
El arte del liderazgo, Thomas Cleary

Las consideraciones de liderazgo que surgieron en India gracias al budismo, y que luego fueron llevadas del sur del continente asiático al oriente, más concretamente a China y a Japón, tienen mucho que aportar a la concepción del liderazgo occidental.
Gracias al Dr. Thomas Cleary y a sus magníficas traducciones sobre obras de la cultura asiática, libros como “El arte del liderazgo”, están disponibles hoy en inglés y en español, para el provecho de más personas.
Esta obra muestra otra perspectiva del líder, en la que el autor reúne las enseñanzas de destacados maestros del budismo Chan (budismo zen para los japoneses). Se combinan en ella lo esencial con lo ordinario, es apenas una parte, del vasto conocimiento de la tradición budista Chan.
Las fuentes del libro, son cartas, algunos escritos y otra parte que ha sido tomada de maestros que han recibido el conocimiento oral de antiguos sabios. Gracias al profundo conocimiento de quien ha vivido dentro del budismo, se tiene la certeza de una interpretación fiel del significado del rico lenguaje metafórico propio de la sabiduría asiática.
El liderazgo está en todo y es con todo lo humano. De manera que para entender cómo puede servirle a la sociedad, primero hay que entender al ser humano. He allí la profundidad de la sabiduría expresada en este libro.
Cleary, expresa la idea del sabio y luego ayuda al lector a entender. No es cualquier traducción, es una interpretación fiel del espíritu de lo expresado por la palabra original.
El budismo es el camino a la iluminación personal, cada quien tiene su camino y cada quien va en busca de su meta, el encuentro con el todo, atendiendo a las cuatro verdades dichas por el que consiguió la meta, Siddhartha, el Buda. Existe el dolor, hay una causa de ese dolor, una forma de extinguir el dolor y un camino que conduce a lograrlo.
Así, en un contexto de un budismo no primigenio, “El arte de liderazgo” habla de la virtud iluminada, una que es algo que no tiene que ver con si se es rey o una persona ordinaria. Quien aprende se preocupa por llenarse de virtud, no por alcanzar el poder, dijo Mingjiao.
El pensamiento búdico Chan, atiende a la humanidad, a la claridad y al valor.
La vida está llena de decisiones sencillas y complejas, ambas son tomadas por el hombre más común o por uno con un gran poder de gobierno, económico, político o religioso, por eso el maestro Fushan dijo: que las virtudes deben ser antes que todo humanas. Se debe desarrollar la claridad, aprender a ver el peligro y lo seguro, lo sensato y lo que no lo es. Tener el valor para discernir, para buscar la verdad y seguir hasta conseguirla.
Las virtudes se obtienen con el tiempo, se desarrollan de tanto practicarlas. El resultado es un camino de disfrute, de prosperidad para la comunidad. Son interdependientes, si una falla, el camino del liderazgo se arruina.
No es bueno un líder valiente, que conduce a mil batallas con éxito, si es un hombre despiadado. Aunque es claro y gana las batallas, la comunidad que lidera es desdichada ¿Cómo será recordado? ¿Cuánto durará para que se rebelen? Igual sucede en la familia, en una oficina, en una empresa, en un equipo, incluso en una misma persona.
Todo parte de un principio lógico. Entender al ser humano es fundamental para el liderazgo, pues es a los humanos que este traerá beneficios. Es un aspecto fundamental del budismo Chan, que busca entender la naturaleza humana para usar ese conocimiento en beneficio de los demás.
Se trata de poder vivir en equilibrio, en bienestar, en cada cosa que se haga en la vida diaria. Cada momento de elección, cada meditación, va tras la búsqueda de un estado de bienestar superior ¿Cómo puede una persona convertirse en un buen líder si no pasa por ser primero una buena persona?
¿Es el liderazgo una cuestión de autoridad? ¿Es un rey un líder solo por haber heredado un trono? La visión integral del liderazgo del budismo Chan o Zen, entiende al líder como un individuo que busca el bienestar de todos, en armonía, con sabiduría.
Wuzu Fayan dijo:
“En las comunidades monásticas actuales, cuando los estudiantes del camino no llegan a ser conocidos, y no son creídos por la gente, es normalmente porque su conducta no es pura y buena, y sus esfuerzos por la gente, no son verdaderamente apropiados”.
La desconfianza es como una daga en el corazón de un líder. No necesita un discurso, porque sus acciones han ya hablado por él. Sus logros personales premian sobre los de la comunidad y aunque ninguna persona se atreva a mencionar una palabra, todos lo saben, a veces el líder es ciego ante esa verdad.
Entre las tantas aportaciones de este libro, hecho en lenguaje sencillo como el que debe ser usado por un líder, está el debido conocimiento de las personas ¿Cómo se puede ser líder si no se conoce a quien se lidera? ¿Cómo se puede enseñar el camino a alguien que finge querer aprender?
Se puede escuchar a una persona; pero no se pueden predecir sus acciones y estas al ser observadas pueden tener mucho que aún ocultar. Necesario es asociarse, trabajar juntos, ver el potencial para saber si es la persona apropiada para aprender sobre el camino.
Muchos recursos se pierden por las formas rápidas de conseguir personas comprometidas con la misión que se persigue. Un buen comunicador ara en el mar cuando quien le escucha lo engaña fingiendo estar interesado. Eso no es bueno para el líder y tampoco para la comunidad, el tiempo, valioso recurso, será uno que no se podrá recuperar.
El Dr. Thomas Cleary entrega en “El arte del liderazgo”, una forma diferente de abordar el tema. El conocimiento del budismo Chan o Zen, ofrece una perspectiva más humana, lógica, sencilla y muy útil, para enriquecer el concepto occidental que se tiene del liderazgo.
Se trata más de aprender e incorporar, que de hacer paralelismos entre la visión occidental y la asiática.
En este escrito expreso mis ideas y opiniones inspiradas en la obra escrita “El arte del liderazgo” de Thomas Cleary. –