La superioridad racial como arma disuasiva en las escuelas

El sentimiento de empoderamiento racial que caracteriza a buena parte de la población blanca de los EEUU puede encontrarse, no sólo en los espacios públicos, sino también en el educativo. Como sucede con toda formación del carácter humano, las raíces de este problema se encuentran presentes en las etapas más tempranas de nuestra formación inicial. Estudios demuestran que, a través de la errónea percepción de superioridad que les otorga el color de su piel, una alarmante mayoría de los maestros caucásicos en los EEUU asumen derechos que justifican un atropello contra los alumnos que pertenecen a las minorías raciales de su país.

El fuerte racismo que padece la sociedad estadounidense no es una tendencia que sólo practican los grupos de extrema derecha y de supremacía blanca. En mayor o menor medida, se trata de una actitud que puede encontrarse en cada aspecto de la vida diaria de su población. Permanentemente son subidos a distintos sitios web videos capturados con cámaras de smartphones en los cuales se registran a ciudadanos caucásicos denunciando a personas pertenecientes a alguna minoría racial por los actos más insignificantes. El asesinato de George Floyd ocurrido el 25 de mayo de este año demostró claramente que la población blanca de los EEUU se empodera aún más cuando ejerce sus sentimientos de superioridad al recurrir a las fuerzas de seguridad.

Una investigación realizada a comienzos de 2019 por el Pew Research Center señaló que el 65% de los afroamericanos encuestados afirmó haber sido objeto de sospechas infundadas por parte de ciudadanos blancos. Muchas veces, este temor injustificado deriva en denuncias policiales que innecesariamente pueden poner en peligro la vida de estas personas. Pero, si bien esta práctica disuasiva puede visibilizarse regularmente en diferentes escenarios de la vida social de este país, es una cuestión que también se encuentra presente dentro del ámbito educativo. Mantener el orden dentro de las aulas en la mayoría de los colegios de los EEUU es una práctica en la que sus educadores suelen proceder con más rigor cuando se trata de estudiantes que pertenecen a alguna minoría racial.

El trato desigual que muchos norteamericanos de color experimentan en su vida adulta comienza en los inicios de su etapa educativa. Diferentes estudios han demostrado que gran parte de los profesores blancos tienen la tendencia de considerar a los estudiantes no caucásicos como más problemáticos. Es común que, tal como sucede durante el resto de sus vidas fuera de la escuela, éstos reciban mayor vigilancia o medidas disciplinarias excesivas.

Investigaciones realizadas a mediados de la década pasada lograron determinar que un notable número de profesores de escuelas estadounidenses tienden a supervisar y confrontar más con alumnos de otras razas. Un reporte del Yale Child Study Center determinó que los educadores de jardín de infantes y primaria consideran a los niños afrodescendientes como más propensos a mantener una “actitud desafiante” y ser más “insubordinados” con relación a sus compañeros blancos. A pesar de que un profesor puede llegar a tener los mismos problemas con alumnos caucásicos, éstos no reciben las mismas acciones disciplinarias que los estudiantes pertenecientes a alguna minoría racial.

Los expertos aseguran que los educadores blancos de Norteamérica –los cuales son en su mayoría mujeres- exageran la mala conducta de sus alumnos afrodescendientes a través de una sobre-victimización. En lugar de intentar establecer un vínculo con estos jóvenes, generalmente las profesoras son propensas a llamar a un agente de seguridad del colegio para contener una amenaza muchas veces inexistente. Este método de controlar la situación mediante el llamado a las fuerzas del orden es una cuestión con la cual los alumnos de color luego deberán acostumbrarse de adultos, si bien en el ámbito callejero suelen tener nefastas consecuencias. Semejante poder de autoridad por parte de la comunidad blanca estadounidense es utilizado como un arma de disuasión desde que los jóvenes negros, latinos o asiáticos comienzan su educación escolar.

Ejercer acciones disciplinarias más duras contra alumnos de color es una práctica que muchos profesores norteamericanos realizan a diario. Independientemente de que muchos de ellos no la consideran como injusta o racista, se trata de una estigmatización que puede tener consecuencias muy perjudiciales para estos jóvenes. Es en esta etapa de sus vidas cuando comienzan a sentirse vigilados, perseguidos y castigados por una clase blanca dominante que percibe al resto de las minorías raciales como una amenaza.

Un artículo publicado en el año 2014 por la American Psychological Association advierte que esta percepción se incrementa debido a que muchos educadores asumen que los niños de raza negra son más adultos de lo que sugiere su edad. Es por ello que se tiende a generar una inmerecida desprotección de estos alumnos, quienes además reciben un trato más severo y mayores exigencias que sus compañeros caucásicos. Según David Johns, director de la National Black Justice Coalition, esta errónea impresión tiene consecuencias dañinas y hasta traumáticas para estos niños, ya que se les impide comportarse de acuerdo a los impulsos naturales propios de su edad.

Aun cuando un profesor no considere que ejercer una mayor vigilancia y/o sancionar más duramente a alumnos de otras etnias se trate de una práctica discriminadora, esto no quiere decir que esta acción pueda dejar de juzgarse como tal. La consejera educativa y autora afrodescendiente Alicia Oglesby asegura que estos maestros simplemente se están “…eximiendo de poder ser responsabilizados por sus actitudes racistas”. En lugar de trabajar más para ganarse la confianza de estos jóvenes, el educador generalmente elige establecer su autoridad mediante amenazas de suspensiones o detenciones. Muchas veces se utiliza la excusa del miedo que genera determinado alumno, no sólo debido al color de piel, sino por su forma de vestir, de expresarse o su corte de pelo.

Evitar ejercer una autoridad que deje de lado las estigmatizaciones propias hacia la raza de sus alumnos es un problema que aqueja a la mayoría de los profesores norteamericanos. Siendo una profesión la cual es mayormente integrada por mujeres, a estas educadoras les resulta muy difícil no empoderarse utilizando la excusa de sentirse amenazadas por las supuestas conductas inherentes al color de piel de sus estudiantes. La clase blanca que rige muchos aspectos de la sociedad estadounidense ha demostrado servirse de la victimización para justificar un control más rígido sobre las minorías raciales de su país. Los expertos en pedagogía afirman que lograr un cambio en esta actitud que predomina dentro del sistema educativo de los EEUU requiere de algo fundamental por parte de los maestros norteamericanos: reconocer que se trata de un grave y persistente problema.


Fuentes
The Weaponization of Whiteness in Schools. (https://www.tolerance.org/)
10 things we know about race and policing in the U.S. (https://www.pewresearch.org/)
Implicit bias may help explain high preschool expulsion rates for black children. (https://news.yale.edu/)

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