
La seguridad sanitaria vs los derechos constitucionales
Una de las cuestiones que más les está costando a los gobiernos de todo el mundo es lograr que sus ciudadanos tomen las precauciones sanitarias mínimas para mitigar la cantidad de personas que son contagiadas por el virus Covid-19. La concientización por parte de todos los organismos de cada país para que se respeten las medidas que previenen la diseminación de la enfermedad suelen chocar con la concepción de cada persona con respecto a sus derechos constitucionales. ¿Hasta qué punto deben tolerarse las libertades individuales cuando éstas ponen en peligro la vida de quienes nos rodean?
No caben dudas de que la presente pandemia de coronavirus Covid-19 es una situación que resulta difícil de sobrellevar en cada aspecto imaginable de nuestras vidas. Además de los peligros sanitarios que este virus impone sobre la salud de cada habitante del planeta, debemos tener en cuenta los devastadores efectos que su imparable ritmo de contagio tiene sobre la economía y educación de cada país afectado. Sin embargo, existe un elevado número de personas que consideran que las medidas de prevención sanitaria dispuestas por sus gobiernos (uso de barbijos, desinfección de manos, aislamiento social, etc.) atentan contra los derechos y libertades que se encuentran establecidos en la Constitución de su país de origen.
En particular, Norteamérica es una nación en donde los derechos constitucionales generan una profunda brecha que divide a su sociedad. Evidentemente, el más polémico de todos es el derecho a portar armas de fuego (establecido en la Segunda Enmienda de su Constitución), el cual genera un acalorado debate que se intensifica con cada una de las continuas masacres que ocurren dentro de los colegios y universidades de todo el país año tras año. En este sentido, ésta arraigada costumbre que tienen los ciudadanos estadounidenses de defender el estilo de vida americano apañándose en los derechos que les otorga su Constitución puede resultar muy peligrosa, así se trate de portar armas o de desobedecer las restricciones sanitarias mínimas que corresponden cumplir durante una pandemia.
Existen estudios los cuales verifican que la percepción sobre los peligros sanitarios que impone una pandemia cambian de acuerdo a la ideología política del individuo. De acuerdo a sondeos elaborados en los EEUU, sólo el 35% de los Republicanos (conservadores) expresaron preocupación con relación al coronavirus, mientras que el 73% de los Demócratas (liberales) encuestados declararon sentirse asustados por la enfermedad. La falta de medidas tempranas para contener la pandemia que ocasionó el catastrófico ritmo de contagios en los EEUU se debió justamente a la minimización que realizó su presidente Republicano, Donald Trump, acerca de la peligrosidad del novedoso virus.
La división entre aquellos que sienten que sus derechos constitucionales están siendo cercenados por las restricciones sanitarias impuestas por sus gobiernos se acrecienta a medida que pasa el tiempo y no existe una cura definitiva para esta enfermedad. De acuerdo al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) norteamericano, la utilización de un barbijo adecuado es un medio efectivo para evitar la diseminación del virus por parte de una persona contagiada. Sin embargo, esta práctica parece no estar en línea con un gran número de estadounidenses que la consideran una imposición que atenta contra sus libertades individuales amparadas en la Constitución de su país.
Según un estudio realizado por el Pew Research Center, la mayoría de los Demócratas está a favor de la utilización de barbijos, mientras que un vasto sector de los Republicanos (en línea con el actual Presidente) rechaza su uso. Pero este punto no sólo divide al área política: diariamente se suceden violentos episodios entre ciudadanos estadounidenses que se niegan a la utilización compulsiva del barbijo. Existen innumerables reportes de personas que, mediante la agresión verbal, física y hasta con armas de fuego, se oponen a acatar esta medida de seguridad sanitaria. Mientras sus defensores argumentan que aquellos que no utilizan una máscara protectora ponen en riesgo la vida de los demás, éstos últimos aseguran que el utilizarla atenta contra sus derechos individuales.
Paradójicamente, el Director General de Salud de los EEUU, Jerome Adams, declaró que “Algunos sienten que cubrir sus rostros infringe su libertad de elección – pero, mientras más personas lo hagan, tendremos MÁS libertad para salir afuera”. Por otro lado, David Abrams (profesor de ciencia social y de comportamiento del School of Global Public Health de Nueva York) cree que, durante tiempos de incertidumbre, los seres humanos buscan alcanzar un sentimiento de pertenencia. Existe una sensación de solidaridad entre aquellos que no acatan normas que, ellos consideran, atentan contra sus derechos individuales y lo mismo sucede con las personas que sí deciden hacerlo.
La Primera Enmienda de la Constitución de los EEUU protege la libertad de sus ciudadanos de reunirse libremente, mientras lo hagan de manera pacífica. Este derecho naturalmente se contradice con las restricciones que el gobierno de este país debió adoptar como una manera de evitar la diseminación del virus Covid-19. Durante la Gran Depresión norteamericana (1929), la Corte Suprema norteamericana determinó la necesidad de “un compromiso racional entre los derechos individuales y el bienestar público”. A comienzos del mes de marzo, cada gobierno que declaraba un Estado de Emergencia (el cual restringía la libertad de movilidad de sus ciudadanos) debía atender reclamos de varias organizaciones e individuos que reclamaban que el mismo estaba “infringiendo su libertad”.
Es interesante notar que, a diferencia de los EEUU, en el resto del mundo existe un nivel de mayor concientización con respecto a aquellas restricciones que apuntan a mitigar el contagio de Covid-19. Asia, lugar de origen del virus, cuenta con un alto acatamiento a las normas sanitarias que corresponden observar durante una pandemia. Es necesario tener en cuenta que las recomendaciones del uso de barbijos, distanciamiento social, restricciones de movilidad, etc., no son medidas que adoptan los gobiernos para coartar las libertades de sus habitantes. En estos tiempos difíciles se necesita más que nunca que las personas sean conscientes de que es necesario obedecer ciertos protocolos sanitarios que, más que nada, sirven para proteger sus propias vidas.
El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en
3 Key Constitutional Questions We Have to Answer in Our Fight Against the Coronavirus. (https://time.com/)
Why Are Conservatives Less Concerned About Coronavirus?. (https://www.psychologytoday.com/)
Why do so many Americans refuse to wear face masks? Politics is part of it — but only part. (https://www.marketwatch.com/)