El futuro incierto de los festivales de música

Las nefastas consecuencias económicas de la actual pandemia de coronavirus son tan profundas como globalizadas, pero ¿qué sucede con las actividades recreativas de cara al futuro? Los festivales de música siempre han sido un popular medio de distención y entretenimiento para personas de todas las edades y géneros. Muchos expertos creen que, hasta que no exista un control definitivo del virus, deberemos contentarnos con acceder a estos festivales de manera exclusivamente digital.

Los grandes festivales de música no son solamente un medio de esparcimiento para el público, también generan masivas fuentes de trabajo, las cuales han visto peligrar su existencia debido al aislamiento social impuesto por la actual pandemia. Estas masivas reuniones de personas que se congregan para disfrutar de un espectáculo musical forma parte de una necesidad humana por compartir una experiencia que cumple una función tanto artística como social. Debido a las medidas sanitarias que buscan evitar la propagación del virus Covid-19, prácticamente todos los grandes festivales de música del mundo han debido posponer –pocos saben hasta cuando- las fechas de sus eventos.

Lamentablemente, en este tipo de eventos se involucran todos los aspectos de congregación humana que los expertos en epidemiología advierten que son contraproducentes para contener una pandemia. Largos viajes en autobús, comidas en bares y restaurantes, todo ello sumado a la masiva congregación de personas en lugares que, por más que sean al aire libre, imposibilitan seguir un protocolo de distanciamiento social adecuado.

Aparentemente, la única opción viable para poder disfrutar de un festival de música en la actualidad es a través de su transmisión online. Sin embargo, se trata de una solución a medias, ya que alrededor de estos grandes eventos existe todo un circuito de negocios que dependen de la presencia física de personas para funcionar. La industria del transporte, la hotelería y la gastronomía verán drásticamente afectados sus ingresos al no contar con la usual demanda de las personas que requerían de sus servicios antes de la pandemia.

Por suerte, la tecnología nos ofrece algunas soluciones para que el público pueda presenciar, al menos de manera digital, un festival de música. Además del clásico streaming, los productores de estos espectáculos cuentan con la realidad virtual y la realidad aumentada para hacerle llegar al público la actuación de sus músicos favoritos. La industria de los hologramas de artistas ya fallecidos también está ganando popularidad, por lo que se trata de una opción viable para trasladar a un artista a distintos escenarios de todo el mundo.

La versión 2020 del festival de música electrónica Tomorrowland posiblemente haya sentado las bases de este tipo de masivos espectáculos en el futuro, independientemente de la resolución de la actual pandemia. Si bien la transmisión online del evento no fue perfecta, teniendo en cuenta lo ambicioso del proyecto y el poco tiempo de preparación, el resultado fue bastante alentador. Un formato que en los años venideros seguramente iba a cambiar debido a los avances tecnológicos, la pandemia de Covid-19 lo hizo abruptamente realidad.

Posiblemente, aquellos que observen una grabación del Tomorrowland Around the World 2020 pensarán que toda esa multitud está violando flagrantemente el actual protocolo de distanciamiento social que rige para este tipo de eventos. Resulta sorprendente el hecho de que todas esas personas son simples avatares –imágenes virtuales de los usuarios- que fueron añadidos al terreno en 3D que rodeaba a los músicos. Seis cámaras 4K captaron la acción, tanto de artistas como del “público”, quien interactuaba desde sus hogares cada vez que se les pedía desde el escenario que levanten sus manos o aplaudan.

Debido a los recursos que demanda un evento de esta magnitud y calidad, existieron algunas demoras lógicas en algunas transmisiones individuales, cuestión que seguramente será eliminada una vez que se expanda la red 5G. Lo cierto es que, gracias al incesante trabajo de los productores de este espectáculo (quienes contaban con diez centros de animación las 24 horas), 280 mil personas pudieron acceder a este mega festival que en el futuro será considerado como el pionero de la tecnología recreativa.

Existe un gran temor e incertidumbre por parte de los productores de festivales de todo el mundo con respecto a la nueva realidad de esta industria. Las nuevas olas de contagios que afectan a las principales ciudades del planeta indican claramente que no habrán eventos de este tipo para lo que resta del año 2020. Los festivales de música fueron los primeros en cancelarse durante el comienzo de la pandemia y, seguramente, serán los últimos en volver a la actividad una vez que ésta se encuentre controlada.

A la falta de viabilidad económica que deriva de un show que cumpla con el distanciamiento social, debe agregarse la dificultad que presenta realizar un control efectivo del público. Los constantes ejemplos de desobediencia en cuanto al cumplimiento de los protocolos sanitarios mínimos para evitar el contagio del virus (utilizar barbijos, mantener dos metros de distancia) imposibilitan que las autoridades le den la luz verde a este tipo de eventos masivos. La alternativa que adoptan muchos artistas para volver a encontrarse en vivo con su público es, y quizás también lo sea para el futuro, la transmisión digital de sus presentaciones.

Varios músicos han realizado shows vía Zoom, cobrando entre U$D5 y U$D25 dólares por persona, aunque se trata de bandas y de un medio que no puede representar fielmente a la experiencia de un gran festival de música. Se ha llegado a proponer una especie de drive-in, en donde el público disfrute del show mientras permanece sentado en sus vehículos, aunque se trata de una alternativa demasiado extraña y logísticamente muy difícil de llevar a cabo. Mientras los productores de los grandes festivales de música de todo el mundo intentan ofrecerle a su público diferentes opciones, todos ellos saben que durante un buen tiempo la realidad de estos espectáculos no será la misma a la que fue antes de marzo de este año.

Los épicos y multitudinarios festivales de Glastonbury, Roskilde, Lolapalooza y Coachela –entre muchos otros- debieron cancelarse para lo que resta del 2020. Las pérdidas económicas han sido verdaderamente devastadoras para una industria musical que, desde hace varios años ya, encuentra sus principales ingresos a través de los eventos en vivo. Tanto los encargados de organizar estos festivales como los artistas deberán adaptarse a un futuro que sólo les aguarda muchas incertidumbres y pocas certezas, siendo la transmisión digital de sus shows la única opción viable por el momento.


El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en
The Future of the Music Festival Post-Pandemic. (https://www.themanual.com/)
Tomorrowland 2020 Shapes Future Of Music Festivals. (https://www.forbes.com/)
What Is The Future Of Music Festivals?. (https://uproxx.com/)

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