
El padre de la revolución (musical)
A 250 años de su nacimiento, Beethoven todavía fascina por el poder y la riqueza de su música. Uno de los más grandes artistas de Occidente, gracias a él entramos a una nueva faceta en la historia de la música. Su figura también se relaciona con el artista tempestuoso que vive sólo para su arte, no le importan las convenciones sociales y se lanza detrás de las ideas revolucionarias.
El arte de Ludwig van Beethoven es revolucionario en lo formal, y esa revolución estaba íntimamente ligada a su simpatía por las revoluciones políticas de su tiempo. Por eso mismo la música de ningún otro compositor clásico occidental es tan característica de los eventos públicos o de la propaganda política como la de Beethoven.
Tomemos como ejemplo una de sus obras más importantes y famosas, la Novena Sinfonía: la usaron los sindicatos en Alemania después de la Primera Guerra Mundial, y luego durante el Tercer Reich para el cumpleaños de Hitler; el gobierno supremacista blanco de Rodesia la adoptó como un himno, y también lo hizo más tarde la Unión Europea. Como si fuera poco, Leonard Bernstein dirigió una orquesta compuesta por músicos de Alemania Oriental y Occidental que interpretaron la sinfonía durante la caída del Muro de Berlín.
Las composiciones de Beethoven tienen una potencia difícil de encontrar en otro músico. Sus melodías tienen también la cualidad de ser populares, casi como ningún otro compositor clásico. Y a diferencia de la música de Gustav Mahler o Anton Bruckner, la de Beethoven nunca necesitó ser rescatada del olvido: ha sido un elemento continuo de los programas de conciertos incluso durante su propia vida.
Su música fue radical para su tiempo, y aún hoy hay piezas suyas, como el Grosse Fuge y algunos de los últimos cuartetos de cuerda, que siguen siendo un reto para el intérprete y el oyente. Sin embargo, estas piezas tienen siempre un lugar asegurado en los conciertos, superando ampliamente a los más modernos Arnold Schoenberg e Igor Stravinsky.
Un humanista en conflicto
La vida de Beethoven fue la fuente de inspiración de gran parte de su música, y en ella escuchamos, más que en ningún otro compositor, un “retrato autobiográfico”. Al mismo tiempo, Beethoven alinea su música con los ideales filosófico-religiosos y los movimientos políticos. Es el primer compositor moderno que intenta dar voz a una visión universal, y que se ve a sí mismo hablando en nombre de la humanidad.
Aunque simpatizaba con la revolución política, Beethoven era un humanista y un moralista con profundos ideales. Se opuso a la mayoría de los libretos de ópera tachándolos de frívolos y hedonistas, y en su única ópera, Fidelio, eligió representar el amor y el sufrimiento de un marido y una mujer que permanecen fieles el uno al otro en las buenas y en las malas.
Aunque fundamentalmente es un compositor clásico, su obra ha empujado con audacia las formas y límites del período clásico, haciéndose cada vez más libre y experimental en la organización y estructura, la invención armónica y la técnica instrumental. En sus obras tardías se encuentran movimientos de sólo dos minutos de duración, o movimientos que se extienden durante veinte; pasajes extremadamente fuertes o extremadamente suaves; registros más altos y bajos del piano, las cuerdas o las voces.
Un artista profundamente moderno
Las obras de Beethoven suenan y se sienten modernas, y esto se debe en gran parte al hecho de que fue testigo del tumultuoso nacimiento de la Modernidad. Logró expresar la euforia y el dinamismo de ese período revolucionario, junto con sus contradicciones y sus momentos de desesperación y fracaso.
Casi toda la vida de Beethoven fue moldeada por la Revolución Francesa y sus consecuencias. Nacido en 1770, estaba en su adolescencia cuando la Bastilla fue asaltada. A los veinte años del compositor, la revolución alcanzó su cénit con los jacobinos y entró en su fase reaccionaria. Sus cartas de este período contienen varias declaraciones de apoyo a la revolución.
Beethoven se hizo famoso en toda Europa al mismo tiempo que los ejércitos de Napoleón arrasaban con el viejo orden, pero también vivió el declive de la revolución y la dura reacción contra ella. Experimentó dos grandes crisis artísticas y personales en su vida. La primera coincidió con la coronación de Napoleón como emperador, una señal de que los ideales republicanos de la Revolución habían sido traicionados. La segunda siguió a la derrota final de Napoleón en 1815, y al triunfo de los reaccionarios.
Muerte y gloria
Beethoven murió en marzo de 1827. Se estima que hasta treinta mil personas asistieron a su funeral en Viena, una ciudad cuya población era de apenas doscientos mil habitantes. No tardaron en aparecer monumentos a Beethoven, como el erigido en su ciudad natal de Bonn en 1845, o la escultura de Max Klinger en 1902. Ambas obras lo representan como un gran líder político o un dios de la antigüedad.
A principios del siglo XX, los compositores aún luchaban por salir de su influencia. El nombre y la imagen de Beethoven han llegado a representar mucho más que su propia vida y música: se han convertido en un avatar de la propia tradición clásica occidental.
El mayor problema con la imagen de Beethoven es que realmente fue una persona terrenal, lejos de los dioses y del orden. Era más bien un artista desordenado y conflictuado, lejos de las pelucas de Mozart y el castillo de cristal de la música clásica. De hecho, los mismos músicos de rock han dicho sentirse inspirados por la música de Beethoven, a quien consideran el inventor del riff clásico del rock pesado.
Es cierto que 250 años pueden parecer mucho para cualquier mortal. Pero no es nada en términos históricos. Beethoven está aquí y ahora con nosotros porque es parte de nosotros, de nuestra contemporaneidad, del latido propio de la música popular. Bien podría decirse que su música es la canción de cuna del universo tal como lo conocemos.
Fuentes
Why we need Beethoven, en https://theweek.com/articles/954117/why-need-beethoven
Why Beethoven still endures 250 years later , en https://www.avpress.com/opinion/why-beethoven-still-endures-250-years-later/article_bd5dc55e-40e3-11eb-9766-835886c093f5.html