
La psicología de los objetos cotidianos de Donald Norman

Por medio de la ironía el autor busca plasmar interrogaciones frecuentes ante el uso de los elementos cotidianos, aquellos que rodean el entorno. Además, pretende responderlos con un estilo único, sarcástico, bizarro y humorístico, técnica con la cual logra atrapar al lector para sumergirlo en un mundo de preguntas cotidianas.
Sumergirse en este libro es como viajar dentro de un punto de vista psicológico de un hombre que busca darle sentido a lo cotidiano, sin rozar en lo absurdo. El mismo autor plantea dentro del texto que algunos de sus maestros cuestionaban esta clase de presentar una respuesta psicológica a los elementos burdos, pero, dejaron que fluyera.
Un plano crítico
Todos los lectores saben que todos los libros, independientemente de su género poseen un mensaje tras todo ese texto, bien sea de resistencia, amor, resiliencia, análisis retrospectivo o crítica, como es el caso de La psicología de los objetos cotidianos.
La crítica en este sentido se fija en el contexto del aprendizaje y la psicología de los errores, y como estos pueden llegar a influir seriamente en el uso convencional de los elementos que nos rodean.
Insertar preguntas dentro del texto para desarrollar con argumentos muy validos la narrativa, es una de las formas con las que el autor, Donald Norman, desentraña más que una simple repuesta, cuestiona el diseño de los objetos.
Lecciones de psicología
Al leer este libro, es inevitable sentirse en clases de psicologías, dictadas por un profesor carismático y creativo que usa su entorno para contextualizar y darle significado a cada uno de los planteamientos estudiados en ella.
Norman toma el diseño industrial y general de las cosas para contextualizar el libro. El análisis de la experiencia de usuarios brinda la oportunidad a este psicólogo de aprontarse a una solución, tomando en cuenta las necesidades presentadas en el camino.
A lo largo del libro parece que la inspiración del autor recae sobre alguna experiencia vivida para solucionar algún obstáculo, en torno al uso de un objeto convencional, pues ¿por qué escribir un libro al respecto?, de cualquier forma, aquellos que se sumerjan en la trama puedan sentirse identificados con alguna experiencia vivida.
“Este es el libro que siempre había querido escribir, pero no lo sabía. A lo largo de los años he ido dando trompicones por la vida, tropezando con puertas, sin saber qué hacer con los grifos, incompetente para utilizar las cosas más sencillas de la vida cotidiana. «Soy yo», murmuraba. «Es mi incapacidad para lo mecánico». Pero al ir estudiando psicología y contemplando el comportamiento de otros, empecé a comprender que no estaba solo.” Prefacio del libro, p9.
Elementos de interactividad
Al usar algún objeto, la interactividad con el mismo debe ser ideada para facilitar la tarea por la cual fue adquirido. En resumen, la relación objeto y usuario debe transcurrir en completa armonía, esto se logra con un buen diseño.
Norman asevera su crítica en base al diseño de los objetos, y cómo la mente de los usuarios interpreta el significado y el uso del mismo por medio de la lógica y el razonamiento; en este punto es notorio presenciar los elementos que se entrelazan a la interactividad.
Los indicadores se forman por conjuntos visuales o sonoros inmerso en un objeto que expresa al usuario el uso, la función y estructura que este ofrece, y puede ser ampliamente relativo a las prestaciones.
Las prestaciones, por su parte, son las características perceptibles a simple vista del objeto, que indican, sin necesidad de explicaciones, el funcionamiento y objetivo del mismo. En este caso difiere de los indicadores, que si amerita de un análisis detallado de funciones.
En cuanto a la topografía de los objetos cotidianos, expresa la relación de los elementos de no más de dos conjuntos, y para ser comprendidas con mayor facilidad usan los principios de la Gestalt en cuanto a la agrupación y proximidad. Básicamente, permite que dos elementos en el objeto se unan para dar a conocer la función u objetivo del mismo.
Como un último elemento, Norman aplica cierto énfasis a las limitaciones, ya que estas son la que reducen las posibilidades de comprensión y uso de los objetos; eje en el cual gira la trama, subdividiéndola en factores físicos, lógicos, semánticos y sociales.
Sin especificar
Aunque en el libro se mencionan las limitaciones sociales o culturales del individuo, no se menciona el contexto en el que se expresan las limitantes; en relación al nivel socioeconómico, recursos, región, país etc.
Dando por entendido que las interrogantes planteadas pueden salir a flote en el día a día de cualquier individuo. El autor busca la manera de plantear escenarios comunes, un punto negativo es que no expresa aspectos importantes de condición humana que podrían en contexto al lector.
Propiedades naturales sobre las interacciones aprendidas
Donald Norman, aunque expresa que el diseño de los objetos debe usarse como punto de partida para la interacción natural del mundo y la gente para lograr interacciones exitosas. Otros libros de estudio demuestran que esto no es así, pues según el concepto de ajuste, se establece que, al estar en sociedad, las interacciones con los objetos se aprenden, como un concepto constructivista.
Básicamente el diseñador se enfoca en la forma y funcionabilidad para el uso dentro de una sociedad que aplica el aprendizaje, más que la posibilidad de afrontar limitantes.
Todo nace en una tesis de postgrado
Donald Norman es un profesor estadounidense que actualmente se dedica al estudio y enseñanza de las ciencias cognitivas, La psicología de los objetos cotidianos surge como resultado del texto final de su postgrado.
El propio autor expresa que, aunque no se sentía muy cómodo escribiendo sobre la base de las experiencias vividas e interrogantes más comunes en el uso de objetos cotidianos, buscar la solución a estos conflictos lo llevo a recibir la atención de su tutor, “le encantó que corra un poco de sangre”, expresó Norman.