
La desigualdad racial en épocas de Covid
En Estados Unidos, los afroamericanos y latinos sufren niveles desproporcionados de desempleo y subempleo, que sólo fueron empeorados desde el comienzo de la pandemia. Esto, sumado a las protestas por crímenes raciales, pone al país más poderoso del mundo en una situación de inaudita debilidad.
En junio de este año, Michelle Bachelet, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos, Humanos, alertó sobre las crecientes disparidades en la forma en que el COVID-19 está afectando a las comunidades, y el gran impacto desproporcionado que está teniendo en las minorías raciales y étnicas, incluyendo a las personas de ascendencia africana.
“Los datos nos hablan de un impacto devastador del COVID-19 en las personas de ascendencia africana, así como en las minorías étnicas de algunos países, entre ellos Brasil, Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos”, dijo entonces la chilena Bachelet.
En la ciudad brasileña de Sao Paulo, las personas negras tienen un 62% más de probabilidades de morir a causa de COVID-19 que los blancos. En los Estados Unidos, la tasa de mortalidad por COVID-19 para los afroamericanos es más del doble que la de otros grupos raciales. De manera similar, los datos del gobierno de Inglaterra muestran una tasa de mortalidad para los negros, los paquistaníes y los bangladeshíes de casi el doble que la de los blancos.
Algunos datos duros
En este caso, los datos hablan por sí solos. Por ejemplo, la crisis del coronavirus ha producido grandes disparidades raciales en los ingresos de los empleos. Desde el 13 de marzo, un alarmante 43 por ciento de los hogares blancos han experimentado una pérdida de ingresos. Sin embargo, un número aún mayor de hogares asiático-americanos, negros e hispanos o latinos han perdido ingresos: 49 por ciento, 54 por ciento y 63 por ciento, respectivamente.
La segregación ocupacional y la discriminación en el empleo han restringido durante mucho tiempo a los trabajadores afroamericanos con trabajos mal pagos, menos beneficios y menos seguridad. Al no tomarse medidas, la pandemia agravó y prolongó las dificultades económicas en las comunidades de los Estados Unidos.
Por otro lado, el problema de la vivienda, acentuado por la pandemia de coronavirus, es una amenaza creciente en todo Estados Unidos, especialmente en las comunidades negras y latinas. Se estima que el 9 por ciento de los propietarios blancos con una hipoteca no cumplieron o aplazaron su pago, pero un sorprendente 20 por ciento de los propietarios negros lo hicieron.
Los inquilinos están en una situación aún más grave: el 21 por ciento de los inquilinos blancos, el 28 por ciento de los asiático-americanos, el 45 por ciento de los hispanos o latinos y el 45 por ciento de los negros tienen poca o ninguna confianza en que podrán pagar el alquiler del mes próximo. Las disparidades raciales en el acceso a la vivienda no son producto del comportamiento individual sino de décadas de discriminación. De seguir así, la gente de Estados Unidos podría experimentar una avalancha de ejecuciones hipotecarias y desalojos en las próximas semanas y meses.
A esta altura, habría que empezar a hablar del tema principal: la salud. Millones de estadounidenses, especialmente afroamericanos, han reportado señales de angustia emocional asociadas con la depresión y la ansiedad. Según datos oficiales, el 51 por ciento de los estadounidenses blancos, el 62 por ciento de los estadounidenses negros, el 59 por ciento de los asiáticos y el 63 por ciento de los hispanos o los latinos están preocupados por no poder detener o controlar la angustia.
Para las personas negras, el aumento de la angustia refleja sin dudas las condiciones sociales opresivas que muchos de ellos soportan. Además, se enfrentan a importantes obstáculos para acceder a los servicios de salud mental, entre ellos la discriminación y la falta de un seguro médico de calidad.
Las muertes en las comunidades
En comparación con los blancos, los latinos y los afroamericanos tienen tres veces más probabilidades de infectarse y dos veces más probabilidades de morir. Muchos grupos de indígenas norteamericanos también se han visto afectados de manera notable. Por ejemplo, desde que comenzó la pandemia la Nación Navajo ha tenido una de las tasas de infección por coronavirus más altas del país.
Como se mencionó, la tendencia es el resultado de numerosas formas de racismo que conspiran para hacer a los negros, latinos e indígenas más vulnerables al virus y sus síntomas. Esas formas de racismo son las que también hacen más pobres a las comunidades.
Se sabe que los pacientes con ciertas condiciones médicas son más propensos a desarrollar casos graves de COVID-19. Algunas de estas condiciones son enfermedad renal crónica, hipertensión, obesidad, asma y diabetes, todas ellas enfermedades que afectan en mayor medida a los estadounidenses no blancos. Las mujeres negras en Estados Unidos tienen un 20 por ciento más de probabilidades de padecer asma que las mujeres blancas, y las personas negras tienen cuatro veces más probabilidades de padecer insuficiencia renal.
Y esto no es, desde ya, porque los negros o latinos estén naturalmente predispuestos a desarrollar estas condiciones, sino por las condiciones de vida, los factores socioeconómicos y el acceso limitado a la atención médica. Debido a siglos de racismo sistémico, este cóctel de desventajas perjudica únicamente a las personas no blancas.
Sin embargo, los negros y los latinoamericanos no sólo tienen más probabilidades de sufrir casos graves de COVID-19, sino que también de contraer la enfermedad. Esto se debe a que suelen tener trabajos que hacen imposible un distanciamiento social segur.
Si bien muchas personas han tenido la oportunidad de trabajar desde su casa en los últimos meses, no ha sido el caso de los trabajadores cuyos empleos son imposibles de hacer desde una computadora. Para muchos trabajadores, que se les diga que practiquen el distanciamiento social significa tener que elegir entre su salud y su sustento.
Por otro lado, cuando las personas no blancas se enferman tienen más dificultades para hacerse la prueba del coronavirus. Los lugares donde se realizan los tests tienden a estar ubicados en barrios blancos, y es más probable que los blancos tengan seguro médico y un médico de cabecera. Esto significa que la disparidad racial de COVID-19 puede ser incluso mayor que lo que dicen los números oficiales.
El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en
Racial Disparity of Coronavirus Disease 2019 in…, en https://academic.oup.com/
https://www.epi.org/publication/black-workers-covid/
Assessing differential impacts of COVID-19 on black communities, en https://www.sciencedirect.com/