Asesinato en la Amazonia

El aislamiento en la naturaleza reviste enormes peligros. Pero salir de él puede ser igual o más peligroso aún.

Muy cerca de su refugio (maloca), los cuerpos sin vida de Shuri, su esposa Elena y su suegra María, fueron encontrados en un escenario dantesco que dejaba ver la violencia bajo la que los indígenas de tribus aisladas viven.  

Las víctimas de este cruel asesinato en la Amazonia del Perú yacían quemadas en la selva con sus cuerpos repletos de flechas. Shuri tenía una segunda esposa, Janet y hasta ahora no se sabe de su destino ¿Pudo haber sido raptada o peor aún asesinada? ¿Quién o quienes pudieron cometer un hecho tan aborrecible?

Las flechas son un indicio importante; pero no es concluyente como para establecer que fue otra tribu la autora del hecho. Pudieron haber sido narcotraficantes también o tal vez madereros que trabajan cerca de la zona. Equipos de investigación peruanos buscan respuestas, el Ministerio de Cultura de ese país también participa; pero hasta ahora poco se sabe de los culpables.

Los Huni Kuin fueron quienes hicieron el hallazgo de los cadáveres, ellos viven río abajo y dicen que vieron huellas de unos 50 agresores, además las flechas encontradas en el sitio del crimen eran de las usadas por los Mashco Piro, quienes han tenido conflictos durante mucho tiempo con los Mastanahua, grupo al que pertenecía Shuri y su familia. Es un hecho que Shuri había sido atacado con anterioridad por los Mashco Piro, una cicatriz causada por una herida de flecha así lo certificaba.

¿Cómo viven estos indígenas en la selva de la Amazonia?

En el año 2003 Shuri y su familia fueron sacados del aislamiento en la selva por unos misioneros evangélicos estadounidenses. Un emblema metálico redondeado pendía de su nariz, alrededor de su cintura tenía atada una especie de corteza de un árbol, su cuerpo se mostraba completamente, sin vestimenta. Sus armas, un arco y dos largas flechas que superaban su baja estatura.

Las esposas llevaban la carga, el hombre debía estar siempre alerta y preparado para usar su arma frente a una oportunidad o un ataque quizás.

¿Cree Ud. que la vida de las comunidades aisladas es el cenit de la felicidad?  Los bosques son muy diferentes a lo que se muestra en muchas películas y documentales, en las que los indígenas viven felices, cultivando, haciendo bailes, rituales, cazando y en paz.

Resulta que la vida de las comunidades que están aisladas, están lejos del ojo mundial. No hay medios de comunicación que informen sobre lo que pasa en esos lugares. Las reglas pueden ser muy poco civilizadas para quienes vivimos en la ciudad o en pueblos. Las autoridades policiales o militares son escazas o ninguna.

Eso sin contar con que la mayoría de estas comunidades aisladas están en países corruptos, en los que los órganos de seguridad del estado en vez de cuidarlos, en ocasiones los victimizan o no son capaces de combatir a quienes pueden hacerles daño, eso por decir lo menos.

En los lugares en donde hay riquezas minerales, madera, animales, plantas que sirven para la elaboración de medicinas, espacios ocultos ideales para los narcotraficantes ¿Cree Ud. que puede ser un lugar tan tranquilo como muchas veces se nos hace ver?

Familias como la asesinada en la selva del Perú, viven aterradas, dirimen sus conflictos como lo hacen desde hace siglos y como en los primeros tiempos, están tan aislados que nadie se entera de lo que sucede en lugares a los que no accede nadie, excepto quienes luchan por los recursos que hay en los territorios.

Después de todo de eso se trata, de estar, conseguir o defender los recursos que hay en una zona determinada y que representan el sustento vital. ¿Acaso no es lo que hacen los que cortan madera? ¿Los narcotraficantes? ¿Los mineros? ¿Quién ganaría los espacios, los indígenas con sus flechas? Obviamente no, y por eso es tan importante prestar atención a gente que es vejada, sacada de sus espacios vitales y como en el caso de este escrito asesinada.

¿Qué terminan haciendo los indígenas que viven en lugares aislados? Saben que están solos, buscan sobrevivir y se acercan al contacto con otros seres humanos. Los gobiernos les prometen una cambio de vida, las promesas terminan confundiéndolos y sin respuestas a sus necesidades.

No están preparados para una vida en una sociedad como la nuestra y la verdad es que poco hacemos para ayudarles a que puedan integrarse con éxito. Si es difícil para un inmigrante ¿Imagine lo que puede significar para alguien que viene de otro mundo, uno cuyos límites y forma de vida están muy lejos de lo que es la civilización?

Cuando Charlie Hamilton James, fotógrafo de National Geographic, fotografió a la familia de Shuri para ilustrar un artículo que hablaba sobre la situación de amenaza en la que vivían las tribus aisladas del Amazonas quedó sorprendido.

Estaban pasando hambre, demandaban medicinas, sus perros estaban muertos, le contó Shuri, vivían en completa miseria. Su mayor temor los sacó de la selva, el miedo a los Mashco Piro. Ahora se sentía desamparado en un mundo desconocido, sin saber qué hacer. Así se convierten en víctimas fáciles de los depredadores humanos que los usan a su antojo. Es muy duro lo que viven.

El progreso tiene su precio. Los explotadores del oro gomoso, el caucho, ocuparon tierras de la Amazonia de Brasil, allí se producía hasta cercano 1928 el 95% del caucho del mundo, muchos de los indígenas fueron desplazados. Los Mashco Piro, comenzaron la búsqueda de nuevos espacios y si alguien los tenía, entonces había que quitárselos, así lo entendían. Los Mastanahua, la tribu de la familia asesinada en Perú, pagó el precio de un progreso que desconocía que ellos existían.

En el caso de la selva amazónica peruana, que limita con la de Brasil, es territorio de plantaciones de coca, tala, pistas ilegales de aterrizaje y eso sigue moviendo a las tribus que buscan recursos para su subsistencia, creándose conflictos tribales.

Quienes obtienen beneficios ingentes, tienen a favor que las comunidades aisladas son poco conocidas y solo unos pocos activistas están enterados de su situación y no son muchos los que tienen acceso a los medios de comunicación que pueden hacer del conocimiento público la terrible realidad que viven estos indígenas.

Tal vez el asesinato de Shuri y su familia hayan sido más mediatizados por el hecho de haber aparecido en el reportaje que hizo en octubre de 2018 la revista National Geographic. Ojalá hechos como estos no sigan sucediendo, indígenas acorralados entre dos mundos por el miedo, la miseria y la muerte.

Las comunidades que viven en aislamiento en la selva, huyen de otros indígenas, de narcotraficantes, mineros, madereros y quedan en un limbo, entre la selva y la civilización, enfermos, sin atención y sin herramientas para adaptarse a una nueva forma de vivir.

Quienes vivimos en civilización debemos hacer lo que esté a nuestro alcance para visibilizar su situación y ayudarlos.


En este escrito expreso algunas reflexiones y opiniones inspiradas en el artículo titulado “Who killed this Indigenous family in the Peruvian Amazon? And why?.” del 20 de noviembre de 2020, publicado en http://www.nationalgeographic.com/history/2020/11

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