
Los herederos de la tierra, Ildefonso Falcones

Las novelas históricas entrelazadas con la ficción se han convertido en los últimos años en una fuente de entretenimiento muy aclamadas por los lectores, ya que plasman la esencia de una trama, fusionada en un sentido realista presente en la historia de algún lugar determinado.
Los herederos de la tierra de Ildefonso Falcones se encuentra ambientada en la Barcelona del siglo XVII, aquella que se veía azotada por los turbulentos conflictos del poder, la riqueza y el estatus; los cuales afectarán la vida del joven protagonista.
Luego de 10 años y tras el éxito de la Catedral del Mar, parece que Falcones quiere retomar la narrativa partiendo del nombre de Arnau Estanyol, quien se convierte en el protector y tutor del personaje principal, el cual quedó huérfano a muy temprana edad.
Desde entonces Estanyol dedica su vida a enseñarle todos sus conocimientos al joven en su camino por convertirse en el mejor constructor naval de la región; sin embargo, la envidia y el odio de los enemigos de su mentor, lo llevarán a emprender el reto de salvar su vida, dejando atrás todo lo que una vez amó.
Las campanas de la iglesia de Santa María de la Mar suenan
Situados en el año 1387, ya la construcción de la iglesia de Santa María del Mar ha concluido, recordando en cada repique de campana a los habitantes de la Ribera, la necesidad de buscar un encuentro íntimo con su deidad.
En este punto, Arnau Estanyol pasó a convertirse en un hombre imponente de la localidad, construyendo y edificando en áreas del poblado; sin embargo, en los herederos de la tierra la trama gira en torno a un pequeño joven.
Hugo Llor, es un pequeño que perdió a su padre marinero en un incidente en altamar. Desde los doce años comienza a trabajar y desarrollar sus talentos en la construcción gracias a la bondad de Estanyol, quien lo toma como su protegido.
La historia plasma el camino de Hugo por convertirse en un constructor de barcos, pero la realidad le hará dudar de su sueño, pues una familia empoderada, los Puig, enemigos de su protector, harán hasta lo imposible para arruinarlos.
Con la influencia que poseen con el nuevo Rey, los Puig implementan varias artimañas para concebir una venganza que vienen tramando desde hace años para destruir a Estanyol y junto a él a Hugo.
Divagando entre sentimientos
Una vez más, Falcones nos trae una historia llena de emociones, donde el amor, la traición, pasión y lealtad forman parte del cuerpo entre líneas, donde cada lector podrá verse inmerso en medio de cada uno de ellos.
En este aspecto, el autor usa una narrativa en primera y tercera persona, cada una de estas usadas en el lugar y momento correcto de la obra para evocar una mayor sensación de proximidad, entre los personajes y el lector.
Cuando comienzan a ejecutarse los planes de los Puig, el joven Hugo se ve atrapado en medio de dos decisiones; una de ellas, la lealtad a su mentor, y mejor amigo Bernat, hijo de Stanyol, e intentan sobrevivir a una localidad que es seriamente injusta, que procura en todos los sentidos, destruir al pobre.
Descubriendo su nuevo amor
Luego de una batalla interna con sus sentimientos, entre abandonar a los que le apoyaron desde la infancia y luchar por su vida, decide finalmente abandonar el barrio de la Rivera para emprender una nueva vida, alejado de los conflictos que tentaban contra su integridad.
Una vez lejos del poblado que lo vio crecer, consigue trabajo junto a un hombre apasionado por los vinos y viñedos, quien se convierte en su nuevo tutor, ahí, Hugo se da cuenta que los vinos son más que uvas aplastadas; un conglomerado de secretos y matices que giran en torno a la elaboración del líquido, tomaran un lugar importante en su vida.
Mahir, es un personaje que durante este período de la trama tomará mucha importancia, este judío ayudará a que Hugo descubra los secretos en cuanto a la fabricación de vinos; es en este momento cuando Hugo comienza a olvidar su sueño de convertirse en constructor naval, para descubrir su nueva pasión por la tierra.
Durante este cambio de faceta, el personaje principal descubre un nuevo sentimiento, el más puro e inclemente amor hacia una joven, Dolca, sobrina de su nuevo tutor llegará para poner un grado de emoción, tristeza y pasión dentro de la vida de nuestro personaje.
Siendo esta jovencita judía, Hugo se ve atrapado en medio de un amor imposible, que, por causa de la religión y las costumbres, le resulta complicado amarla plenamente como su corazón lo desea; sin embargo, en medio de este amor, el lector podrá vivir los momentos más tiernos y amargos de la novela.
Falcones logra saltar la barda del amor físico en los herederos de la tierra, pues logra trascender sentimientos amorosos y pasiones que impulsan al personaje a lograr metas personales para encarnarlos en una mujer; aunque, tratar el amor no correspondido para algunos resulte trillado en una trama como esta.
“Confía en ella. Tu hija es una mujer. Quizá la Iglesia diga que representamos el pecado, que debemos ser castigadas y vosotros lo creáis y nos castigues por ello. Tú tal vez no, pero la gran mayoría de los hombres sí. Sufrimos. Parimos, Hugo, parimos. Damos la vida. No lo olvides nunca”.
Reviviendo emociones luego de diez años
Para los seguidores de la catedral del mar, los herederos de la tierra podría resultar la continuación de esta obra, la verdad es que Ildefonso Falcones la concibe como una trama independiente, aunque se sitúe en la misma época y recapitule algunos personajes.
Sin lugar a dudas este reconocido escritor y abogado español busca retomar el éxito de su primer trabajo en el 2006, plasmando en cada oportunidad sus habilidades para describir escenarios y sentimientos de sus personajes.