Christopher Tolkien, el guardián de la Tierra Media

El mundo de la literatura le debe mucho a Christopher Tolkien. Fue el tercer hijo de J. R. R. Tolkien, escritor, filólogo y profesor británico, creador de los mundos de El Señor de los Anillos y el Hobbit.

Mucha de la literatura de su padre quedó sin publicar, hasta que decidió sacarla a la luz. Es así como obtuvimos una comprensión aún más grande del mundo de Arda, donde se desarrollan los acontecimientos que se narran en los libros y que tanta fama adquirieron a su vez por las películas de Peter Jackson.

Pocas labores han sido tan minuciosas y llenas de pasión en la historia de la literatura, como la que Christopher Tolkien nos dejó como legado.

Fantasía y realidad

El propio J. R. R. Tolkien hablaba sobre las Edades posteriores del mundo de Arda y de la Tierra Media después de lo ocurrido al final del tercer libro de El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey. Así pues, en su carta número 211 detallaba con las siguientes palabras los acontecimientos de este periodo de tiempo:

«Imagino el lapso de unos aproximadamente 6.000 años, así que estaríamos en el final de la Quinta Edad, si las Edades comprendieran la misma duración que la Segunda y la Tercera. Pero creo que se han acelerado, y me figuro que estaríamos actualmente viviendo el final de la Sexta Edad o la Séptima».

¿A qué se refiere el profesor con que «estaríamos actualmente viviendo el final de la Sexta Edad o la Séptima»? Algo muy sencillo y que pasa desapercibido incluso a algunos de los fanáticos acérrimos de la saga: el mundo de Tolkien está basado una prehistoria imaginada.

En efecto, no es la única ocasión en que el profesor menciona los acontecimientos de la Tierra Media como algo que ocurrió en un pasado fantástico, pero ciertamente ubicados en nuestro planeta Tierra. La escala del trabajo que llegó a realizar sobrepasa lo imaginable, si a todo lo que sabemos sobre los mundos, cultura, razas, guerras, historias, geografía y costumbres de los pueblos que habitan el mundo de Arda le añadimos que guarda conexión con el mundo real.

La gran labor de Christopher Tolkien tuvo que enfrentarse a múltiples cartas con breves referencias, papeles sin publicar, cajones llenos de historias inconexas y relatos de todo tipo. Su objetivo: conseguir expandir el inmenso mundo que la mente de su padre creó.

Y no es para menos ya que como hemos visto, J. R. R. Tolkien llegó a crear la mitología completa y la historia de un mundo en su totalidad. Esta creación rivaliza con lo que pueblos enteros realizaron en el transcurso de generaciones.

Un legado fantástico

R. R. Tolkien publicó El Hobbit en 1932 y la trilogía de El Señor de los Anillos entre los años 1954 y 1955. Dada la naturaleza de su obra completa, gran parte de esta quedó incompleta.

Su hijo Christopher, y la Sociedad Tolkien, se ocuparon de recopilar, organizar y publicar todos aquellos relatos inconclusos sobre el mundo fantástico de Arda, pero también traducciones de poemas épicos que nunca salieron a la luz, entre ellas La caída del Rey Arturo y La Leyenda de Sigurd y Gudrún.

Pero sin duda una de las grandes contribuciones de su hijo fue la recopilación en un extenso volumen de todo lo pertinente a la historia del mundo de Arda, que contenía el mito de la creación y los primeros pasos de las diversas razas que habitaban este mundo: El Silmarillion.

La publicación de El Silmarillion supuso un enriquecimiento sin precedentes de la literatura fantástica de El Señor de los Anillos y El Hobbit, y proporcionó a los lectores una mitología e historia completas de su mundo.

Su padre disponía de un esquema de toda esta mitología, con la cual le hubiera gustado desarrollar aún más con el foco puesto especialmente en la historia de Beren y Lúthien, un amor de tiempos remotos que nos recuerda a la historia de Aragorn y Arwen en la Tercera Edad.

Christopher Tolkien también fue el cartógrafo oficial de la Tierra Media. Los mapas que vemos tanto en los libros como en las películas fueron cartografiados por él, basándose en la información de la que contaba.

Una vida dedicada a la literatura

R. R. Tolkien tuvo un biógrafo llamado Humphrey Carpenter, junto con el cual Christopher publicó 354 cartas sobre sus obras. En estas cartas reflexionaba sobre la naturaleza de varios aspectos de la Tierra Media y hablaba sobre cabos sueltos de gran interés.

La historia de la Tierra Media supuso una colección de 13 volúmenes que narra toda al detalle toda la obra de Tolkien, basándose incluso en apuntes y anotaciones a pie de página. Se puede considerar como una enciclopedia del mundo fantástico.

Los Cuentos inconclusos de Númenor y la Tierra Media son una serie de relatos que su padre nunca llegó a finalizar. En esta recopilación, los relatos aparecen ordenados cronológicamente, desde la Primera hasta la Cuarta Edad.

Los hijos de Húrin, otra novela ambientada en la Primera Edad del Sol, que cuenta la maldición que el archienemigo Morgoth practica sobre los descendientes de Húrin.

La caída de Gondolin, una de las publicaciones más recientes (año 2017), narraba la historia de Tuor, de la casa de Hador, logra encontrar el reino escondido de Gondolin, dando así origen a los reinos de los hombres que más adelante aparecen en las novelas.

El 16 de enero de 2020 se daba la noticia del fallecimiento de Christopher Tolkien, un hombre que estudió muy de cerca las obras de su padre, que las completó y amplió hasta formar un relato cohesionado y organizado que quizás ni siquiera el profesor se había imaginado que era hasta tal punto posible.

Gracias a él, podemos disfrutar de miles de páginas adicionales del relato de fantasía más popular de nuestra época. Una labor que no caerá en el olvido y que se recordará por las edades venideras de nuestro mundo, el cual, en última instancia, es el mismo que el de la Tierra Media.


El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en
https://www.muyinteresante.es/cultura/articulo/que-le-debemos-a-christopher-tolkien

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