
Metal pandémico: una aproximación a la comunidad metalera de Lima
Muchos análisis se han realizado sobre el impacto del Coronavirus en el país a nivel macro y micro. También se han investigado los efectos de la coyuntura actual sobre sectores más específicos, como el de la educación. Sin embargo, no se ha explorado de forma extensa el desarrollo de distintas expresiones de arte durante la crisis de 2020. En este post, daremos un vistazo al género musical del metal en la ciudad de Lima, incluyendo la perspectiva de un músico y un productor de eventos.
El consumo del metal en Lima es prácticamente de nicho. Son escasos los lugares en los cuales se puede encontrar mercancía relacionada con este género musical. Un “huequito” conocido por todo miembro de la comunidad metalera se llama Galerías Brasil, ubicado en la cuadra 12 de la avenida Brasil. Dicha galería es un punto de encuentro de diversas corrientes underground, supliendo de artículos varios a metaleros, punks, góticos y demás.
En un país laico donde el 76% de la población profesa la religión católica (aunque el número de practicantes sea bastante menor) y solo un 5.1% no tiene ninguna religión (de acuerdo a las cifras difundidas por El Comercio sobre el censo de 2018), la música metal no es un género comercial ni muy aceptado socialmente.
Un trabajo hecho en la Universidad Autónoma del Estado de México reflexiona sobre las diferentes concepciones que la sociedad suele albergar sobre el heavy metal. Se habla mucho sobre la violencia, el satanismo, las alteraciones mentales y el abuso de drogas; sin embargo, estos componentes no son inherentes al heavy metal como demostrarían muchas investigaciones sociológicas sobre el tema. La iconografía propia del heavy metal y su principal propósito influencian la percepción que se tiene de este género desde fuera. Sí, hay presencia de calaveras, cabras antropomórficas, crucifijos y muchas bandas suelen tener nombres llamativamente grotescos, pero tales componentes confluyen para reforzar el propósito de expresar rebeldía.
No se trata de una rebeldía injustificada, sino más bien de una manifestación antisistémica de naturaleza artística. Otro trabajo en la Universidad Nacional Agraria explora la introducción de la música metal en Lima alrededor de los 70’s, que luego ganó fuerza tras la efervescencia del género en 1979 por la exportación de bandas británicas, la publicación de material impreso a través de revistas como Kerrang en 1981, la exposición de nuevas canciones y bandas por MTV en el mismo año, y más eventos. Ya que en la década de los 90’s el país pasaba por una serie de controversias políticas y lamentables ataques internos, la masa cultural de la época acogió de buena gana los géneros musicales underground que iban en contra de la uniformidad y expresaban disconformidad.
Jordi Sierra i Fabra ha realizado estudios sobre el desarrollo de la música en la cultura concluyendo que, al inicio, todo género en su fase de introducción es underground y, cuando es aceptado, se convierte en mainstream. Esto ocurrió con el reggaeton, por ejemplo, que ahora es altamente comercial. Los nuevos géneros musicales que han ganado la mayor parte del mercado no repudian el consumismo sino que lo promueven pues su desarrollo depende de este.
¿Cómo sobrevive la crisis de este 2020 un género underground de consumo de nicho en Lima? Para obtener una aproximación sobre el tema, entrevistamos a dos integrantes de la comunidad metalera en la ciudad, ambos con perspectivas distintas: uno de ellos, Alonso Páez, vocalista y fundador de la banda Fórnix; el otro, Raúl Puyen, productor de eventos.
El heavy metal: un amor inmortal
Hace unos días atrás, Mar de Copas, una banda peruana de rock alternativo, dio explicaciones sobre el porqué del costo de las entradas Platinium para su concierto online. Uno de los miembros dio una entrevista para La República donde mencionaba lo difícil que es la vida para el músico y cómo apenas sí le alcanzaba para cubrir el alquiler de su casa, la universidad y el colegio de sus hijos. Conversando con Alonso Páez, de Fórnix, me enteré de que la vida para el músico metalero es todavía más complicada. Los que tocan metal en Perú no lo hacen por la plata, sino por una pasión que necesita desprenderse de sus venas en forma de arte rudo, grueso y crudo.
Según lo que recuerda Alonso, tanto encima de un escenario como en frente de él, el metal a nivel nacional nunca ha tenido gran afluencia de personas en cuanto a eventos; sin embargo, cuando se trata de bandas internacionales, como Metallica, ahí los fans sí se presentan. Aún así, se llenen o no se llenen las tradicionales locaciones, como el Salón Imperial, los eventos nacionales se hacen contra todo pronóstico.
Raúl Puyen, productor de eventos, lleva varios años impulsando la escena metalera. En su opinión, el 2019 tuvo una buena racha de eventos; no obstante, no considera que alguno de ellos sea realmente destacable. La asistencia en Lima ha ido decayendo, dice, pero es mejor en provincia o cuando bandas extranjeras se presentan porque los eventos no son tan seguidos ni tan parecidos. Con la productora Vive Metal y otras casas amigas, organizó únicamente 3 conciertos el año pasado. Contaba con hacer algo diferente para este 2020 y ya tenía planificados algunos proyectos que incluían un mix entre bandas de dentro y fuera del territorio nacional, planes que ahora se encuentran en reposo.
Siendo esta la situación, Alonso Páez opina que quizá la diferencia entre un antes y un durante la pandemia no haga mucha mella en términos económicos porque ya desde antes los productores apenas sí recuperaban lo que invertían en los eventos y los discos que se lanzaban no se vendían en grandes cantidades. Tanto él como los demás integrantes de Fórnix y de otras bandas del circuito metalero de Lima tienen trabajos alejados de la escena musical. Al mismo tiempo, ese es el encanto del metal en nuestro país: para muchos, no es un trabajo sino algo que se hace voluntariamente, porque uno quiere.
Esta noción es compartida por Raúl Puyen, quien reconoció que producir eventos de metal no es un negocio lucrativo, sino más bien una necesidad de vivir el metal desde tantos ámbitos como sea posible. En su experiencia dentro de la comunidad, como fan y como productor, ha podido notar un cambio en el sonido de las bandas. En otros tiempos, existía una diferenciación entre la calidad del sonido de los grupos nacionales y los extranjeros pero, en los últimos años, la calidad de las bandas peruanas está a la altura de sus compañeros fuera de las fronteras nacionales. La producción en 2019 fue poca pero concentrada, notándose el esmero de los músicos por pulir su material
Este tiempo está sirviéndole a Fórnix para darle rienda suelta a su creatividad y dedicarse a producir. Sus planes de producir un disco para este año se han visto ralentizados, pero no han sido exterminados y el metal sigue siendo una constante en la vida de Alonso y la de los otros pilares de Fórnix. Él piensa que existe una gran oportunidad este año para que la producción nacional a futuro aumente, así como la asistencia a los conciertos. Tras no haberse visto las caras por tanto tiempo, la comunidad metalera querrá juntarse y consumir la música que libera su alma, especialmente luego de un año tan accidentado.
Justamente, una desgracia unió ya antes a la comunidad metalera en 2017. Aquel año, los periódicos publicaban notas horripilantes sobre los afectados por las inundaciones tras el Fenómeno del Niño, y los noticieros hablaban sobre casas derrumbadas y personas pasando frío en carpas tras perderlo todo. Una iniciativa para reunir víveres para los damnificados juntó a numerosas bandas de distintos subgéneros del metal para dar un concierto. “Corazón de Metal”, en el Centro de Convenciones Festiva, fue único para Alonso. No solo estaba lleno sino que, luego de un par de horas de haber iniciado, la cola que había afuera rodeaba la cuadra. Según él, dos factores influenciaron: las ganas de ayudar y el encontrar a todas las bandas en un solo lugar.
Lastimosamente, lo último no ocurre tan seguido. Alonso cree que la unidad es fundamental para que el metal en Perú prolifere. Sin importar qué tan distintos sean los subgéneros, debe haber cohesión durante los eventos, tanto entre productores como bandas, para estimular la llegada del público y mantener cautivos a los fans. Raúl concuerda con este pensamiento, confiando en una mejor organización y cooperación entre los productores incentivará a la conversión de nuevos adeptos al metal, tanto a nivel público como a nivel banda.
Actualmente, sin conciertos es un poco difícil llegar a los fans. Algo que llama la atención es que la perspectiva sobre los mecanismos de publicidad empleados sea más conservadoras de lo que se esperaría de un género musical antisistémico. El uso de las redes sociales como Instagram y TikTok para que una banda se promueva no es muy apreciado por muchos fans de la vieja escuela. Tales redes sociales son altamente comerciales, mainstream, y quizá eso lo explique. Sin embargo, en tiempos de pandemia, Alonso cree que puede que estas redes al fin se conviertan en medios más aceptados dentro de la comunidad para que nuevas bandas compartan sus canciones, se publiciten y lleguen a un público más joven.
De acuerdo con Puyen, lo usual para las bandas es promocionar su material de forma directa, consiguiendo entrevistas o intercambiando su producción con la de bandas amigas, haciendo colaboraciones o distribuyendo su música entre productores para conseguir más espacios en los eventos. Ahora, con la pandemia, otros canales se han vuelto más populares y su uso se ha profesionalizado debido a que se han convertido en la única forma de seguir en contacto con el público. Youtube es una de las plataformas que se usan para propagar videos oficiales o covers, así como Facebook y sus transmisiones. Otros canales muy usados, dedicados exclusivamente a la música, son Spotify, SoundCloud y Deezer.
Raúl afirma que el Coronavirus está dándole espacio a la comunidad de los músicos para crear, aunque no va a servir de inspiración para muchas canciones. Lo que ha hecho la pandemia es otorgarles a las bandas una oportunidad para encontrar el tiempo para producir. En otras, está obrando como una lima: lijando las asperezas. Músicos que no se hablaban están contactándose de nuevo, algunos que estaban fuera de la escena tienen más intenciones que nunca de volver, otros quieren hacer colaboraciones; Puyen augura una época de cosecha tras las lluvias ácidas de este 2020, donde no solo habrá más actividad en términos de conciertos y audiencia, sino que, comenta ansioso y anhelante, un incremento en material poderosamente nuevo.
Al preguntarle a Alonso qué es lo que el metal le ha dado, su respuesta es contundente: llegar a la gente. La producción del disco en el que Fórnix trabaja actualmente es completamente independiente, un arduo trabajo que asegurará el nacimiento de canciones que no estarán en el top de las 10 más pedidas en diversas radios, pero cuya autenticidad descarnada calará en los huesos de los amantes del metal.
El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en
Vista de La Metaldad y el Habitus y Metalicus en la ciudad de Lima 1994-2014 en http://revistas.urp.edu.pe/
Cultura, individualización y violencia en los metaleros de la ciudad de Lima (1994-2014) en https://unmsm.edu.pe/
Campo y habitus de la metaldad limeña 1994-2014 en https://dialnet.unirioja.es/
Más de un millón de peruanos no profesan ninguna religión en https://elcomercio.pe/
Nosotros y los otros: reflexión sobre la diversidad humana (ebook)
La rebelión en el Heavy Metal en https://www.redalyc.org/revista.oa?id=4463
de La defensa de la autenticidad: el placer y la muerte en el discurso del Heavy Metal en http://revistas.pucp.edu.pe/inicio/