José de la Peña es un egresado de Comunicaciones y Publicidad, y desde que se
enamoró de los libros quiso escribir algo significativo. Hace algunos años publicó su
primer libro “Breves paseos por Marte” y ahora está preparando un segundo con la
editorial Colmillo Blanco. Se hizo un tiempo y con la mejor buena onda contestó
nuestras preguntas.
Fue ese primer dialogo con los lectores. De hecho, hay una diferencia entre escribir
para uno mismo y escribir para compartir con los demás. Yo sentía que era un paso
que me iba a acercar un poco a mi visión de la literatura que tiene que ver inocentemente con cambiar el mundo. Pero más que nada fue un paso para reconfortarme a mi sobre el pasado que quise retratar en ese libro y confortar a otros sobre una realidad que podían tener que atravesar en algún momento o que pueda
que ya estaban pasando. Mucha gente me escribió identificándose con mis relatos y eso ha sido muy reconfortante y una gran experiencia.
Me interesan las historias muy humanas, que hablen desde la intimidad de cada persona. Eso que cada uno tiene y no se atreve a comunicarlo en público. Pueden ser los tormentos de penas pasadas, las dudas ante un futuro incierto, la violencia, frustración. No importa si lo hago desde el realismo o desde una ficción más mágica, pero siempre tiene que estar ese componente humano perverso y noble, con esa dualidad tan característica de nosotros.
Yo sé que muchos se irían por el tema de la pandemia o de no poder salir, pero yo de la pandemia lo que más rescato es el verdadero conocimiento de las personas. Como se han impuesto distancias de manera tan fácil entre personas que uno creo cercanas y te das cuenta que no lo eran tanto. Estas relaciones humanas que subyacen. Finalmente, como dicen, en las peores situaciones es que uno conoce de verdad a la gente.
El primero es un librito de relatos de Guy de Maupassant. Es un autor que, pese a que muchos lo recomiendan por sus cuentos, no tuve la oportunidad de leerlo. Me ha encantado., Tiene esa capacidad para retratar lo podrido de la sociedad de una manera cómica, sin la necesidad de renegar tanto, más bien un poco aceptando la realidad en la que nos movemos. Me parece muy oportuno en estos tiempos. Y el segundo libro es La Trampa de Magda Portal. Me llamó mucho la atención ver una obra tan política para una mujer de esa época y como retrata los bloqueos de la clase intelectual y política por su condición de mujer. Y también retrata todo lo que había debajo de APRA. Como una idea que era en un inicio tan bonita se tuerce como se tuercen muchas ideas. Por el deseo de las personas de mantener el poder.
Creo que ya pasé la etapa en la que podía envidiar a otros escritores. Cuando uno es
más joven y tiene esta efervescencia por a escritura quiere llegar a ser como alguien.
Pero creo que esta en el proceso de crecimiento del artista darse cuenta de que uno no tiene que ser como nadie. La verdad que no envidio a nadie, pero si admiro a muchísimos. Pero eso también depende del dia, mes y año en el que me lo preguntes.
No sé. Siento que tengo un problema con los personajes. Y es que no me engancho con ellos. Yo normalmente me engancho solo con la trama. Porque los personajes los veo como son. Personas que pueden ser de diversas características de donde uno puede identificarse con algo de cada uno de ellos. Pero a mí lo que me engancha es lo que tiene que suceder y las decisiones que toman los personajes. Eso siempre me ha llamado mucho a atención. Pero si tuviera que elegir algún tipo de personaje, elegiría a los determinados. Pueden dudar o sentirse asustados pero que siempre actúan. Odio a los personajes que se mantienen en silencio o simplemente son reactivos.
Primero poder estar la mitad de ese dia con mi familia sin que nadie joda ni se pelee. Luego pediría ir a un tonazo. Un fiestón con todos mis amigos, con trago por montones, porros, puchos, con mis bandas favoritas tocando toda la noche en una especie de festival. Y si ya voy a pedir un deseo pediría que mi literatura perdure.
Les recomiendo que lean a la gente de su propia localidad. Gente contemporánea, a sus coetáneos. Basta de andar como un loquito comprando a Cortázar y Vargas Llosa en todas sus ediciones. Los autores consagrados y los que ya se murieron están bien, pero ¿qué pasa con los autores como yo?, que recién empiezan y tiene muchas cosas por decir porque son relevantes ya que las escriban desde la actualidad. Les recomiendo eso, consuman arte local, contemporáneo, generando sus propias valoraciones sin dejar que la crítica te diga que ver o leer. La literatura y todo el arte es un proceso de exploración. Y no es exploración su alguien nos está marcando la pauta. Vivir la experiencia del arte como algo que nos mueva y reconforte.