
Phil Spector, detrás de la pared
Phil Spector murió a los 81 años luego de complicaciones por el COVID-19. Genio absoluto de la producción musical, inventó la famosa técnica sonora llamada Wall of Sound (Pared de Sonido) y fue una de las personas más influyentes en la historia del rock. Entre otras cosas, se lo considera el primer autor de la industria musical. Sin embargo, su carrera se vio empañada por su vida personal.
En el mundo del rock, o bien podría decirse de la música popular del siglo XX, no existió nadie comparable a Phil Spector. Influyente productor desde los comienzos del género fue el artífice de varios éxitos para grandes artistas, desde Los Beatles hasta Tina Turner. Spector comenzó su carrera en 1958, pero fue a principios de los 60, cuando apenas tenía 21 años, que fundó su propio sello discográfico. A partir de entonces, todo cambiaría.
En los 60, saltó a la fama por su histórica producción del grupo de mujeres negras The Ronettes, y también por su trabajo con los Righteous Brotheres y Darlene Love. A principios y mediados de esa década, Spector utilizó los estudios de grabación para crear un sonido único, tejiendo inmensas marañas de pianos, guitarras, baterías, cuerdas y, por supuesto, voces.
A Spector le gustaba comparar sus grabaciones con las óperas de Wagner, y sus arreglos y mezclas, elaboradas con impresionante detalle, de repente explotaron en las radios y en los discos monoaurales. Las grabaciones de “Da Doo Ron Ron” de las Crystals, “Be My Baby” de las Ronettes, y “Christmas (Baby Please Come Home)” de Darlene Love, cambiaron para siempre el aspecto sonoro de la música popular. Fue, de alguna manera, equivalente a la llegada del color al cine. Antes de Spector, los discos sonaban apagados, en blanco y negro; luego, al reproducirlo estallaba un mundo de maravillas.
Es una verdadera pena que hoy la figura de Spector sea imposible de disociar de su vida privada, en especial tras el asesinato de la actriz Lana Clarkson en 2003, crimen por el que fue condenado a prisión. Los problemas de Spector, sin embargo, empezaron mucho antes: era una persona peligrosa, agresiva y contradictoria, un misógino abusivo y violento, a la vez que un productor por el que otros músicos tenían una reverencia casi divina.
En 1966, abandonó la música por primera vez luego de que “River Deep – Mountain High” de Ike y Tina Turner fracasara en Estados Unidos. Regresó unos años más tarde, y nada menos que como productor de “Let It Be”, de los Beatles. Como se sabe, la grabación de ese disco fue bastante traumática. La abundancia de capas y capas de sonidos fastidió a Paul McCartney, quien años después publicó su propia versión de “Let it be” despojada de los arreglos de Spector.
Ya con Los Beatles separados, produjo los álbumes solistas de John Lennon y George Harrison. Desilusionados por el colapso de los Beatles, tanto John como George buscaron rejuvenecer su sonido recurriendo al genio que había hecho “Be My Baby”. Los resultados fueron las dos obras maestras de Beatles solistas: “All Things Must Pass”, de Harrison, e “Imagine”, de Lennon.
Cada vez que escuchamos “Imagine”, la canción, detrás de ese amable y melancólico sonido de piano y de los sutiles arreglos de cuerdas, está el genio de Spector. Y lo mismo puede decirse del disco de Harrison, obra maestra absoluta donde la paz del ex Beatle choca con la grandilocuencia de la producción. A algunos puede gustarles más o menos, pero es indudable que el sello de Spector resulta inconfundible.
Spector era tirano y controlador tanto dentro como fuera del estudio, propenso a los ataques de ira y, a medida que se acercaba la vejez, cada vez más obsesionado con las armas. En él, había algo que no funcionaba. A los 8 años, su padre se suicidó. Diez años más tarde, un Spector todavía adolescente logró su primer éxito como compositor con “To Know Him Is to Love Him”, de los Teddy Bears, cuyo título fue tomado del epitafio de la tumba de su padre (“To know him was to love him”).
Spector murió encarcelado por asesinato, y su costado oscuro siempre formará parte de su legado. Esas dos partes de su vida coexisten. Desde 1962 hasta 1966, ayudó a crear la música más increíble que el mundo haya escuchado. Brian Wilson, el genio de los Beach Boys, declaró que “Be My Baby” era el mejor disco jamás producido. La colección de cuatro discos de 1991, “Phil Spector: Back to Mono (1958-1969)”, sigue siendo una de las colecciones de rock indispensables para cualquier amante de la música.
Sin embargo, el productor murió solo en un hospital carcelario. Cumplía una condena de 19 años por el asesinato de Clarkson, quien el 3 de febrero de 2003 tuvo la desgracia de acompañar a Spector a su mansión de Alhambra; poco después, el chofer escuchó un disparo; luego declaró que el mismo Spector, al salir de la mansión, le dijo: “creo que he matado a alguien”.
Más allá de ese aberrante crimen, la obra de Spector es incuestionable y su contribución a la música sobrepasa incluso a la Pared de Sonido, que después de todo no es más que el síntoma destacado de un legado más importante: Spector fue el primer productor que creyó de forma firme y consecuente que la música hecha para adolescentes era algo que debía tomarse en serio. Con esa convicción construyó su pared musical, al tiempo que con su personalidad construyó una pared que lo llevó a aislarse y a convertirse en un triste monstruo.
Referencias:
Phil Spector was ‘ultimate example of the art always being better than the artist’, en https://www.smh.com.au
Phil Spector, Famed ‘Wall of Sound’ Producer Convicted of Murder, Dead at 81, en https://www.rollingstone.com