Generaciones Y y Z, fuerza laboral de cambio

Escuchar a los Millennials y a la Generación Z, la nueva fuerza laboral, permitirá recomponer a la economía más rápido y en mejores condiciones. Muchas empresas ya aceptaron el reto.

La recuperación económica y social después de la pandemia necesitará del apoyo de todos. Una parte importante de este renacimiento se soportará en la fuerza laboral y es por eso que es fundamental para las empresas atender a sus necesidades ¿Cuántas empresas lo hacen? ¿Hará falta cambiar algunas cosas que se pueden hacer mejor?

En un primer escenario las empresas que se mantengan a flote, enfrentarán esta nueva etapa usando las lecciones que ha dejado esta pandemia como, mayor solidaridad, más cuidado por los asuntos relacionados con el clima, más atención a la comunidad en la cual se desarrolla su accionar, más apertura en cuanto a los modos de trabajo como el trabajo remoto, total o parcial, etc.

En un segundo escenario, las empresas saben que la escasez de empleo es alta y podrán usar eso para hacerse más rígidos, podrán imponer más condiciones que no favorezcan el ambiente de trabajo sino la productividad, no les importará rotar personal porque saben que habrá mucha gente tras un empleo, etc.

¿Cuál de los dos escenarios tendrá mayor prevalencia? Lo ideal es que la tenga el primero.

En atención a buscar la mejor manera de salir de la crisis, muchas empresas están acudiendo a la investigación para saber cuál es la fórmula más conveniente.

Hay dos grupos de la fuerza laboral a los que hay que prestar aguda atención, uno es la generación Y o Millennials y el otro es la generación Z. Según la consultora Pew Research Center (PRC), el 75% de los trabajadores saldrán de la generación Y en los próximos 6 años. En Estados Unidos la Generación Z se acerca al 10% de la fuerza laboral.

Como se sabe los Millennials incluyen a los nacidos luego de 1981 y la Generación Z a los que lo hicieron a partir de 2001, aunque vale decir que hay varios criterios para establecer los años de comienzo y fin de cada una.

La firma privada Deloitte, número uno en servicios profesionales del planeta, presentó su Encuesta Global Millennial 2020 y los datos que se obtuvieron de la investigación hecha a los grupos generacionales comentados, revelan una realidad que resulta muy interesante a considerar por las empresas para enfrentar este momento económico.

El objeto de la investigación es tener una idea clara de lo que piensa la fuerza laboral que será mayoría en los próximos años y así poder crear las mejores condiciones para sortear con éxito los obstáculos por venir.

En 2016, según indica la investigación, el 76% de los Millennials veía a las empresas como factores de desarrollo positivos, tres años después ese indicador bajó a 51% y en apenas 5 meses de pandemia llegó a 41%.

Entendiéndose que esa generación que representa el 31,5% de la población mundial, que datos de la ONU ubican en 7. 700 millones, se puede inferir que la imagen de las empresas ha quedado muy mal ante ellos y una de las cosas que los caracteriza, es que no les gusta trabajar en empresas en las se tiene una cultura empresarial que no comparten, y mucho menos compran sus productos.

El 62% de la generación Y y el 59% de la Z manifestaron que tienen planeado comprar más productos, tangibles e intangibles, de las empresas que tengan un mejor trato con sus trabajadores y que respondan mejor a la pandemia.

Quienes permanecieron en su trabajo, aprobaron las acciones que tomaron sus empleadores para apoyarlos durante la pandemia.

El 66% de las dos generaciones estudiadas, afirmaron que durante la pandemia sus empleadores adelantaron políticas y tecnologías para que se pudiera seguir trabajando.

La Generación Z, dijo que sus empleadores estimularon el crecimiento profesional por medio de tutorías y capacitación, con un contundente 70%.

Ahora son menos los Millennials los que quieren dejar sus trabajos, en 2018 49% quería hacerlo, justo antes de la pandemia bajó a 31%. En cuanto a la Generación Z ese porcentaje descendió de 61 a 50%.

¿Es porque se están haciendo más adultos? La encuesta no responde esta interrogante; pero deja claro que a pesar de que la percepción general de las empresas ha bajado de forma destacada, la experiencia pre y durante la pandemia, ubica a sus empleadores en una buena posición.

Los resultados del estudio dan cuenta de que las nuevas generaciones de trabajadores creen que gobiernos y empresas no están haciendo mucho para cuidar el medio ambiente y estiman que esa preocupación será dejada a un lado por superar la crisis económica, 80% de ellos lo cree así.

La nueva fuerza laboral demanda lugares más acogedores para trabajar, que los capaciten y que les den herramientas para mejorar sus habilidades para enfrentar el desafiante futuro.

Un dato interesante, es que ambas generaciones, la Y y la Z, calificaron muy bien a sus empleadores individuales. Es bien sabido que la generación Y tiene poca disposición a permanecer en un trabajo, esta encuesta arrojó que están dispuestos a quedarse entre 2 y 5 años.

La Generación Z, por su parte, alagó la labor de las empresas porque estaban incorporando modos de trabajo que se ajustaban más a sus intereses y que estaban gestionando apoyos a las comunidades locales de manera positiva.

Estas respuestas son muy buenas para quienes reconocen el gran valor de la lealtad a la empresa ¿Qué piensa al ver a alguien que le atendió hace 5 años en un lugar al que fue a comprar y que va hoy, y es la misma persona que le atiende? ¿Familiaridad? ¿Se siente bien? La lealtad no es solo un asunto de dinero.

Sin embargo, algunos líderes desestiman la importancia de la rotación de personal; pero es algo que puede ocasionar muchas pérdidas a sus empresas o a las empresas que dirigen. En la mayoría de los casos es por ignorancia.

Las empresas pequeñas y familiares, por lo regular manejan pocos indicadores y si no mides, no te das cuenta de lo que pasa. Es más difícil ver por qué grieta se está yendo el dinero.

Los empleados deben ser vistos como clientes y no porque compren en el propio negocio en el que trabajen, sino porque, como los clientes, son los que hacen que la caja registradora suene, hacen que la empresa se mantenga viva ¿Si la empresa tiene un buen cliente, debería tratarlo con indiferencia porque si no es él, es otro el que comprará, o buscaría darle el mejor trato posible para que otros también busquen ser tratados como él?  

Para hacerse una idea, un reemplazo puede costarle a una empresa 14 veces más la cantidad que pagaba por sueldo a quien se fue de la empresa. Es decir, un empleado que renuncie y gane 3 mil dólares mensuales, le costará a la empresa 42 mil dólares en 6 meses, tiempo mínimo en el cual una persona nueva y sin la pericia que tenía a quien él sustituyó, logrará recuperar el nivel de productividad anterior ¿Cuánto sería eso si no es uno sino 10 empleados los que renuncian al año? ¿Parece que no es tan buen negocio que haya alta rotación en la empresa verdad?

Para Roberto Estrada, socio de una firma de Deloitte Consulting de DTT “al momento de reemplazar a un colaborador se consideran dos costos directos: la selección y los días de entrenamiento o inducción, a nivel de productividad, cuando un colaborador se ha desvinculado y contaba con cierto nivel de experiencia, el reemplazo no tendrá la misma productividad desde el primer día, pues las curvas de aprendizaje pueden ser distintas dependiendo del perfil de la persona y su madurez profesional”.

¿Qué mejor forma de saber qué está pasando en la mente de los trabajadores que preguntándoselo? ¿Cómo puede mejorarse algo si no se sabe lo que hay que mejorar? Por supuesto, hay que saber como hacerlo para obtener buenos resultados y por lo general se gestiona a través de un agente externo especializado en el área.

No hay mejor lugar para trabajar que aquel en el que se sienta uno bien y las dos generaciones a las que se refiere este escrito le dan un valor supremo a eso.

En este escrito expreso mis ideas y opiniones sobre las generaciones Y y Z como fuerza de trabajo en un mundo post-pandemia. Fuentes: Deloitte, Forbes y ONU.

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