
Una cultura activa en el mundo laboral
La tecnología se ha apoderado de la vida cotidiana; el compartir familiar ha migrado a video llamadas; el trabajo se ha trasladado a casa con los dispositivos electrónicos; mientras que las noticias y las redes sociales nos mantienen conectados las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Estas situaciones ya formaban parte de nuestra vida, pero la cuarentena provocada por el COVID-19, lo aceleró. Esta nueva cultura activa en la que estamos sumergidos ha cambiado radicalmente la forma en que gestionamos nuestro trabajo y nuestras vidas ¿cómo nos estamos enfrentando a ello?
Un servicio de conexión a internet es indispensable hoy en día, ya sea en los teléfonos celulares, en el trabajo o en el hogar, tanto así que hasta algunos lugares públicos poseen servicios de conexión Wi-Fi disponibles para el público, esto hace que estemos conectados siempre, fácilmente con cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier lugar del mundo.
Nos hemos convertido en parte de una “cultura siempre activa“, tanto así que nos hemos dejado llevar por la corriente de que todo es mediante los teléfonos inteligentes con conexión a internet. Mantener un teléfono encendido es nuestro objetivo durante el día, si no, un cargador, así sea inalámbrico nos acompaña, ya que quedarse desconectado (a cualquier hora) no es una opción en estos tiempos, nos podemos perder de cualquier evento del momento o cualquier llamada del trabajo importante.
La tecnología se ha vuelto una necesidad y sin duda parte de nosotros, pero no hay que dejar de lado los efectos negativos en nuestra salud y bienestar que conlleva esta nueva “cultura activa”.
Uno de los principales efectos negativos de estar siempre activos, es que aumenta el conflicto y la interferencia entre nuestra vida laboral y nuestra vida familiar. Por ejemplo, enviar y recibir correos electrónicos fuera del horario laboral contribuye significativamente al estrés, falta de atención a los miembros del hogar y saturación de información, lo cual ha ido significativamente en aumento, ya que muchas empresas han enviado a casa a sus empleados por una cuestión de salud pública debido a la pandemia causada por el COVID-19. Si antes nos costaba desconectarnos de las redes sociales, aplicaciones y noticias del momento, en estos momentos se hace más complicado porque se le suma el ámbito laboral desde casa, causando que los límites entre el hogar y el trabajo se vuelvan cada vez más difusos.
¿Cómo podemos aprovechar las comodidades de la tecnología moderna mientras minimizamos las desventajas y descubrimos las ventajas de una cultura siempre activa?
Un estudio realizado por la organización The Myers-Briggs Company entre el año 2018 y 2019, con 1.000 encuestados aproximadamente, responde cómo las personas perciben la cultura activa y cómo se desenvuelven en ella.
Los resultados obtenidos en la investigación fueron reveladores ya que no todos los aspectos de la cultura activa fueron vistos de forma negativa; en este sentido, más del 10% de los encuestados dijo que estar siempre disponible les ayudó a mantenerse informados y obtener respuestas rápidas, y les brindó flexibilidad en cuanto a dónde y cuándo trabajar. Aquellos que pudieron acceder a correos electrónicos o llamadas laborales fuera de la oficina informaron un mayor compromiso con su trabajo y una mayor satisfacción laboral.
En general, las ventajas fueron superadas por las desventajas. Casi un tercio de los encuestados dijo que no podían desconectarse, más de un cuarto dijo que la cultura de estar siempre conectado interfirió con su vida personal o familiar, y un quinto indicó que podría conducir al agotamiento mental. Por el otro lado, algunos expresaron opiniones muy negativas; por ejemplo, uno de los encuestados dijo: “Estás agotado, no tienes vida privada, no tienes tiempo para los niños, te arrepientes al final de tu vida, muchas situaciones tensas, pérdida de amigos o relaciones cercanas“.
Formar parte de una cultura activa a menudo conducirá a niveles más altos de estrés, más conflictos entre el trabajo y el hogar, más distracciones en el trabajo y en el hogar, y una mayor dificultad para concentrarse. Es una situación que estamos sobrellevando la mayoría de las personas en estos momentos y es un cambio que requiere adaptación ¿cómo las personas afrontan el estrés de estar siempre conectado? De la investigación de The Myers-Briggs Company la mayoría se basó en cuatro estrategias generales que vendría excelente practicar.
- Cree tiempo y espacio para desconectarse
Es necesario darnos un break, por un tiempo definido diariamente o los fines de semana. Recargue energías haciendo algo activo, tal vez con otros (incluso si eso sucede virtualmente mientras se está distanciando socialmente). Si trabaja desde casa, asegúrese de tomar descansos. Sal a caminar o correr si puedes, haz algo nuevo, diferente o algo que te guste y tengas mucho tiempo sin hacer. También puede resultar útil dejar los dispositivos en otra habitación cuando se están desestresando. Establezca un área tranquila de su hogar donde pueda trabajar y / o retirarse. Intente limitar las reuniones en línea, pero asegúrese de tener algún contacto con otras personas.
- Tenga cuidado con la sobrecarga de información
Tómese un tiempo para evitar revisar con mucha frecuencia las redes sociales o webs de noticias, ya que tantas noticias de carácter mundial que suelen estar disponibles, podrían saturarnos de información y causar un estrés extra para el día a día, que no es necesario. Es importante preguntarse las prioridades del momento, no se obsesione con hacer todo bien o tener un entorno de trabajo perfecto en casa. Las tareas pendientes por hacer, plantéalas y cúmplelas, manténgase en contacto con otras personas y solicite su opinión sobre la situación.
- Crea límites para el entendimiento impersonal
Considere su impacto en los demás y preste atención a su manera de comunicación con los demás para un mayor entendimiento con sus colegas y miembros del hogar. Por ejemplo, lea los mensajes antes de enviarlos, las comunicaciones escritas pueden ser muy directas y centradas en tareas y pueden parecer concisas e impersonales para los demás, ya que sin el beneficio del contacto cara a cara, pueden malinterpretarse. Encuentre un equilibrio entre apoyar a los demás y ocuparse de sus propias necesidades, esto pude tornarse complicado con la crisis del COVID-19, pero identifique los apoyos que necesita y tome acciones conscientes para lograrlos.
- Encuentre un equilibrio entre trabajo y vida del hogar
Es importante establecer límites consigo mismo y con los demás miembros del hogar respecto a cuándo usará y no usará la tecnología en casa, sin embargo, sea flexible cuando las cosas sean urgentes. Es muy probable que apagar sus dispositivos cuando no esté trabajando reduzca sus niveles de estrés, por lo que debe dejar en claro a los demás cuándo estará disponible.
Además, es posible que esté disfrutando de algunos aspectos del trabajo desde casa, como la libertad de ser flexible con sus horarios, pero no espere que los demás sientan necesariamente lo mismo. Evite enviar correos electrónicos o solicitar chats fuera del horario laboral normal, también puede dejar algo de tiempo para otras actividades para que sus días laborales no se vuelvan demasiado rutinarios y monótonos. Convertir su lista de tareas pendientes en bloques de tiempo en su calendario podría ayudar.
Si la crisis de COVID-19 significó que de repente tuvo que cambiar sus rutinas, establezca otras nuevas, ya que la única opción es adaptarse para trabajar de manera eficiente. Si trabaja en casa, intente mantener el “trabajo” y el “hogar” separados al tener un área de trabajo designada y mantenerse alejado de ella fuera del horario laboral.
La tecnología puede empoderar a las personas, pero también puede hacerlas sentir esclavizadas. Al pensar detenidamente cómo y cuándo usarlo, puede encontrar su propio punto óptimo.
El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en
https://hbr.org/2020/06/how-different-personality-types-cope-with-an-always-on-culture