Disminuyendo los prejuicios y sesgos que corren por nuestras mentes

Los malos pensamientos como los prejuicios nos invaden, pero en muchas ocasiones, de manera inconsciente. Un prejuicio es producto de una parte de nuestro aprendizaje cultural que a lo largo de nuestra vida vamos cultivando, y que nos condicionan a juzgar bajo ciertos parámetros. Aunque no escapamos de tener un sesgo inconsciente hacia algún estereotipo en especial, lo importante es reconocerlo, analizar el por qué y saber qué hacer con ello.

Desde que tenemos uso de razón, sabemos que los prejuicios son opiniones, generalmente negativas, sobre algo o hacia alguien que debemos evitar. Sin embargo, hay que reconocer que forman parte de cada uno de nosotros, consciente o inconscientemente.

El prejuicio se debe en parte al aprendizaje cultural, lo que nos inculcan en casa nuestros padres, aquello que aprendemos en las escuelas y sin duda a los mensajes sociales. Pero el prejuicio también está profundamente arraigado en nuestras redes de pensamiento. Para esto se han realizado numerosos estudios sobre el sesgo implícito, los estereotipos negativos y la otredad de los que no somos conscientes.

Steven C. Hayes, PhD, profesor de psicología en la Universidad de Nevada, Reno, estudió muchas formas de prejuicio, incluido el sesgo de género, el sesgo de peso, el sesgo basado en la orientación sexual, la etnia y más.

Sus estudios, mostraron algo interesante y es que descubrió que todas las formas de prejuicio pueden explicarse en gran medida por lo que se llama distanciamiento autoritario: la creencia de que somos diferentes de un grupo de “otros” y, debido a que son diferentes, representan una amenaza que debemos controlar. De ahí es donde surge el prejuicio.

Es de esperarse, ya que si nos referimos por ejemplo a un sesgo basado en orientación sexual es mucho más notorio un prejuicio marcado o inconsciente por aquellas personas que no forman parte de ese grupo.

Al examinar los factores psicológicos que llevaron a algunas personas a establecerse en un distanciamiento autoritario, Hayes encontró tres características clave:

  • La relativa incapacidad para adoptar la perspectiva de otras personas;
  • La incapacidad de sentir el dolor de los demás cuando adoptas su perspectiva;
  • La incapacidad de estar emocionalmente abierto al dolor de los demás cuando lo siente.

Luego de descubrir esos hallazgos, se desarrollaron intervenciones que han demostrado reducir significativamente los prejuicios y que serían muy beneficiosos para la sociedad.

Hayes comenta que, las formas de prejuicio más difíciles de erradicar son invisibles e inconscientes porque se basan en el privilegio. Por ejemplo, una persona blanca puede decir honestamente “No pienso en la raza”, pero no es consciente de cuánto eso implica un privilegio cuando su vecino negro no tiene más remedio que pensar en lo contrario.

Del mismo modo, un hombre puede creer que no tiene prejuicios de género, pero aun así habla más que sus colegas mujeres en las reuniones.

Realmente se torna injusto e irresponsable pedir a quienes soportan los costos del privilegio que hagan todo el trabajo pesado para corregirlo, el primer paso es observar su propio comportamiento. Trate de notar sus indicadores indirectos de sesgo, los momentos en los que sus acciones supuestamente imparciales están realmente arraigadas y moldeadas por su privilegio. Mientras lo hace, pregunte a las personas cercanas a usted y que hayan experimentado prejuicios si pueden ayudarlo, porque puede ser algo repetitivo.

De todas maneras, puedes seguir los siguientes pasos para empezar a reconocer y desarmar tus propios prejuicios, por nuestro bien personal y social.

Sea dueño de su sesgo

Observe cualquier tendencia a juzgar a los demás o a usted mismo o de promulgar prejuicios basados en privilegios. Aporta tanta autocompasión y apertura emocional a esa conciencia como puedas. ¿Cuándo notas que surgen pensamientos o acciones prejuiciosas?

Es importante que deje de lado cualquier tendencia a comprar su juicio o hacerlos más importantes evitándolos o criticándose a sí mismo por albergarlos. Estos son pensamientos, sentimientos y hábitos invisibles, y son suyos. Eres responsable, pero no tienes la culpa, puede reconocerlo y trabajar en ello.

Conéctese en la perspectiva de otras personas

Adopte deliberadamente la perspectiva de aquellos a quienes juzga su mente, sintiendo lo que es estar sometido a estigmas y prejuicios, a veces sin que la persona que hace el daño sea consciente de ello.

No huya del dolor de ver esos costos, ni permita que se convierta en culpa o vergüenza. El objetivo es la conexión y la propiedad. Deja que el dolor de ser juzgado o herido te conmueva. Mientras lo hace, tome conciencia de cómo causarle a alguien ese tipo de dolor va en contra de sus valores.

Comprométase a cambiar

Canalice la incomodidad de la propiedad y el dolor de la conexión en una motivación para actuar. Comprométase a adoptar medidas concretas para reducir el efecto del prejuicio y el estigma en los demás.

Esto podría significar aprender a escuchar más; hablar cuando otra persona toma en cuenta los prejuicios; dar un paso atrás para que otros puedan dar un paso adelante; unirse a un grupo de defensa; conociendo a personas que pertenecen a grupos que juzga tu mente.

Tomar estas acciones no significa borrar lo que estás cargando y experimentando, sino canalizar esos sentimientos hacia la expresión de compasión. Puede practicar estos pasos con regularidad. A medida que empiece a aflojar el control de sus prejuicios implícitos, descubrirá que su disfrute de estar con personas de todo tipo aumenta, sin importar lo diferentes que alguna vez le hayan parecido.

La triste realidad es que, si no estamos ayudando a resolver el problema del prejuicio, estamos contribuyendo a perpetuarlo. Y si no aprendemos a reconocer nuestro privilegio o captar los pensamientos sutilmente perjudiciales que pasan por nuestras mentes, estamos apoyando el sesgo y potencialmente transmitiéndolo.

Ser empático es la mejor manera de sobrellevar estos pensamientos para disminuirlos, no escapamos de no tener sesgos hacia ciertas personas, si no lo que hacemos con ellos.

 

El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en
Inspirado en: https://ideas.ted.com/prejudiced-thoughts-run-through-all-our-minds-the-key-is-what-we-do-with-them/
Fuentes consultadas: https://www.psicologia-online.com/como-eliminar-los-prejuicios-y-estereotipos-3731.html

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