finlandia en algunos centros, pero crear un sistema en una cultura y sociología totalmente diferentes al de aquel de referencia es siempre complejo. Sea como sea, los finlandeses quieren ir más allá. La autonomía es su lema.
Aprendizaje por proyectos
Cada 10 años, Finlandia aprueba un nuevo currículum de primaria. Actualmente están haciendo uso del implantado en el año 2016, y en 2021 comenzarán con el de secundaria. La renovación en el país es clara: se han cambiado libros por portátiles, se han eliminado exámenes y notas, y se ha optado por diluir la diferencia entre asignaturas e impulsar el trabajo con proyectos en equipo, la inteligencia emocional y las aptitudes sociales.
Así pues, se prioriza la adquisición de habilidades en clara contraposición de los contenidos tradicionales que los estudiantes de muchos países siguen recibiendo en sus clases. Pensamiento crítico, comunicación, resolución de problemas, etcétera. Algunas críticas recibidas son rebatidas con el argumento del deseo de intentar encontrar un equilibrio entre estos conceptos y una adquisición de conocimientos tradicionales.
Desde hace varios años, los niños deciden qué quieren aprender en los espacios dedicados para trabajar en el tema que más les apasione. Los temas y proyectos se acuerdan en conjunto y el conocimiento se comparte con otras clases. Aunque los niños cuenten con esta autonomía para decidir su camino, los profesores admiten que hay que despertarles la curiosidad de otras formas.
Todo esto no está fuera de control, ya que existen tutores y respaldos de la universidad para evaluar todo el proceso. La autonomía didáctica es completa, pero la supervisión también es un factor importante, al igual que los conocimientos técnicos.
Crítica a la educación finlandesa
Aunque los informes PISA califiquen a los estudiantes finlandeses como de entre los mejores del mundo y los padres cuenten con la confianza del sistema educativo, existen voces en contra de ello; las mismas que comentábamos en el primer párrafo y que merece la pena desgranar.
No es común encontrarse con datos que muestren que a partir de aproximadamente el año 2009, la puntuación de los estudiantes comenzó a caer, por ejemplo, en matemáticas. Según Gabriel Heller Sahlgren, director de investigación del Centre for Education Economics de Londres, «el éxito del país nórdico fue a pesar de las reformas educativas, y no consecuencia de ellas».
Heller Sahlgren sugiere que una educación centrada en el profesor y con una gran centralización organizativa, contribuyo en gran medida a disparar el ranking de sus estudiantes hasta altas cotas desde el año 2000. Todo esto lo explica en su libro Real Finnish Lessons.
Para entender la importancia de estas palabras, solo tendríamos que acceder a los datos de los resultados y observar como el incremento en la eficiencia educativa comenzó mucho antes de las políticas que todo el mundo alaba. De esta manera, uno de los factores más importantes del éxito se debe al gran rol de los profesores en la sociedad, numerosos y bien formados.
El gran crecimiento económico entre los años 50 y 80 también permitió que se cimentara una gran importancia de la educación. Los padres estaban mejor formados, lo que a su vez influía muy positivamente en los niños.
Continuando con las puntuaciones de los estudiantes, entre el año 2006 y 2015, el descenso de las notas fue el mayor entre los países nórdicos, lo que para Heller Sahlgren probaría que el éxito de las políticas finlandesas es más que cuestionable. A su vez, entre 2002 y 2009 se redujo significativamente el tiempo que los niños dedican a la lectura. La jornada escolar es más corta y los jóvenes están cambiando su percepción en cuanto a la educación tradicional en Finlandia, que bajarían sus notas en concordancia con la implantación del nuevo sistema educativo. Según el informe PISA y TIMSS, mayores horas de colegio y más deberes suponen un mayor rendimiento, algo que está en clara oposición con lo que está ocurriendo actualmente en el país.
Heller Sahlgren pone encima de la mesa algo realmente útil que nos puede servir en muchos ámbitos, no solo en la educación. No deberíamos llegar a conclusiones apresuradas a la hora de considerar un modelo, sea cual sea, como exitoso. Existen numerosos factores más dentro de cada historia, y datos que contradicen otros datos. Nuestro objetivo como personas críticas es analizar qué puede funcionar, qué no, y el porqué. El sistema educativo finlandés es un ejemplo que nos llama a ser reticentes contra todo aquello que se considere exitoso sin profundizar debidamente en ello.
El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en
https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-04-04/hombre-educacion-finlandesa-peligro-imitarla_1544856/
https://elpais.com/sociedad/2019/11/22/actualidad/1574450032_618780.html