
La AI, el as bajo la manga en la lucha contra la explotación sexual
En 2001, Steven Spielberg nos deleitó con una pieza llamada AI: Inteligencia Artificial. 19 años más tarde, parece ser que nos acercamos un poco más a la realidad representada en dicha película. Sin embargo, hay cosas que solo pueden plantearse correctamente en la ficción: tal es el caso del uso de la inteligencia artificial en el mundo del intercambio sexual.
Uno de los personajes principales de la película de Spielberg es el Gigolo Joe, interpretado por Jude Law. Este robot está diseñado para otorgar placer, siendo un sexo servidor que se adapta a cada una de las preferencias de las clientes que lo contratan. En una realidad perfecta, el Gigolo Joe cumpliría una función mucho más importante: pondría fin a una industria de sexo forzado. No solo habría sexo servidores robóticos masculinos sino también femeninos, con genitalia y rasgos físicos diferentes, mostrando características físicas de diversas edades; y reemplazarían a las víctimas del tráfico sexual y disminuirían la cantidad de víctimas sexuales a nivel mundial.
Pero la realidad en la que vivimos está muy alejada de lo ideal. Nordic Model Now! entrevistó a la Dr Kathleen Richardson, quien forma parte de la investigación de De Montfort University en cuanto a la ética de la robótica, sobre su visión respecto a la inteligencia artificial y el tráfico humano. De acuerdo con Richardson, el problema fundamental está en la distinción entre humanos y robots: los primeros son seres vivos que están resguardados por un conjunto de derechos desde su nacimiento; mientras, los segundos son herramientas para diversos propósitos.
Si una persona quisiera, simplemente, satisfacer sus necesidades físicas sin compartir la experiencia con otro ser humano, optaría por una herramienta. Pero los individuos que compran sexo quieren compartir la experiencia y, en muchas ocasiones, es parte de la experiencia el forzar a la otra parte a involucrarse. Por tal motivo, Richardson plantea que la inteligencia artificial no podría solucionar el tráfico sexual puesto que las herramientas no reemplazan a las víctimas del abuso, incluso cuando dichas víctimas son tratadas como herramientas por sus victimarios. El proceso de deshumanización es parte de la satisfacción de quienes compran sexo. Así, el rol de la inteligencia artificial no será sustituir, sino combatir.
The New York Times informó acerca del uso de chatbots inteligentes para desmotivar a los compradores de concretar tratos con posibles víctimas de tráfico. El teniente Christopher Sharpe, del Departamento de Tráfico Humano de Nueva York, aseguró que los compradores ya no son anónimos. Uno de los chatbots que ponen en práctica lanza diferentes avisos online y, cuando registra una respuesta, inicia una conversación natural. Así, se registran a quienes responden a estos avisos y se les agrega a una base de datos donde queda plasmada su huella digital: desde redes sociales hasta fotos.
El teniente Sharpe confirma la efectividad de la AI para las operaciones de detención del departamento: en promedio, la inteligencia artificial es más efectiva que las redadas en un 1200%. No solo son menos costosas sino que funcionan a todas horas, sin descanso. Adicionalmente, son más seguras puesto que no ponen en riesgo a agentes en cubierto o a agentes durante una intervención. Así mismo, logran conectar con el comprador antes de que llegue a realizar la transacción.
Una de las herramientas puestas en práctica para ayudar, directamente, a las víctimas de la explotación sexual comercial es Freedom Signal, desarrollada por Seattle Against Slavery. Sirve como un puente online entre organizaciones de ayuda y potenciales víctimas. De acuerdo con las estadísticas, en Estados Unidos tan solo en un día se postean cerca de 300 mil avisos publicitarios donde se ofertan seres humanos en distintas modalidades de servicios asociados al sexo que van en contra de la voluntaria participación de la persona o en contra de su diginidad.
El equipo de Thorn, una organización que busca defender los derechos humanos, identificó la relevancia de la AI para luchar en contra del abuso en base a las estadísticas establecidas a través de los testimonios de múltiples víctimas rescatadas. Al día de hoy, se ha encontrado que la explotación sexual comercial se promociona digitalmente en un 75%. Los testimonios también permitieron determinar que, cuando las víctimas son menores de 13 años, son los mismos traficantes los que interactúan con quienes responden a los avisos.
Por otro lado, The Next Web (TNW por sus siglas en inglés), un portal que discute los diversos avances tecnológicos que surgen en la actualidad, amplía el uso de la AI para los trabajadores sexuales que, dentro del espectro de la propia voluntad, ofrecen sus servicios. TNW propone la combinación entre los autos inteligentes que no requieren de conductor y las aplicaciones como Uber o Tinder como solución a la inseguridad que sufren los sexo servidores.
Las únicas opciones que tienen quienes ofrecen este tipo de servicios en cuanto a locaciones se refiere son los burdeles, hoteles y moteles, lugar de residencia del comprador o del vendedor, o el auto del comprador. Todos estos son lugares donde el trabajador se encuentra en desventaja y puede ser fácilmente vulnerado. De acuerdo con la organización Global Network of Sex Work Projects, uno de los peligros a los que se expone la gente que realiza este trabajo es contraer enfermedades de transmisión sexual como el VIH, además de sufrir de violencia y exposición al trauma, sin capacidad de encontrar protección a través de la policía o acceder a los organismos de salud pública sin temor.
Por tal motivo, TNW explora la posibilidad de que se usen autos inteligentes como locaciones seguras en las que se reúnan compradores y vendedores, sin la intervención de conductores que puedan romper la privacidad requerida en este tipo de servicios. Adicionalmente, cada auto podría reconocer el tipo de actividad que se lleva a cabo dentro de su área por los movimientos corporales, identificando si se trata de actividad violenta y peligrosa.
Las aplicaciones que permitirían que las transacciones se lleven a cabo también podrían registrar perfiles que, aunque privados, guardarían información vital para asegurar la integridad de ambas partes. De tal manera, tal como se hacer en aplicaciones como Uber, se podría verificar los antecedentes de los usuarios, su estado de salud, adquirir pagos por adelantado, y mediar las condiciones del servicio previamente sin exponer a los involucrados a la interacción.
Aunque es posible que, en un futuro, existan robots que revolucionen la industria del sexo, el cambio más notable que parece que podremos percibir es el de su éxito para luchar en contra del tráfico humano y la explotación sexual comercial. Así como las redes han servido para impulsar transacciones turbias e ilegales, el desarrollo de la inteligencia artificial apunta a ser capaz de aprovechar la actividad online para ponerle fin al abuso.
El texto anterior expresa mis ideas y opiniones inspiradas en
What the idea of “sex robots” tells us about prostitution en https://nordicmodelnow.org/
Opinion | A.I. Joins the Campaign Against Sex Trafficking (Published 2019) en https://www.nytimes.com/
Freedom Signal: Technology to Disrupt Human Trafficking en https://www.seattleagainstslavery.org/
Freedom Signal en https://freedomsignal.org/
How AI will make the world safer for sex workers and their clients en https://thenextweb.com/
Survivor Insights: Sex Trafficking & the Role of Tech en https://www.thorn.org/
Policy Brief: Sex Work and Gender Equality, NSWP – 2017 en https://www.nswp.org/es