
Hombres buenos, Arturo Pérez

La lealtad, la confianza, el amor, la generosidad, la sinceridad y el compromiso son valores que son propios de uno de los sentimientos más nobles que existen entre seres humanos, la amistad.
El escritor y periodista Arturo Pérez – Reverte, quien también es miembro de la Real Academia Española (RAE), escribió una magnífica obra que la tiene como tema central. El libro lleva por título “Hombres Buenos”.
Es una novela de ficción, como el propio autor la define; pero que está basada en hechos reales, es una novela de carácter histórico, construida desde la investigación. En ella combina elementos, personajes y voces de pensadores y escritores reales y los expresa a través de personajes de ficción.
El sentimiento esperanzador, positivo, marca una intención muy fuerte en la obra, que apela al conocimiento, a la apertura, el progreso, como elementos fundamentales para el desarrollo.
Estando en la propia sede de la RAE, Pérez-Reverte, atinó a ver L’Encyclopédie, una obra que movió las ideas hacia los grandes cambios de la Europa de finales del siglo XVIII. Fue la mayor recopilación de la ciencia, la cultura, el humanismo. En ella estaba lo que en el mundo se sabía, fue un proyecto de una envergadura inmensa, con la que la humanidad comenzó a transitar a la modernidad.
Estando frente a la obra, la curiosidad por saber cómo había llegado hasta allí, pudo darse cuenta de inmediato que había llegado en un momento en el que estaba prohibida en España, un descubrimiento llevó a otro y así, dice el autor, comenzó a florecer la novela.
No es por casualidad que la novela comienza con una discusión que se teje en plena RAE, en la que se pretende traer L’Encyclopédie de D’Alambert y Diderot, desde París a España. ¿Quiénes serían los elegidos para tal tarea? Se llegaría por consenso a la decisión de que debían ser hombres buenos, señalados fueron los académicos, el bibliotecario Hermógenes Molina y el Almirante Don Pedro Zárate serían los indicados.
La luz del conocimiento debía llegar a España y estos ilustres ciudadanos, con avanzada edad, tendrían la importante misión. Los hombres buenos emprenden su viaje a París.
Aunque la obra no está hecha para el lector amante de la acción, si está muy bien condimentada con situaciones que se dan durante el viaje, la estadía en París y el regreso a España.
Cada ocasión suma en favor de una amistad que va surgiendo entre los dos protagonistas. Pese a que los dos eran tan diferentes, la amistad crece y prevalece. La forma como el autor construye una bonita amistad entre Don Pedro y Molina es fascinante.
Existen momentos en la novela en la que los protagonistas desarrollan diálogos de primer nivel. Son dos académicos que intercambian sus posiciones sobre los duelos, la fe, la religión, sobre Newton, la muerte, son discusiones filosóficas de mucha altura, sobre todo porque hablan lo que el autor refiere son producciones propias de pensadores y escritores de gran calibre para el momento, entre ellos: Condorcet, Gaspar Melchor de Jovellanos, Leandro de Moratín, Voltaire, Rousseau, entre otros.
Pérez – Reverte, va relatando, entre telones de la novela, el proceso de creación del libro, Cómo llegaban las ideas, dónde buscaba información, a quiénes entrevistaba, a qué lugares tuvo que ir y cuáles libros consultó para enriquecer su novela.
Además, va narrando, no con su nombre, sino como el narrador de lo que está pasando en la novela, incitando al lector a participar, a involucrarse buscando las fuentes, comparándolas con las mencionadas en la novela.
El autor, crea un reto al lector porque va combinando aspectos históricos, reales, con otros de ficción, incluso lo hace con las referencias de los libros que va consultando para fundamentar la novela. El lector puede perderse entre la realidad real y la de la novela.
Una vez en París, estos hombres buenos, entrados en edad, se asocian con el abate Bringas, es un personaje inspirado en el abate Marchena, un fanático izquierdista que participó en la prerrevolución francesa, es un elemento que coloca a estos académicos, circunspectos frente a situaciones bastante complicadas y a veces hasta peligrosas.
Como hay hombres buenos, para que se diera la intriga y el suspenso, también hay hombres malos. Dos académicos malos, Manuel Higueruela y el pedante e ilustrado radical Justo Sánchez Terrón. con ideas ultracatólicas, conservadoras, reaccionarias, intentan dar al traste con la misión que busca llevar a España una visión más progresista.
La figura de un sicario, Pascual Raposo, como se indica en el libro es una figura necesaria.
Esta aventura literaria, con un toque de acción, se da en el periodo de Carlos III y el autor es enfático en decir que se ha hecho con toda intención, porque fue una época de esperanza, según refiere.
Fueron momentos estelares para España, en los que pudo salir del foso en el que se encontraba. Se contaba para ese entonces con un monarca de razonable capacidad intelectual y sus ministros se puede decir contaban con una especie de patriotismo positivo. Se quería ir hacia una España más culta, libre, abierta al pensamiento universal progresista, ellos veían un horizonte esperanzador.
Pero llegó la revolución francesa, solo quedó reaccionar, cerrar las fronteras, más tarde llegó Napoleón y dice el propio autor, “todo se fue al diablo”.
Hombres buenos, no solo es una novela sobre la amistad con un importante contenido histórico, también se hacen paralelismos importantes sobre lo que era la España de aquel momento, qué se quería y la España actual y que se quiere.
Pérez – Reverte, conserva esperanzas, al saber que como en la novela y como ocurrió a finales del siglo XVIII, hay hombres buenos, con una gran disposición de hacer de España un mejor lugar para vivir. Es un buen libro con un bonito mensaje y algo de historia para enriquecer el intelecto.
En este escrito expreso mis ideas y opiniones inspiradas en la obra escrita “Hombres buenos” de Arturo Pérez – Reverte.